martes, enero 06, 2015

Lo mejor del 2014: cómics del año

Continuamos con el resumen del año con la ya habitual selección de los mejores cómics del 2014. Ahora que se ha puesto de moda menospreciar este tipo de listas porque las hace todo el mundo y ya no son cool, yo sigo, en parte por costumbre y en parte porque ¡es divertido hacer listas! Aunque debo decir que este año ha sido especialmente difícil. Ha sido un año muy, muy bueno, con mucha calidad. He tenido que dejar fuera obras estupendas. Por no olvidarme de ellas, debajo de la lista hay un extenso apartado de menciones especiales. Incluyendo cosas que me han dicho que están bien pero no he leído, porque, eh, así me acuerdo de echarles un vistazo cuando sea.
Como siempre, aquí hay tanto tebeos aparecidos este año en el mundo como tebeos que han sido publicados en España este año y que no había leído en versión original cuando salieron. Pero había que elegir quince, y finalmente esta ha sido mi selección:

15. NOSOTROS LLEGAMOS PRIMERO, de Furillo

Sin perder su habitual sentido del humor y su estilo deudor del underground, Furillo firma una de las obras más descacharrantes del año, una fusión genial entre la españolada más rancia y la ciencia ficción en la que se narran los esfuerzos de la España franquista por ganar la carrera espacial y ser los primeros en poner su bandera en la Luna. Una odisea que, como no puede ser de otra manera, va a verse amenazada por espías, pero también por chanchullos, corruptelas, chapuzas, puteríos y otras sordideces que pueden ser mucho más letales para el objetivo de la misión. El tebeo español más divertido del año.

14. SAM ZABEL Y LA PLUMA MÁGICA, de Dylan Horrocks

Confieso que soy muy fan de Dylan Horrocks, así que no creo poder juzgar su trabajo con objetividad. Cada cosa nueva que leo suya me parece genial. En esta ocasión nos encontramos con el alter ego más habitual de Horrocks, el dibujante Sam Zabel (tan alter ego suyo que es, en el universo horrockiano, el autor de Pickle, el fanzine que autoeditaba el propio Horrocks en la vida real) atravesando una fase de bloqueo creativo, hasta que un día encuentra un extraño cómic sobre Marte y se ve transportado a su interior. A partir de ahí comenzarán sus aventuras, junto con una joven dibujante y una extraña chica japonesa que parece sacada de un manga, por el interior de varios cómics en pos de la pluma mágica que permite crear esos cómics en los que se puede entrar. Un nuevo canto de amor al medio del creador de Hicksville.

13. MURDERABILIA, de Álvaro Ortiz

Quizá el giro final no sea tan catártico como el que cerraba Cenizas, pero Murderabilia es una obra más redonda. Álvaro Ortiz se confirma con un trabajo más contenido y menos alocado, un relato macabro sobre un aspirante a escritor que vende los gatos de su difunto tío a un coleccionista de objetos morbosos y, por pura casualidad, encuentra todo lo que estaba buscando, una vida (amor y trabajo) y un tema sobre el que el escribir, sin darse cuenta de que ambos pueden ser incompatibles. Una historia tensa en la que Ortiz sigue ampliando sus registros y creciendo como autor.

12. VERSUS, de Luis Bustos

Bustos demuestra que es uno de los mejores autores del cómic español actual con esta historia, que parte de un relato de Jack London, sobre un campeón de boxeo venido a menos que debe seguir luchando para mantener a su familia. Bustos se maneja con elegancia a través de cambios de estilo, de diferentes diseños de página, de juegos con la tipografía... para transmitirnos las emociones que bullen en el interior del protagonista a lo largo de una pelea que puede ser en la que más se esté jugando de toda su vida.

11. AQUEL VERANO, de Jillian Tamaki y Mariko Tamaki

La historia de una niña que va a pasar el verano a la casa que su familia tiene en la playa. Lo que empieza como una historia muy cotidiana, con la niña pasando el tiempo nadando en el mar o jugando con una amiga, poco a poco va torciéndose a medida que salen a la luz los problemas familiares de la protagonista y los conflictos de algunos otros personajes con los que se cruzan, hasta alcanzar un final catártico en que todo confluye. Una lectura muy recomendable.

