
Sarah Manning, una delincuente de poca monta, acaba de abandonar a su novio y ha vuelto a su ciudad de origen con el objetivo de conseguir dinero y escapar con su hija, a la que no ve desde hace casi un año. Mientras espera en la estación ve a una mujer que deja sus cosas en el andén y se arroja a las vías al paso de un tren. Lo aterrador es que la suicida era exactamente igual que ella. Pensando rápido y viendo una oportunidad, Sarah se hace con el bolso de la difunta, y descubre es que tiene un dineral en su cuenta bancaria, de modo que decide hacerse pasar por ella para hacerse con la pasta y desaparecer. Lo que Sarah no puede preveer es que esto va a ser la puerta de entrada a una pequeña pesadilla.
Éste es el punto de partida de Orphan Black, una de las sorpresas de la temporada, una serie canadiense de ciencia ficción lo-fi realizada para la BBC América y en la que destaca una camaleónica Tatiana Maslany, una actriz prácticamente desconocida que realiza un auténtico tour de force interpretativo al dar vida a múltiples personajes (hasta tres llegan a coincidir en un mismo plano), lo que le ha proporcionado la alabanza unánime de la crítica y unos cuantos premios. Al lado de esta exhibición, la trama en principio parece más bien tópica, pero se hace más oscura e intrigante a medida que avanza, con una bien medida sucesión de sorpresas y giros inesperados y un ritmo narrativo más cercano a las series europeas que a las americanas (aunque sea su sección americana, es la BBC, a fin de cuentas).
De momento la primera temporada es bastante recomendable y te deja con bastantes ganas de saber por dónde irán los tiros en la siguiente. Habrá que seguirla.
GENIÓMETRO: 3,5/5 colombos



