jueves, mayo 23, 2013
El fenómeno Homestuck
Muchos aficionados españoles a los cómics no han oído hablar nunca de Andrew Hussie. Y, sin embargo, ahora mismo es uno de los autores más seguidos del mundillo. Su obra es objeto de culto y tiene literalmente millones de seguidores (algunas de sus actualizaciones más esperadas consiguieron colapsar los servidores en que estaban alojadas en cuestión de minutos), fundamentalmente gracias a su más reciente trabajo, el enorme Homestuck, que supera las seis mil páginas y todavía no ha concluído.
Hussie inició su trabajo con Jailbreak, una aventura concebida como un juego en un foro de internet, en el que se utilizaba la primera sugerencia que postease cualquier forero, por ridícula que fuera. Esto llevó a una historia un tanto azarosa que, sin embargo, estableció el formato de los posteriores trabajos de Hussie, imitando la dinámica de la ficción interactiva y haciendo avanzar la historia a base de órdenes dadas a los personajes.
Animado por el resultado, en junio de 2007 crea el sitio web MS Paint Adventures, donde publica sus webcomics e inicia su segundo proyecto, Bard Quest, sobre un bardo medieval metido a cazadragones, en el que sigue con el sistema de aceptar sugerencias de los lectores y experimenta con la posibilidad de bifurcar la historia y convertirla en una especie de "Elige tu propia aventura". Por desgracia la multiplicidad de hilos argumentales hace que la historia se le vaya de las manos y es abandonada tras apenas un mes de publicación.
Tras un cierto tiempo de pausa, Hussie regresaría en marzo del 2008 con Problem Sleuth, que se prolongaría durante 13 meses y 1700 páginas, convirtiéndose en un éxito entre los aficionados y en su primer (y, hasta ahora, único) trabajo en ser finalizado. La historia en principio es una parodia del género negro, con un detective intentando salir de su oficina, pero los acontecimientos escalan rápidamente hacia la fantasía y la ciencia ficción, y el argumento va desmadrándose progresivamente.
Pero es en 2009 cuando da comienzo la obra que realmente le ha proporcionado a Hussie mayor notoriedad. Homestuck comienza a un ritmo lento centrándose en un niño llamado John Egbert que el día de su cumpleaños intenta jugar a un juego interactivo particularmente inmersivo (no tardaremos demasiado en comprobar las repercusiones que el juego tiene en la vida real). Las primeras cien páginas son las menos interesantes (aunque establecen la base de ciertos chistes recurrentes que aportarán muchísimo más de lo que cualquiera hubiéramos previsto al leerlos), pero una vez que John instala el juego y comienza la partida, la montaña rusa no hace sino acelerar en una orgía in crescendo de mundos extraños, universos paralelos, viajes en el tiempo y amenazas cósmicas. Si el primer acto tiene un protagonista claro en John, a partir del segundo acto el protagonismo se hace extensible a sus amigos Rose, Dave y Jade, y seis mil páginas después el listado de personajes ha superado el centenar y los que pueden considerarse verdaderos protagonistas al menos se han triplicado. Igualmente, la localización de la historia ha ido expandiéndose ampliamente, de manera que si el primer acto transcurre íntegramente en casa de John, seis mil páginas después la acción se ha extendido a cinco universos y algunos espacios intermedios.
El arranque lento se debe en cierta medida a que en un principio Hussie seguía utilizando el método de aceptar sugerencias de órdenes de sus seguidores, pero llegó un momento en que abandonó el método, en parte porque su colonia de fans había crecido demasiado como para hacerlo un método práctico de trabajo y en parte para tener una mayor libertad para acelerar las tramas y dirigirlas hacia donde él quería. Así, a medida que avanza la historia cada vez se hace más compleja, los textos breves han dado paso a interminables parrafadas de diálogo y los simples paneles han dado paso a minijuegos o a animaciones en flash que han llegado a durar hasta un cuarto de hora. El cómic ha dejado paso a una experiencia multimedia que se completa con la publicación de diversas colecciones de música que constituyen una notable banda sonora.
Por el camino, Hussie demuestra un extraordinario dominio del gag recurrente (algunos son incluso recurrentes desde sus anteriores trabajos) y una asombrosa capacidad para recuperar frases o acontecimientos que en un principio parecían menores, ¡incluso aun cuando han pasado cuatro mil páginas desde que se produjeron!
Por desgracia todo parece indicar que tras su última actualización en abril, la conclusión de esta enorme y casi inabarcable saga se hará esperar. Hace unos meses Hussie presentó un proyecto para hacer un videojuego basado en dicho cómic financiándolo a través de crowdfunding; el éxito fue arrollador, alcanzando el objetivo de 700.000$ en menos de dos días y cerrando la recaudación en cerca de dos millones y medio de dólares, lo que lo convertía en el tercer videojuego que más había recaudado en la historia de Kickstarter y doblaba el anterior record de recaudación de un producto relacionado con el cómic. Por supuesto, este éxito implica que este año Hussie va a tener que centrarse en la realización de este videojuego, que debería publicarse en el 2014, antes de poder continuar con la serie. Pero cuando regrese, millones de fans van a estar esperando.
En suma, una lectura trabajosa que requiere bastante voluntad y bastante tiempo por lo desproporcionado de su tamaño, pero que sin duda alguna merece la pena.
GENIÓMETRO: 4,5/5 eisners
He procurado evitar los spoilers para que cualquiera que después de leer este post se decida a emprender la lectura pueda hacerlo en gran medida como yo lo hice, sin saber demasiado de lo que venía y pudiendo así sorprenderme a cada nuevo giro. Es por ello que apenas he mencionado nada más allá del protagonista (incluso de sus amigos no he dado más que sus nombres) ni he puesto imágenes que fueran excesivamente reveladoras. Si queréis aprovechar la oportunidad que os ofrezco, os lo advierto: cualquier búsqueda de imágenes en Google dará como resultado toneladas de fanart que os descubrirán hasta qué punto me he callado cosas.
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Tebeomanía
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