10. LAST MAN, de Balak, Sanlaville y Vivès

Quién nos iba a decir que el mejor manga del 2014 sería francés. Bueno, en realidad el diseño de personajes y el ritmo de la narración no tienen nada de japoneses, pero el formato, el argumento inicial y el desarrollo basado en las constantes peleas que deben afrontar los héroes remiten bastante al shonen. La serie se centra (al menos en principio) en el pequeño Adrian Velba, estudiante de primer año de la escuela de combate del maestro Jensen, que sueña con participar en el gran torneo anual; la casualidad le llevará a formar equipo con el misterioso Richard Aldana, un fornido extranjero que ha venido para ganar el torneo y que le acepta como compañero simplemente porque hace falta tener uno para poder ser inscrito. A partir de ahí da comienzo una aventura repleta de peleas y extremadamente entretenida en la que pronto queda claro que la mayor parte de los personajes esconden secretos. Puro entretenimiento.

9. SOUTHERN BASTARDS, de Jason Aaron y Jason Latour

Un hombre regresa por unos días a su pueblo natal después de cuarenta años y se encuentra con el dominio de un entrenador de fútbol que controla el lugar con mano de hierro. Por desgracia, no es el tipo de hombre que mira hacia otro lado. Una especie de western moderno en el que el guionista de Scalped se centra en la América profunda de los estados sureños. Algo de Solo ante el peligro, una tensión creciente a lo Peckimpah y una ambientación cuidada al detalle, a fin de cuentas los dos autores proceden de aquella zona, para un cómic que va a mejor a medida que pasan los números.

8. RALPH AZHAM, de Lewis Trondheim

Da gusto comprobar que Trondheim ha vuelto a territorios cercanos a La Mazmorra. Su nueva saga épica es, como aquella, una vibrante serie de aventuras en un mundo de fantasía heróica, si bien en un tono menos divertido y mucho más cínico que en la mítica serie que escribía con Joann Sfar. En Francia ya han aparecido siete álbums, pero por el momento en España solo se han publicado los tres primeros, momento en el cual he podido descubrir la serie. La historia se centra en las aventuras de Ralph, un joven que fue azulado, un fenómeno que se produce algunas noches por el cual algunos niños toman una tonalidad azul y adquieren poderes. En principio los niños azulados son enviados al servicio del Rey, pero Ralph por alguna razón fue devuelto a casa y desde entonces es tratado como un paria por el resto de la aldea. Acontecimientos imprevistos revelarán secretos y harán que Ralph tenga que partir en busca de su destino. Trondheim muestra su talento en esta obra y hace un tebeo entretenidísimo y con una trama que engancha. Muy recomendable.

7. RURAL, de Etienne Davodeau
Publicada originalmente en Francia en 2001, ha tardado bastante más de una década en aparecer en España, pero eso no ha hecho que la obra pierda un ápice de fuerza. Documental en forma de cómic sobre la construcción de una innecesaria autopista por en medio de una tierra de cultivos y cómo cambia la vida de algunos afectados, como un grupo de agricultores ecológicos o un matrimonio cuya casa se encuentra justo en el recorrido de la autopista. Pese a los años que han pasado se siente extrañamente actual para ser leída en esta España de hoy de obras faraónicas y atropellos arbitrarios. Una obra más que recomendable.

6. THROUGH THE WOODS, de Emily Carroll

Esta joven dibujante canadiense ya se había dado a conocer con su participación en revistas y antologías o con cómics publicados en Internet, siempre dentro del género del horror gótico. Pero la promesa se ha hecho realidad con su estupendo primer libro, una colección de historias cortas de terror que no solo mantienen el nivel de lo que hasta ahora había publicado, sino que incluso lo supera. Una de las sorpresas agradables del año.

5. LAZARUS, de Greg Rucka y Michael Lark

Las aventuras de Forever, el brazo armado de la familia Carlyle en un futuro distópico en que el mundo está dominado por unas pocas familias, van a más número a número, a medida que Rucka y Lark nos van mostrando cada vez más cosas del universo que han creado y la tensión va creciendo a cada nuevo arco argumental. Una de las mejores series de esta época dorada de Image.

4. FABRICAR HISTORIAS, de Chris Ware

Este monumental trabajo de Chris Ware me genera sentimientos enfrentados. Por un lado, ¿cómo no dejarse cautivar por la maestría de Ware a la hora de diseñar y planificar una obra que juega con el formato (los formatos) de modo tan extremo, obligando al lector a modificar la forma con la que afronta la lectura? Pero por otro, a pesar de que tiene momentos excepcionales, la historia que cuenta, en realidad una colección de pasajes en la vida de varios personajes cuyas vidas se cruzan en un momento dado en que viven en el mismo edificio, es inferior a trabajos anteriores del mismo autor como Jimmy Corrigan, e incluso en algún momento no consigo entrar en ella (¿soy el único que piensa que las historias de la abeja chirrían totalmente con el tono del conjunto?). Y no me parece que Ware haya aprovechado al cien por cien todas las posibilidades que ofrecía su juego con los formatos. Aunque, claro, eso es como quejarse de que el Sgt. Pepper's de los Beatles no le saca todo el jugo a su condición de disco conceptual: puede que sea verdad, pero eso no lo hace menos impactante. Quizá simplemente es que Ware lleva tanto tiempo haciendo cómics geniales que uno más ya no sorprende tanto.

