Ahora que la gente de Los Fotones Caníbales está recuperando cortometrajes clásicos de algunos maestros, ¡qué menos que recuperar yo también algún clásico! Así que tiro de archivo a ver que encuentro y... ¡ajá!
Imaginad. Años 70. Pinseque, pueblo aragonés de unos 1200 habitantes. Un grupo de amigos apasionados del cine y de las películas del oeste deciden hacer sus propias películas. Armados con una super-8 y liderados por Simeón Pimpinela, crean Estudios El Padrino y ruedan tres westerns que se proyectaron en el pueblo. Treinta años después las películas se encuentran y son restauradas y remasterizadas. He aquí Pisando barro, la primera de ellas y la única a la que he podido echar mano.
La película va a crear sensaciones extrañas. Por un lado, se notan las precariedades presupuestarias, narrativamente hay notables carencias, como western no pasa de ser una sucesión de tópicos, y los diálogos no hay palabras para definirlos; pero por otro, con el paso de los minutos se empieza a notar que los autores asumen que no son Sergio Leone y sólo se preocupan de pasárselo bien y hacer algo divertido, hay momentos realmente delirantes y surrealismo del bueno (porque todo el mundo sabe que el mejor surrealismo es el del Aragón rural, el de Buñuel y Pepín Bello), y la música y el doblaje (inexpresivo y con acento baturro cerrado) le terminan de dar un toque demencial al conjunto.
Yo no sé a vosotros, pero a mí, sinceramente, me parece genial.
viernes, julio 07, 2006
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