viernes, noviembre 28, 2008

Y de repente, un premio

No me lo esperaba, pero mira qué bien. Resulta que mi guión "Camas" ha sido finalista del III Concurso de Guiones de la Delegación del Gobierno en Aragón. Teniendo en cuenta que estos premios suelen tirar hacia otros géneros (viejos jugando a la petanca o historias de la Guerra Civil), no me esperaba rascar nada de este certamen al que me presenté con una comedia de acción surrealista, lo que sea que quiera Dios que sea eso. Pero resulta que casi gana. En fín, no me subvencionarán el cortometraje pero me llenarán el bolsillo.
El corto en sí es un poco más complicado de lo que me atrevo a afrontar en estos momentos, por lo que el guión se quedará en el cajón por ahora; pero con el dinero del premio es posible que haga algún cortometraje un poco más sencillo para ir aprendiendo. ¡A fín de cuentas, hasta ahora sólo he hecho cortos de un solo plano y montajes de fotos! ¡Ya es hora de dar el siguiente paso!
Sin prisa. Hoy, un concurso. Mañana, el mundo.

jueves, noviembre 27, 2008

Tres cosas que hacen que la última de Bond suponga un hito en la saga

En un desierto... sin agua... sin ideas... sin talento...
1. La peor canción de créditos de una película de Bond, EVER. ¿A quién coño se le ocurrió que Jack White podía componer un tema bondiano? A ver, los White Stripes estarán de moda y tendrán su público, tienen canciones buenas e incluso me atrevo a decir que un disco excelente (el White blood cells, no el sobrevalorado Elephant). Pero nunca han sonado a Bond, y nunca lo harán. Y Alicia Keys parece fuera de su género con este tema que, además, es mucho más insufrible en la mezcla utilizada en la película que en la editada comercialmente. ¿Merecía la pena hacer un dueto? ¿Por qué no hacer que la cantara directamente el autor? Por cierto, qué horror de secuencia de créditos, parecía que remontaban con Casino Royale pero han vuelto a la bazofia de las últimas de Brosnan. Echo de menos esas proyecciones sobre chicas bailando tan sencilas y a la vez tan efectivas.
2. La peor protagonista femenina de una película de Bond, EVER. ¿De dónde coño ha salido esta tía? ¿Tiene más de una expresión facial? Inédito en una chica Bond: no pone nada, nada. Aunque no sólo es culpa de la atribulada Olga Kurylenko. El realizador parece empeñado en desaprovechar un cuerpo que queda muy bien en los carteles pero que en pantalla no luce nada. Y en cuanto al guión... pero, ¿quién coño ha escrito esto? ¿Una rusa con nombre francés y del servicio secreto boliviano? ¡¡¿WTF?!! Caray, no voy a decir que todas las chicas Bond anteriores fueran grandes actrices ni mucho menos, pero al menos tenían un algo. Aunque comparte con Bond media película, en cuanto a morbo es fácilmente batida por la otra chica Bond de la peli, una pelirroja que sólo sale en tres escenas y que responde al nombre de Fields; en concreto, y según los créditos finales, ¡¡Strawberry Fields!! (no me extraña que se niegue a darle su nombre de pila a Bond). No, decididamente los guionistas no estaban inspirados esta vez.
3. La peor dirección de una película Bond, EVER. No tengo nada en contra de las escenas de acción sin sentido (de hecho, películas como Shoot'em up me parecen extremadamente divertidas). No tengo nada en contra de los montajes frenéticos y videocliperos de planos de un segundo. No tengo nada en contra de los planos con la cámara en movimiento. Pero sí tengo algo en contra de las escenas de acción sin sentido rodadas a base de planos de un segundo con la cámara en movimiento. Y más si se realizan con la suficiente falta de talento como para que el espectador acabe perdiendo las coordenadas espaciales de lo que está viendo, cuando no directamente que no sepa qué cojones está pasando. ¿Qué importa que Bond esté colgando boca abajo de un andamio, si no lo vemos, porque en pantalla tenemos un primer plano de su cara boca abajo visto fugazmente mientras la cámara pasaba por allí? ¿Podría rodarse una película de acción a base de imágenes estáticas, si se mueve la cámara lo suficientemente rápido delante de ellas y se monta a tres planos por segundo? (Bien pensado, si mueves la cámara más rápido aún, ni siquiera necesitas las imágenes) Hay una frontera entre lo visualmente espectacular y lo visualmente inaguantable, y Marc Foster ha conseguido cruzarla de todas las maneras conocidas, alguna hasta ahora sólo al alcance de Michael Bay. Uno se pregunta por qué se le encarga una película de Bond a un director que hasta ahora sólo había realizado películas de gente hablando, por más que algunas de ellas fueran notables. Debió decidirlo el mismo que contrató a Jack White. El caso es que las escenas de acción son tan embrolladas y aceleradas que apenas pueden seguirse, y por desgracia suelen ser muchas en las películas de Bond; mención especial para esa escena de lanchas en la que no te enteras de nada, y que consigue, ya es mérito, que añoremos los tiempos de El mundo nunca es suficiente. No todo es negativo, sin embargo: gracias a su frenética puesta en escena y a un guión sin chicha, el desastre dura sólo 106 minutos; en esta época de truños de más de dos horas, es de agradecer.
GENIÓMETRO: 1/5 bonds