3. SECONDS, de Bryan Lee O'Malley

No lo tenía nada fácil el autor canadiense para mantenerse a la altura de ese éxito comercial y obra generacional que constituyen los seis volúmenes de Scott Pilgrim. Sin embargo, O'Malley ha sabido salir airoso del reto con una historia sobre una cocinera que descubre una manera de rectificar errores del pasado, pero que pronto va a descubrir que eso no le garantiza los resultados deseados. Espíritus hogareños, setas mágicas, sueños que se convierten en pesadillas, universos paralelos y traumas románticos convergen en esta novela gráfica que muestra que lo de su autor no fue flor de un día.

2. BALAS PERDIDAS, de David Lapham

Si alguien dudaba sobre si David Lapham mantendría su toque después de una década alejado de su obra principal, habrá respirado tranquilo. Después de un puñado de entregas ha quedado claro que su talento sigue intacto y que sigue siendo uno de los mejores autores de género negro de la actualidad, y eso a pesar de que el arco principal de sus primeros números tras la reaparición de la serie haya estado centrado en una historia de amor adolescente. Una lectura imprescindible.

1. LAS MENINAS, de Santiago García y Javier Olivares

La biografía no es un género fácil, pues la naturaleza de la vida no suele prestarse a la habitual estructura narrativa de tres actos. Los autores salen extraordinariamente bien parados del reto vertebrando la vida de Velázquez en torno a la investigación que se hace sobre su persona para determinar si merece que le seas concedida la Orden de Santiago, salpicando el relato con pequeños vistazos a las reacciones e influencia que su obra, y especialmente la que da título al libro, tendría en artistas posteriores. Además de una biografía muy amena, la obra es también un estudio sobre el arte y los procesos creativos. Magistral.

MENCIONES ESPECIALES:
El cómic estadounidense parece estar atravesando una nueva época dorada. Lógicamente las ventas nunca van a parecerse ni remotamente a las de la Edad de Oro, pero a nivel de calidad es fácil argumentar que se están viviendo algunos de los mejores momentos de la historia del formato comic-book.

Nunca he sido seguidor de las dos grandes, pero algunas de las obras que se están haciendo ahora mismo en Marvel y en DC están recibiendo críticas excelentes: la mayoría de las listas americanas de lo mejor del año incluyen cosas como el Multiversity de Morrison o la nueva Ms. Marvel, pero no las he leído, aun así dejo aquí constancia de ello.
DC, además, tiene en su línea Vertigo títulos como Trillium, Bodies, F.B.P. o los regresos de Sandman y Astro City, y ha cerrado (sin llegar a la altura de su estupenda primera mitad) la tremenda The Wake. Por su parte Marvel en su sello Icon ha cerrado el arco de Kickass y Powers, mientras que ha lanzado The United States of Murder Inc., lo nuevo de Bendis y Oeming.

Valiant, por su parte, se ha ganado el aplauso general por desarrollar lo que parece ser el tercer universo superheróico coherente del cómic americano, con Archer & Armstrong como serie más conocida. Dark Horse, mientras tanto, sigue publicando buenos títulos como Usagi Yojimbo, Mind MGMT o Furious (de Victor Santos), por no hablar del crossover más esperado: Groo vs Conan. También Boom! Studios han tenido un año bastante bueno, con títulos como The Woods, Translucid, The Empty Man, Lumberjanes, Black Market (también de Víctor Santos) y, mi debilidad, la apocalíptica miniserie Memetic. Y Archie Comics ha dinamitado su universo, más clásico americano que la tarta de manzana, en sus dos colecciones alternativas: matando a Archie Andrews en su versión adulta de Life with Archie: the married life, y enfrentándolo a un apocalipsis zombie en la brutal pero sorprendentemente efectiva Afterlife with Archie.

Pero un año más, destaca Image, que podría copar una lista por sí sola. Cuatro títulos en la lista. Y Saga sigue siendo una de las mejores series del mercado, aunque este año haya decidido (con dolor) dejarla fuera de la lista. Y ahí están también The Manhattan Projects, East of West, Starlight, Zero, Shutter, Trees, Manifest Destiny, Thief of Thieves, Invincible, The Walking Dead, Velvet, Morning Glories, Deadly Class, Pretty Deadly, Rocket Girl, Alex + Ada, Low, Drifter, Sex, Real Heroes, God Hates Astronauts, Wytches, Copperhead, Birthright, Nailbiter, Outcast, The Fuse o, las que más cerca han estado de hacerse con un hueco en mi lista final, The Fade Out, Rat Queens, Sex Criminals y The Wicked + The Divine.

