Cosas de la red, me dice el Panda que en estos momentos hay un hacker tratando de entrar en mi ordenador. Parece que hay alguien que está realmente crispado con lo de la Semana del Fanzine. Supongo que eso significa que voy a tener que ir con más cuidado, al menos mientras siga navegando desde el ordenador del trabajo...
Pero, bueno, no iba a dejarlo tan cerca del final. Hoy, último día de la Semana del Fanzine, porque este fin de semana no posteo. Y voy a aprovechar para recordar no uno, sino, ¡dos! fanzines. Agárrense que despegamos...
Para empezar, una de esas pequeñas joyas que de vez en cuando aparecen para goce de los aficionados, una revista que asombró en el año 2000 por su cuidado diseño y la elegancia de sus contenidos: Jo Mastercard, tú Jane. Realizada al alimón por Josep Cayuelas y Joan Vives, sus únicos dos números causaron sensación por su pulcritud de líneas, su humor reflexivo y su talento para hacer suyas premisas propias de Clowes o Chris Ware, a quienes entrevistaron brevemente. Eso sí, en catalán, lo que no impide disfrutarlo a los castellanoparlantes. ¿Alguien sabe qué se hizo de esta gente después?
El otro fanzine del que voy a hablar no tiene absolutamente nada que ver. Hecho en fotocopias (con portada a color) y consistente cada número en un batiburrillo de gags absurdos que se entrecruzan formando una especie de universo personal, Laiving paranoia tiene en su capacidad para sorprender su mejor virtud. Situaciones delirantes, personajes imposibles y diálogos para besugos constituyen una experiencia casi onírica más cercana a la asociación libre de ideas que se produce en los sueños que a cualquier concepto convencional de la narrativa. El Mondo Lirondo que haría un Groucho adolescente pasado de ácido después de ver una película snuff.
En fín, y con esto doy por cerrada la Semana del Fanzine en La Página 36. Espero que la hayáis disfrutado. Ahora me voy a reconfigurar el antivirus...
viernes, mayo 20, 2005
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