Burz Cómics ha muerto.
Quedan cosas. Resolver papeleos, cuestiones económicas, burocracia... en fin, una serie de gestiones que, no sé por qué, nunca terminamos. Probablemente sea por las mismas razones que cierra la editorial. Falta de tiempo, falta de ganas, pérdida de ilusión.
Es posible que la idea de convertir lo que antes era una asociación en empresa no fuera la mejor que se nos ha ocurrido. Aunque nuestro impulso era la mera evolución, ver hasta dónde podíamos llegar (prácticamente habíamos pasado por todo el espectro desde el fanzine de fotocopias), también coincidía con un momento en que aparecían nuevas editoriales de cómic como setas, pisándose el mercado unas a otras. Además, nos faltó una verdadera profesionalización; el cambio de estructura fue sobre todo nominal, en esencia seguíamos funcionando como un grupo de amigos.
Quizá por ello, la empresa no funcionó. Hubo discusiones (y desacuerdos) sobre la línea editorial a seguir, se nos cayeron algunas negociaciones que habíamos empezado y, cuando comenzamos a editar, ya estaba claro que el grupo se estaba disolviendo. No es que hubiese una pelea ni nada de eso, simplemente las obligaciones laborales y personales se impusieron antes no ya de que la editorial pudiera ganar dinero, sino incluso antes de tener gastos. No sólo no teníamos tiempo de crear nuestras propias obras para publicarlas, es que ya ni siquiera nos veíamos.
Las ventas no eran buenas, pero tampoco eran malas. Las ediciones no resultaban todo lo buenas que esperábamos. Puede que influyeran factores externos y puede que sea un peaje que deben pagar todas las nuevas editoriales, pero lo cierto es que cundió el desánimo. Supongo que, en general, nos dimos cuenta de que lo que queríamos era ser autores, y no editores. Después del Salón de Barcelona del 2005 decidimos tomarnos una pausa hasta después del verano, de la que realmente ya no hemos vuelto. En el camino se han quedado proyectos, intenciones, autores a los que queríamos publicar, obras propias que quizá nunca vean la luz e incluso algún cómic interesante cuyos derechos ya teníamos (incluso uno estaba ya traducido y prácticamente maquetado).
La creación de la empresa no fue una experiencia negativa, sin embargo. Sirvió para quitar el miedo al papeleo y a lo desconocido de los que allí estábamos. Después de aquello varios burzianos siguieron el mismo camino y se crearon sus propias empresas. Y vaya, en general no les ha ido mal. Pero claro, eso le dio la puntilla a la editorial.
En resumen: que la aventura ha terminado. Ha sido una bonita aventura y nos ha proporcionado bastantes satisfacciones, pero, a falta de algunos flecos, ya es agua pasada. No es que los miembros de la editorial no vayamos a seguir haciendo cosas (hay algún proyecto a punto, algún dibujante que ya ha firmado por alguna editorial potente...), pero ya no como Burz.
Burz ha muerto y probablemente nadie la echará de menos.
P.D.: A no ser nuestros vecinos de Malavida, para los que meterse con Burz era un chiste recurrente que ha sido nuevamente premiado con una merecida nominación al Premio al Mejor Fanzine del Salón del Cómic de Barcelona. ¡Enhorabuena! ¡Vosotros sí que sabéis!
P.D. 2: Oh, genial, Backblog se ha ido a la porra y ahora no se puede comentar. Bueno... tampoco había mucho que decir, ¿no?
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