Y por supuesto otras editoriales también han publicado títulos que he disfrutado: El momento de Aurora West, entretenido spin-off del Battling Boy de Paul Pope dibujado por David Rubín; Nemo: Roses of Berlin, la nueva entrega del spin off de la Liga de los Caballeros Extraordinarios, que también estuvo al borde de la lista, y que quizá peque de ser demasiado lineal, pero tiene una pelea final que me encanta, que Alan Moore sigue siendo muy grande; la envolvente Caliban; La mujer rebelde, esa biografía que Peter Bagge hizo de Margaret Sanger; Rachel Rising, una de mis favoritas, que este año se ha caído también por poco de la lista; la divertida D4ve; y, bueno, yo me reí muchísimo con el primer número de Pregnant bitches of war, aunque su concepto es tan loco que decayó irremediablemente en los siguientes.
En cuanto al cómic europeo, estoy mucho menos actualizado. Me han recomendado mucho Solos, pero a mí no me ha terminado de entrar. Y Aama y Cowboy Henk, pero no los he leído. En cambio sí me gustó Texas Cowboys, de Trondheim y Bonhomme, en la tradición de los dibujantes franceses de hacer buenos westerns.

Los lectores habituales sabrán que otros años ha habido webcomics que han encontrado su lugar en mis listas. Este año no ha sido el caso, pero sigue habiendo bastante calidad en la red si se sabe buscar. Por ejemplo, ahora estoy totalmente enganchado a Eh, tío.
Pero es que mis webcomics favoritos me han tenido un poco abandonado. Subnormality apenas actualiza, aunque cuando lo hace merece la pena. Homestuck ha regresado recientemente tras una gigantesca pausa y aún está cogiendo velocidad de nuevo. Nimona terminó. Incluso el ritmo de publicación de dos webcómics magistrales como The Hip Hop family tree o Bouletcorp se ha resentido, aunque no sin que hayamos podido leer alguna genialidad. Y Águila coja apenas acaba de empezar. En fín, siempre nos quedarán Masquemascotas y Crónicas PSN.
Por otro lado, cada vez está más extendido lo de la edición por internet. Buena parte de los escindidos de El Jueves montaron Orgullo y Satisfacción. Y Marcos Martín sigue con su Panel Syndicate, donde sigue con su espectacular The Private Eye, escrito por Brian K. Vaughan, y acaba de fichar a Albert Monteys para hacer Universo!, su visión de la ciencia ficción. ¡Esperemos que les vaya bien y por muchos años!

También el cómic español ha tenido un año bastante bueno. Santiago García, además de Las Meninas, ha firmado al menos otros dos cómics que me han gustado mucho (aún ha hecho otro más, pero ese no lo puedo recomendar porque no lo he leído), el pequeño en tamaño pero grande en resultado Tengo hambre, con Manel Fontdevila, y el estupendo ensayo-ficción Fútbol: la novela gráfica, con Pablo Ríos. También con el fútbol como tema central estaba otro tebeo que me ha gustado bastante, el Dream Team de Mario Torrecillas y Artur Laperla.
Otras obras destacadas han sido el ejercicio de nostalgia de Juaco Vizuete en Lo primero que me viene a la mente, las divertidas historias autobiográficas de Jorge Riera (ilustradas por varios autores) en Putokrio, la recopilación de Andanzas de un hombre en pijama de Paco Roca, la biografía del genio desconocido hasta por sus amigos que hace Carlos Giménez en Pepe, el libro colectivo Viñetas de vida, que sólo he podido leer una parte y que está bastante bien... también me han hablado muy bien de Yo asesino de Altarriba y Keko (nada que ver conmigo) y de unas cuantas obras más pero no las he leído y no puedo juzgar...
Y para acabar, decir que especialmente brillante ha sido la cosecha de cómic en Aragón, donde El último aragonés vivo de Terrer, Azagra y Revuelta, la recopilación de Jano, in corpore sano de Bernal y el libro de cocina en cómic Estoy hecho un cocinicas de Xcar, Azagra y Revuelta han arrasado en ventas. Y no se puede olvidar el divertidísimo Resaca de la oscense Mamen Moreu y el emotivo The Cartoonist de Paco Hernández y el zaragozano Daniel Cardiel, a sumar a las obras de Furillo y Ortiz que ya habían entrado en la lista. Un gran año.

¡Y eso ha sido todo, que no es poco! Espero que hayáis disfrutado de este resumen. A partir de mañana retomaremos nuestra programación habitual.