15. HUMOR CRISTIANO, de Alberto González
14. FATALE, de Ed Brubaker y Sean Phillips
Cuando se anunció Fatale, el título, la portada y el tándem de autores (que ya hacían la excelente Criminal) gritaban género negro a todos los vientos. Qué sorpresa descubrir que, pese a utilizar algunos clichés y mecanismos del género negro, la serie se entroncaba más en la tradición del horror lovecraftiano. Un mosaico de historias ambientadas en diferentes épocas dan forma a un conjunto unitario con una misteriosa mujer como eje.
13. THE BOYS, de Garth Ennis, Darick Robertson y Russ Braun
Nunca fui fan de Predicador, pero tengo que rendirme al talento de Ennis con el final de The Boys. Las semillas que había ido sembrando a lo largo de la serie han acabado dando sus frutos en el momento de la conclusión, y los dos últimos arcos argumentales son de los que cortan el aliento. El largamente esperado enfrentamiento final con los superhéroes es un momento álgido para el que Ennis se reserva un hábil giro de guión, pero en vez de dejarlo ahí todavía entrega un último arco en el que no puedes evitar conmoverte por alguno de los personajes más hijos de puta que se han creado en los últimos tiempos. Una excelente conclusión que engrandece la serie en su conjunto.
12. THE TWELVE, de J. Michael Straczynski y Chris Weston
Serie limitada iniciada en 2008 y que quedó suspendida tras su octava entrega, finalmente este año se entregaron sus cuatro últimos números. Doce olvidados superhéroes de la Edad de Oro son secuestrados por los nazis en la toma de Berlín y criogenizados en un bunker que no es descubierto hasta la actualidad. Sus intentos de adaptarse a la vida moderna serán el eje de una serie repleta de buenas ideas.
(Y sí, lo he puesto en el 12 aposta)
11. PEPE, de Carlos Giménez
Pocos autores hay en este país a la altura de Carlos Giménez, y por eso siempre es una buena noticia que publique una nueva obra. La primera entrega de esta biografía de un viejo amigo, estupendo dibujante, tiene lógicas similitudes con las historias de Los profesionales, pero se nota un tono diferente, con más cariño por el personaje al tiempo que con una mayor profundidad dramática. Muy probablemente las diferencias se harán más evidentes en la próxima entrega. En cualquier caso, una estupenda lectura, aunque tengo la sensación de que ganará una vez que la biografía esté completa.
10. CENIZAS, de Álvaro Ortiz
Un tebeo del que ya hablé en su momento, esta road movie en papel sobre tres amigos que llevan años sin verse empujados a emprender un viaje juntos, y que es también obra compendio de las filias y fobias de su autor y acertada expresión de la crisis de la treintena, ha sido sin duda una de las gratas sorpresas del cómic nacional este año. Una lectura muy recomendable. Y además sale un mono. ¿Qué más se puede pedir?
9. RACHEL RISING, de Terry Moore
8. MORNING GLORIES, de Nick Spencer y Joe Eisma
Otra serie de la que también hablé en su momento, esta historia sobre un grupo de estudiantes atrapados en un extraño colegio que puede ser mortal de necesidad es la heredera más cercana que ha tenido en cualquier medio el espíritu de Lost: es misteriosa, enigmática, engancha, los personajes están llenos de secretos e incluso en algunos números se nos cuentan éstos a través de flashbacks. Me tiene atrapado.
7. LA ESTRELLA DE LA MAÑANA, de Santiago Valenzuela
6. THE LEAGUE OF EXTRAORDINARY GENTLEMEN - CENTURY: 2009, de Alan Moore y Kevin O'Neill
La conclusión de este tercer volumen de la Liga no es la orgía referencial en que se habían erigido las anteriores entregas, el propio Moore confesaba que tenía más conocimientos sobre la cultura popular de la época victoriana y de los años 60 que de la actualidad, pero lo que podía haber resultado en una carencia se convierte, en manos del habilidoso Moore, en un elemento más de caracterización. La falta de referencias es un síntoma del mal que acecha a los tiempos: en una inteligentísima reflexión, los personajes se preguntan si es la decadencia moral del mundo la que ha provocado el hundimiento de la ficción, o ha sido al contrario. Por el camino que lleva al enfrentamiento final con el anunciado Anticristo y a evitar (¿o acaso a desencadenar?) el fin del mundo, a Moore le da tiempo a soltar unos pocos piropos (esos guiños a Gaiman) y un buen montón de collejas, a la industria literaria actual en general y a algunos nombres concretos en particular, sin olvidar el hecho de que otorga el papel de Anticristo al mayor icono de la literatura inglesa reciente, por el que no siente la más mínima piedad.