¿La peor película de Bond EVER? No me atrevería a decirlo sin pensarlo seriamente, hay que reconocer que la saga ha tocado fondo varias veces; pero desde luego esta entrega no pasará a la historia.

jueves, noviembre 20, 2008

Los programas que veía de crío

Hoy he estado mirando esto y me he emocionado... ¡Me estoy haciendo viejo! Aquí están... ¡las series que veía de pequeño!


La Superabuela, mítico programa infantil británico de 1985 (con una segunda temporada en 1987) sobre una abuela que ganaba superpoderes accidentalmente y se dedicaba a luchar contra el mal, que recuerdo haber visto (y disfrutado) de crío gentileza de TVE que lo programó por las tardes. Y que tenía la mejor sintonía de TV de la historia, gentileza de un inspirado Billy Connelly (y que podéis escuchar completa aquí, en los títulos finales).


Dentro del laberinto, otra excelente serie británica, realizada entre 1980 y 1982 y escrita por antiguos guionistas de ese Doctor Who que es una institución en Inglaterra pero que aquí apenas se conoce. Unos niños se refugian de la lluvia en una cueva y encuentran a un mago llamado Rothgo al que deben ayudar a encontrar un poderoso objeto llamado Nidus que contiene su fuerza vital, y que una malvada hechicera llamada Belor ha robado y dispersado por el tiempo y el espacio, contenido en el interior de un laberinto. Una serie inteligente que no trataba a los niños como tontos y que en cada capítulo adaptaba pasajes históricos o clásicos de la literatura.


Chocky, otro impresionante programa infantil de producción británica, realizado entre 1984 y 1985, aunque de tono mucho más serio y oscuro. Basado en un libro del conocido autor de ciencia ficción John Wyndham, cuenta la historia de un niño que es utilizado por un extraterrestre que se mete en su mente como fuente de información sobre la Tierra, ayudándole a desarrollar una gran inteligencia y talento. Otra muestra de que la ficción infantil no tiene por qué ser naif.


En esa época comenzaron a llegar a la televisión española producciones de la Europa del Este, especialmente checoslovacas, que con pocos recursos pero un extraordinario sentido de la maravilla lograban engancharnos al televisor. Recuerdo títulos como Arabella o Maika, la niña del espacio, pero probablemente la obra maestra fuera Los visitantes, una maravilla de ciencia ficción en la que, ante la perspectiva de un cataclismo inevitable (un enorme asteroide va a impactar contra la Tierra), varios científicos del siglo XXV viajan 500 años al pasado para encontrar una fórmula que desarrolló de niño el que después se convertiría en el más grande científico de la historia y que después se perdió, que podría ser la última esperanza para mover la Tierra y evitar el desastre. Pero lo que se planeaba como un viaje de unos minutos al pasado acaba convertido en una estancia de varias semanas... Una miniserie de 15 episodios estupenda y con un final excelente.


Y, por supuesto, el gran programa de televisión de los 80, probablemente lo mejor que se ha hecho nunca en España para la pequeña pantalla: La bola de cristal. Un programa de culto repleto de dobles lecturas, con las mejores marionetas no hensonianas jamás realizadas (Los Electroduendes), que trataba a los niños como si fueran personas adultas, y tan totalmente iconoclasta que incluía mensajes subversivos e incluso decididamente antitelevisivos; de ahí su aceptación por parte de amplios y muy diferentes sectores sociales y su cancelación en 1988. Una obra cumbre de la producción nacional, realizada con escaso presupuesto pero mucho talento; conceptualmente tan moderna, que aún no la hemos alcanzado.

