Como prometí ayer, aquí está el suplemento deportivo de la lista de personajes del año. Porque no se podía dejar fuera a esta gente. Y que conste que no era nada fácil hacerse un hueco en esta lista. Pensad que la selección española de fútbol ganó la Eurocopa, y goleando a Italia además... y ni siquiera la he incluído. Algo que hace cuatro años habría sido impensable. Quizá nos hemos acostumbrado demasiado a que gane. Tampoco han entrado los del basket (qué gran final tuteando al Dream Team), ni Contador que ganó la Vuelta nada más regresar de su sanción, ni Fernando Alonso que hizo su mejor temporada como piloto y estuvo a punto de ganar el Mundial "con un camión", como habría dicho el gran Alain Prost.
5. SHIN A LAM
Esta esgrimista coreana protagonizó uno de los momentos más recordados de los Juegos Olímpicos, cuando fue eliminada en la semifinal por un error de los jueces. Cierto es que quizá se confió en exceso y que debería haber sido capaz de bloquear el ataque, pero en estos tiempos de miles de cámaras, pantallas y repeticiones todo el mundo pudo ver que su rival se movió antes de tiempo. Los jueces, sin embargo, lo dieron por válido y no aceptaron las apelaciones. Como según las normas abandonar la tarima habría supuesto aceptar la derrota, la coreana se quedó allí sentada durante una hora, entre lágrimas, con la esperanza de que todavía se revisara el resultado, lo que no ocurrió. Finalmente se retiró, ganándose al menos el aplauso del público. Posteriormente perdería claramente el duelo por la medalla de bronce, aunque probablemente tenía la cabeza en otra parte. Su rival en la semifinal, por cierto, acabaría llevándose el oro.
4. LIONEL MESSI
Noventaytantos goles en un sólo año natural. Qué bestia. Vale, el Madrid se llevó la Liga y el Chelsea la Champions, pero estas cifras no son humanas.
3. McKAYLA MARONEY
¿Esta es la cara que pone alguien al recibir una medalla de plata? Esta imagen arrasó en Internet y se convirtió en un meme inmediato que la propia protagonista se ha tomado con bastante humor. En su descargo, decir que cuando se es la mejor de su especialidad (el potro) y se acaba de hacer uno de los mejores ejercicios de la historia de las Olimpiadas, para en un segundo ejercicio pifiarla y caerse de culo, y aun así obtener la medalla de plata de lo bueno que había sido el primero... pues es como para sentirse un poco decepcionado, ciertamente. Además por culpa de una lesión poco antes de los Juegos no había podido competir en el ejercicio de suelo. Por lo menos tuvo el consuelo de llevarse la medalla de oro en la competición por equipos, en la que, una vez más, fue la mejor en lo suyo.
2. TERESA PERALES
A los Juegos Paralímpicos no se les suele prestar tanta atención como a los Olímpicos, pero este año han supuesto el triunfo de la nadadora zaragozana Teresa Perales. Ya había obtenido cinco medallas en Sidney, seis en Atenas y otras cinco en Pekín, erigiéndose en la atleta paralímpica española con más medallas de los Juegos, igualando a Purificación Santamarta. Desde entonces, había sido madre y había estado un tiempo sin competir. Pero volvió. Y lo hizo a lo grande. Elegida abanderada de la delegación española, en Londres conseguiría nada menos que otras seis medallas, igualando las 22 medallas de Phelps. Con un reconocimiento popular nada habitual en el deporte paralímpico, este año le fue concedida la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo y fue pregonera de las Fiestas del Pilar. Y amenaza con prepararse para las próximas Olimpiadas.
1. MANOLO JIMÉNEZ, ¡QUÉ COJONES TIENES!
Vale, aquí igual me tiran los colores, pero es que lo que ha hecho este hombre es un auténtico milagro. Hace un año el Real Zaragoza, equipo histórico y de notable palmarés, estaba de mierda hasta las cejas en lo deportivo, en lo económico y en lo institucional. Entrenadores y jugadores no querían venir. El propio Jiménez pudo comprobar de primera mano el problema cuando los directivos que le habían contratado dimitieron en bloque unos pocos días después de su llegada. No se ganaba un partido ni de casualidad y el club se dirigía no sólo hacia el descenso sino incluso hacia una posible desaparición.
La mano del andaluz pronto se notó. Para empezar, hizo limpieza de vestuario y dejó la puerta abierta para que se fuera quien no quisiera seguir ahí. Se fueron un par de jugadores. Con el resto y algún escaso refuerzo (pocos aceptaban acudir a un equipo que olía a muerto) trató de enderezar el rumbo de una nave que se hundía. El club consiguió cobrar los derechos televisivos que tenía empantanados en una batalla legal y los jugadores cobraron, lo que al menos tranquilizó el vestuario. Se consiguió romper una racha horrible de tres meses sin ganar, pero no era suficiente.
La gota que colmó el vaso fue una lamentable actuación en Málaga, donde se había tuteado durante un tiempo a un equipo que luchaba por entrar en Champions para luego bajar los brazos tras un desgraciado autogol y ser goleados. Jiménez estalló en la rueda de prensa tras el partido. Si no ya resultados, al menos quería ver compromiso.
Y a la semana siguiente ocurrió un milagro. En un partido contra el Villarreal que marcaba la frontera con el descenso, se fue perdiendo todo el partido, lo que habría dejado al Zaragoza a 15 puntos de la salvación, pero los jugadores en vez de hundirse siguieron luchando... y hubo premio: empate en el minuto 85 y victoria en el descuento. Resultado que unos meses después sería clave: los amarillos serían los que acabaran descendiendo.
No fue algo inmediato, pero el equipo empezó a obtener resultados. Una milagrosa victoria con 9 jugadores en el campo del Valencia, varias victorias en el descuento... el Zaragoza fue poco a poco remontando y los jugadores y la afición volvieron a creer. Al grito de guerra de "sí, se puede" La Romareda se convirtió en un fortín y las victorias permitieron soñar. Con un equipo justito de calidad y físicamente reventado, había que ganar los cuatro últimos partidos para salvarse. Y se consiguió. Tras mucho sufrimiento, el muerto había resucitado y, para cumplir una promesa, Jiménez tuvo que bailar una jota en la Plaza del Pilar.
Este año, con la economía algo recuperada y Jiménez encargándose de la planificación, las cosas parecen ir bastante mejor. No como para soñar con Europa pero a años luz del desastre que había hace un año. A base de trabajo Jiménez ha conseguido que vuelva la ilusión y está sentando las bases para que no haya que sufrir tanto como en los últimos años. Desde aquí todo el cariño y agradecimiento de un zaragocista.
Como le canta la afición: "¡Manolo, Jiménez, qué cojones tienes!".
domingo, diciembre 30, 2012
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