5. VAPOR, de Max
Otro autor del que cabe esperar lo mejor cada vez que aparece una nueva obra suya, Max dedica su nuevo trabajo a contar las experiencias de un anacoreta que, cansado de la estupidez del mundo, se retira a meditar al desierto. Solo que el desierto, con ecos tanto de Krazy Kat como de Bardín el Superrealista, no es tan desierto. Una obra para pensar en la que su autor vuelve a dar, una vez más, muestras de su dominio del medio y de su talento a la hora de utilizar el surrealismo como medio para la reflexión.
4. WIMBLEDON GREEN, de Seth
Publicado en España con nada menos que siete años de retraso, esta colección de historias y anécdotas construídas en torno a la figura casi mítica de Wimbledon Green, el mayor coleccionista de cómics del mundo, extraída casi directamente del cuaderno de bocetos, no tenía en su momento de realización y publicación más intención que la de erigirse como un divertimento, una obra menor en la carrera de Seth, uno de los pesos pesados del cómic indie norteamericano. A la hora de la verdad resultó un experimento narrativo interesante, inspirado en algo que ya estaban haciendo por entonces autores del nivel de Chris Ware o Daniel Clowes, que ayudaría a la evolución del autor hacia trabajos como George Sprott, que igualmente construye su historia a base de retales.
Pero Wimbledon Green, a pesar de su elaboración apresurada, destila también la frescura de un gran autor pasándoselo bien en un trabajo sin pretensiones, al mismo tiempo que se ríe de los coleccionistas y de ese prototipo de fans enfermizos y obsesivos que rivalizan unos con otros en lugar de compartir su pasión. Quizá por ello sea una lectura más ligera y divertida que otras de sus obras. En cualquier caso, a mí no me ha parecido en absoluto una obra menor.
3. REPORTAJES, de Joe Sacco
2. BILLY BAT, de Naoki Urasawa
1. KUNG FU INFINITO, de Kagan McLeod
MENCIONES ESPECIALES: En realidad éste ha sido el año de Chris Ware con su Building Stories, obra en la que ha llevado su afán experimental al máximo al sustituír el libro habitual por una caja llena de los más diversos formatos de lectura; sin embargo no ha caído en mis manos, así que, a la espera de que alguien le eche un par de huevos y lo publique en español, queda fuera de la lista. Tampoco he podido leer The hive de Charles Burns, aunque debo reconocer que su predecesor X'ed out me dejó frío. Sí he podido leer Reset, lo último de Peter Bagge, muy divertido pero que, como casi todo lo que hace últimamente, da la sensación de quedarse un poco a medio gas. Y por cierto, pese a tanto entendido alabándola, Pudridero me parece tremendamente sobrevalorada.
En cuanto a series, acabó la estupenda RASL, de Jeff Smith, y aparecieron dos nuevas colecciones muy prometedoras, Saga, de Brian K. Vaughan y Fiona Staples, y The Manhattan Projects, de Jonathan Hickman y Nick Pitarra; las tres han estado a un paso de entrar en la lista. Tampoco hay que olvidar Life with Archie: the married life, aunque este año ha decaído un poco con respecto al año anterior, Atomic Robo o The walking dead, que siguen a su marcha. Pero lo más llamativo del año ha sido Before Watchmen, esa colección de miniseries realizadas como precuelas de Watchmen realizada por DC y con resultados bastante irregulares, con los Minutemen realizados por Darwyn Cooke como cima indudable.
Y por último, no puedo dejar de nombrar Subnormality, de Winston Rowntree, mi webcómic favorito, del que ya hablé hace poco en este mismo blog, y que sólo se ha quedado fuera de la lista porque doce entregas me parece escaso bagaje para un año, aunque entre ellas haya una pequeña obra maestra como Anomalies.
2 comentarios:
Que blog de porquería tienes.
¡Saludos!
Leí este post de casualidad mientras buscaba información sobre el último tomo del Capitán Torrezno, serie a la que también soy adicto. Gracias a ti he conocido otros comics espectaculares que me han dejado impresionado. En concreto The Boys, Billy Bat y Morning Glories. He descubierto que hay extraordinarios guionistas más allá de Alan Moore. Espero que en 2013 vuelvas a hacer otro repaso y me des nuevas ideas para leer. Gracias otra vez!
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