Este post está dedicado a esos (pocos) lectores que tengo que tienen en torno a veinte años y no tenían ni idea de que estos programas (o, al menos, algunos de ellos) existían. ¡Saludos!

viernes, noviembre 14, 2008

De Joann Sfar a Quentin Tarantino en cuatro grados de separación (documentados con vídeos)

Joann Sfar, para aquellos que no estéis muy puestos en materia de tebeos, es uno de los grandes autores del actual panorama del cómic francés. Creador junto con Lewis Trondheim de esa inmensa y maravillosa serie de dimensiones colosales que es La Mazmorra, ha sabido desarrollar una muy prolífica carrera como dibujante y guionista, con series como Professeur Bell, Petit Vampire, Grand Vampire o El gato del rabino, entre otras, sin olvidar sus Carnets de viaje.
Y además toca el ukelele.
Esto último no parece gran cosa, dicho así, pero el caso es que esa afición le ha llevado a hacerse amigo de Mathias Malzieu, líder del grupo Dionysos, con quien colabora habitualmente: Sfar le ha realizado las portadas de sus últimos discos e incluso (con la colaboración de Kerascoët) el videoclip de la canción Tes lacets sont des fées, incluída en su disco Monsters in love:

Por cierto, también con Kerascoët realizaría Sfar otro videoclip, Hyacinthe, para Thomas Fersen, que no me resisto a poner aquí:

Pero, volviendo a Mathias Malzieu, la colaboración de Sfar con éste llevaría al dibujante a ilustrar los libros publicados por el cantante. Porque Malzieu ha escrito un par de libros en los que cuenta la historia de los personajes de los que habla en sus últimos discos, habitantes de un mundo muy personal y mágico de influencias burtonianas. En Maintenant qu'il fait tout le temps nuit sur toi (2005) cuenta la historia de los diversos personajes que poblaban las canciones de Monsters in love, mientras que en su secuela, La mecánique del coeur, va más allá al integrar a varios de estos personajes (y otros nuevos) en una única historia, construyendo una novela y un álbum conceptual con colaboraciones de lujo (incluyendo a Jean Rochefort, Eric Cantona o Rosy de Palma) sobre un chico al que implantan un corazón mecánico que le mantendrá con vida en tanto que no se enamore; por desgracia él se enamora de una cantante andaluza.
Stéphane Berla hizo este videoclip para el tema Tais toi mon coeur, del citado disco La mecánique del coeur. El éxito cosechado ha convencido a Luc Besson para producir una película que adapte la historia, utilizando estas mismas técnicas de stop-motion, y de la que Malzieu será uno de los guionistas:

En este último tema (como en todos los del álbum en los que tiene voz Miss Acacia, la cantante andaluza de la que se enamora el protagonista) Malzieu y su banda son acompañados por Olivia Ruiz, que es la pareja de Malzieu. Olivia es una cantante de orígenes españoles que ha obtenido un notable éxito en su país, especialmente gracias a La femme chocolat, una simpática canción que le escribió Malzieu y que ahora ha publicado en español para intentar introducirse en nuestro mercado. Aunque a mí me gusta más en francés:

Precisamente a ese intento de introducirse en el mercado español obedece, sin duda, su aparición en Los conciertos de Radio 3, donde interpretó un clásico mexicano que suele llevar hace tiempo en su repertorio: Malagueña salerosa.

Un clásico que, en su momento, ya utilizara Robert Rodríguez, en una versión orquestada, para abrir esa película tan denostada y para mí tan disfrutable (y a la que aún debo un post defendiéndola) que es El mexicano:

Precisamente para esa película crearía Robert Rodríguez la banda Chingon. Con músicos de varias bandas de rock mexicano con sede en la ciudad tejana de Austin, hogar del realizador, y con los componentes del grupo Del Castillo como núcleo, Chingon aportaría varios temas a la banda sonora de El Mexicano, colaboraría en otros proyectos posteriores de Rodriguez e incluso editaría un disco (Mexican spaghetti western, inicialmente, sólo a través de su web), en el que ya se incluiría su apoteósica versión de Malagueña salerosa, una versión extraordinaria que el aclamado Quentin Tarantino, gran amigo además de Rodríguez, utilizaría como cierre de su antológica Kill Bill:

Y con eso ya hemos llegado al final. Joann Sfar-Mathias Malzieu-Olivia Ruiz-Malagueña salerosa-Quentin Tarantino. Cinco nombres, cuatro pasos. ¡Prueba conseguida!