A pesar de que la prodigiosa Internet nos permite conocer series de las más diversas procedencias, la verdad es que al final siempre acabamos picando con las series americanas y británicas, y rara vez le echamos un vistazo a lo que hacen en otros lugares. Y eso a pesar de que, si hacemos caso a los expertos, en países como Francia, Israel, Dinamarca o Suecia se están haciendo cosas interesantísimas. Deben serlo, porque los americanos están encantados con remakearlas con éxito, y ahí están ejemplos como Homeland o The killing para demostrarlo.
Mi primera experiencia como espectador de una serie de origen exótico me ha llevado, casi por casualidad, a una producción sueca de ciencia ficción llamada Äkta människor (que al parecer se traduce como Humanos de verdad o Verdaderos humanos), cuya primera temporada consta de diez episodios y cuya segunda temporada no debería tardar mucho en estrenarse. La serie se sitúa en una realidad alternativa en la que los robots humaniformes (llamados hubots) son de uso común como obreros, criados o como simple compañía, y la trama se centra básicamente en tres grupos de personas cuyas historias se van a ir entrecruzando: la familia Engman, una familia normal de clase media-alta que finalmente decide incorporar a su casa uno de estos hubots para realizar las tareas domésticas; sus vecinos, una familia que se desintegra cuando la mujer se va viendo cada vez más unida afectivamente a su hubot mientras el padre de familia, supervisor en una fábrica en que poco a poco todos los trabajadores van siendo sustituídos por hubots, se va volviendo cada vez más hostil a ellos; y un grupo de hubots huídos, que eran propiedad de un científico que les dotó de libre albedrío y que, perseguidos por la ley, están dispuestos a luchar (y alguno de ellos, incluso a matar) por poder vivir libres como humanos.
A pesar de que esta última trama se centra en la intriga y en las conspiraciones gubernamentals tan habituales en las producciones de ciencia ficción, lo cierto es que es también el hilo que parece interesar menos a sus creadores, por cuanto en un principio no se sabe muy bien de dónde sale ese grupo de hubots ni qué pretenden y sólo con el paso de los capítulos, y a base de flashbacks, podremos descubrir los misterios que les rodean. La serie prefiere, en cambio, centrarse en el drama de las repercusiones de los hubots en la sociedad y en la relación de los humanos con ellos (con un paralelismo claro con el racismo), lo que quizá le resta impacto inmediato, pero la hace mucho más profunda. Y es que la serie invita al debate, especialmente sobre la condición humana. Porque en ningún momento cae en el maniqueísmo. La mayor parte de los personajes son difíciles de clasificar en términos morales. Son personajes tridimensionales, con sus virtudes y sus defectos, con sus ideas y sus miserias, y resulta complicado no sentir simpatía en algún momento incluso por aquellos a los que hemos visto cometer actos claramente reprobables.
Y mejor que no diga mucho más, porque habría un montón de detalles que comentar de la serie, pero no quiero caer en el spoiler.
En suma, una serie muy recomendable. De lo mejorcito que se ha hecho últimamente en ciencia ficción.
GENIÓMETRO: 4/5 colombos
miércoles, octubre 16, 2013
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