jueves, marzo 03, 2011

¡Ojo!

El hito literario al que voy a dedicar el post de hoy no supondrá un descubrimiento para los más avezados fanáticos del género fantástico ni para los más experimentados frikis. Sin embargo, para la gente de la calle resulta una obra totalmente desconocida. Yo lo descubrí ayer y puedo asegurar que lo que hallé entre sus páginas me cortó la respiración. Sí, la verdad es que por momentos me quedé sin aliento, me sobrevino la tos, mi cara se puso roja y por mis mejillas caían casi tantos lagrimones como aquel día que traté de quitarme la lentilla sin darme cuenta de que ya no la llevaba puesta... y todo a causa de un incontrolable ataque de risa que me sobrevenía una y otra vez a medida que avanzaba por el texto. Hoy quiero compartir con vosotros esa experiencia. Hoy quiero dedicar un post a... ¡¡¡El Ojo de Argón!!!
El ojo de Argón no estaba destinado a tener una difusión masiva. Tan sólo era un relato corto escrito en 1970 por un chaval de St Louis de 16 años llamado Jim Theis. Una historia corta claramente deudora de las de Conan el Bárbaro y que destacaba, básicamente, por su abigarrada prosa, su proliferación de adjetivos completamente inadecuados y su desconcertante colección de nombres propios con déficit de vocales y capítulos numerados con fracciones. Para colmo de males, el original había sido mimeografiado (guau, ya ni me acordaba de esas viejas máquinas para hacer copias que había antes de las fotocopiadoras) a partir de un esténcil realizado con una vieja máquina de escribir puesta en manos de un mecanógrafo no demasiado hábil, y estaba lleno de erratas, tachones y letras que apenas se leían. En suma, que el resultado era lamentable. De todas formas, tampoco es que aquello fuera a leerlo demasiada gente, ya que iba a ser publicado en un fanzine local con una modesta tirada de unos pocos cientos de ejemplares.
Pero ya vimos cuando hablamos de las Shaggs que a veces las Leyes de la Improbabilidad se alinean para sacar a la luz las más insospechadas obras de arte y convertirlas en piezas de culto. El escritor Thomas N. Scotia (autor, entre otras obras, de la novela en que se basó El coloso en llamas), que vivía en la ciudad, consiguió años después un ejemplar y, a pesar de que a su copia le faltaba el final del relato, quedó tan impresionado por el descubrimiento que se lo envió a una amiga de California, la escritora Chelsea Quinn Yarbro. Y ésta, igualmente conmocionada, no pudo evitar dárselo a conocer a sus fans. Y dado que esta autora se dedicaba a géneros como el horror, el fantástico y la ciencia ficción, podéis suponer el grupo de frikazos que eran. Así que, por supuesto, les encantó. Y les gustó tanto que comenzaron a copiar y difundir el relato.
Pronto la lectura de "El Ojo de Argón" se convirtió en un evento habitual en las convenciones de frikis de fantasía y ciencia ficción de todo el país. En ellas se celebraba un desafío consistente en la lectura del texto en voz alta, con cara seria, respetando todas las erratas del texto tal cual fueron escritas, y sin echarse a reir; otras versiones del desafío incluyen hacerlo tras inhalar helio. Llegar a leer tres cuartos de página era considerado un grandísimo logro. También se ha convertido esto en un juego: un grupo de amigos se reúnen en círculo y uno empieza a leer hasta que tropieza en el texto o no puede aguantar la risa, entonces pasa el texto al amigo de su derecha, que lee a partir del punto donde cedió el anterior, y así hasta completar el relato, ganando aquél que más líneas haya sido capaz de leer (y no es extraño pasar el turno sin haber sido capaz siquiera de leer la primera palabra, al empezar a reir apenas poner la vista en el texto; ¡tal es el poder del Ojo de Argón!).
En 1983 Don Simpson, por entonces esposo de la Yarbro, realiza la primera transcripción del texto a ordenador, copiando manualmente del original para tratar de ser lo más fiel posible al texto y no cometer nuevas erratas... ni accidentalmente reparar las viejas. Esta transcripción se convertiría en canónica cuando poco después un amigo suyo la sube a la entonces aún casi prehistórica Internet (no te extrañes; ¡siempre la han dominado los frikis!), y sería la base de casi todas las copias que circulan aún hoy por la red.
Con la progresiva globalización de la red la difusión de este relato se vería exponencialmente multiplicada. Y ese aumento en popularidad daría lugar a la publicación de dos ediciones impresas del relato, en 1995 (extrañamente no acreditada a su autor sino a G. Ecordian, referencia al protagonista del relato) y en 2006 (también con una errata en el nombre del autor, por cierto). Esta última edición incluye el final, que se creía perdido hasta que en 2005 se encontró una copia del fanzine original en una biblioteca de la Eastern New México University; en su momento hubo bastantes dudas sobre su autenticidad, pero el descubrimiento de otro ejemplar en 2009 parece haberla confirmado definitivamente.
Por desgracia no todo son risas en esta historia. El autor, James Theis, murió en 2002, a los 48 años. Theis había desarrollado una larga carrera profesional como periodista, y era conocido en el mundillo del coleccionismo como vendedor de programas de radio antiguos. Sin embargo, nunca volvió a escribir ficción; probablemente porque, como declaró en varias entrevistas, se sentía ofendido por cómo la gente se burlaba de él por algo que había escrito hacía tanto tiempo.
Y ahora que ya conocéis la historia del relato, supongo que tendréis curiosodad por el relato en sí... pues vamos allá con los enlaces (si no sabes inglés, puedes pasar directamente al último)
- THE EYE OF ARGON, para que los puristas lo puedan leer en versión original. En este enlace se incluyen las ilustraciones que aparecían originalmente en el fanzine junto al texto (y que están a su altura) y el final de la historia.
- EL FANZINE ORIGINAL, no está completo pero sí se pueden ver las portadas y la pinta que tenía el texto en su entorno original.
- LA VERSIÓN MST3K. Como a estas alturas cualquier lector del blog debería ya saber, siento una especial devoción por ese maravilloso programa en que un humano y dos robots se dedicaban a reírse a base de comentarios jocosos de las horribles películas que dos mad doctors les proyectaban. En 1996 el programa aún se emitía, y alguien pensó que sería buena idea escribir una versión en que los personajes del programa, en vez de ver una película, tuvieran que leerse este relato. El resultado es absolutamente desternillante.
- EL OJO DE ARGÓN, VERSIÓN ESPAÑOLA, traducido por José Beltrán Escavy. Decae bastante respecto al original. Se pierden algunas figuras retóricas, involuntarios dobles sentidos y, por supuesto, la aleatoreidad de las erratas, pese al esfuerzo del traductor por tratar de respetarla en espíritu. Pero si no sabes inglés es la mejor aproximación que tienes.

Este post va dedicado a todos esos que me dicen que actualizo poco y luego no se leen mis entradas porque dicen que son muy largas. ¿Qué queréis de mí, un puto twitter?