
Christopher Nolan (autor de Memento, El truco final o los dos últimos Batmans) aprovecha su condición actual de director estrella en Hollywood para llevar a cabo una carísima producción que de otro modo nunca podría haber realizado. La película no carece de defectos, no faltan algunas trampas de guión y hay un exceso de movimiento de cámara y cierta confusión en algunas escenas de acción pura, pero todo es perdonable cuando el resultado resulta tan impresionante, tan espectacular y, en fín, tan entretenido. Y si bien no puede obviarse que bebe mucho de ilustres predecesores, no le faltan sus propios hallazgos (el uso de la música, el concepto de "patada" como acción destinada a la interrupción inmediata del sueño, o esa cuenta atrás maravillosa en la que se debe simultanear la resolución de los acontecimientos en varios niveles de realidad diferentes) como para brillar con luz propia.
Y por último, ¡vaya pedazo de reparto! ¡Vaya colección de actores! Di Caprio nunca ha sido objeto de mi devoción, pero ahí estaban también Marion Cotillard, Ken Watanabe, Cillian Murphy, Ellen Page, Joseph Gordon-Lewitt... para no hablar de veteranos como Tom Berenger o esos ilustres cuya participación se reduce a poco más que un cameo, Pete Postlewaithe y El Nunca Lo Suficientemente Alabado Sir Michael Caine. Casi nada.
En suma, una película más que recomendable.

GENIÓMETRO: 4/5 grouchos




No hay comentarios:
Publicar un comentario