Auténtica colección de despropósitos, Examen mortal se sitúa a medio camino entre la película de terror con psicópata asesino, el thriller de investigación policial y el erotismo soft-core. Por desgracia, el guión se esfuerza una y otra vez en huir de las garras de la inteligencia, incluso más allá de los cánones habituales de un Directo a Video. Y en cuanto al erotismo, que no suele necesitar mucho cerebro para funcionar... pues, bueno, parece imposible, y más cuando tienes un reparto repleto de scream queens y actrices de pelis eróticas de serie B coronado por las guapas Kari Wuhrer y Debbie Rochon, pero la realización consigue cargarse todo atisbo de erotismo aun cuando las actrices aparecen desnudas. Y eso que el director, Fred Olen Ray (que aquí firma con el alias de Ed Raymond), tiene una larga carrera de películas eróticas de serie B a sus espaldas, pero en esta ocasión no debía estar muy inspirado. Claro, eso de hacer tres o cuatro películas al año muy bueno no debe de ser... Lo de tener una excusa argumental tampoco debió ayudar mucho.
Pero es que, ¡vaya cantidad de tonterías! Eso sí, unas risas te echas al verla. Después de un pequeño prólogo en que una joven se tira con el coche por un puente en construcción, la acción se sitúa cinco años después. Aquí ponen una escena que debió sobrar de otro rodaje y la amortizan, a pesar de que no viene a cuento de nada y de que tiene toda la pinta de haber costado más que el resto de la peli entero, con el prota metido en una persecución de coches absurda, perseguido por unos mafiosos a los que ha timado (supongo que en la otra película a la que originalmente pertenecía la secuencia, el prota no era policía). (ACTUALIZACIÓN: ¡Claro que esta escena parece sacada de otra película! ¡Es que lo está! Concretamente de GET CARTER, una de Stallone.) Tras estrellar el vehículo de los malos en una boca de metro, vemos al prota recibiendo la bronca de su jefe, pero en vez de expulsarle del cuerpo por tratar de timar a unos mafiosos en vez de detenerles y sembrar el pánico en las calles, lo que hace es trasladarle a Hawaii para librarse de él. Porque "a pesar de eso es uno de los mejores policías que he tenido a mis órdenes" (sic). Olé sus cojones, cómo está el cuerpo.
A continuación pasamos a Hawaii, donde asistimos (¡a cámara lenta!) a la llegada de un grupo de amigas a una convención de una hermandad universitaria. Resulta que a las cuatro chicas de la promoción del 97 (sí, sólo cuatro, al parecer era una universidad pequeña) un tal Derek Simmons, millonario dueño de una revista para hombres, les ha ofrecido pagarles la estancia si posan para un reportaje en su revista. Aquí insertan, sin venir a cuento de nada, una "clásica escena de tía buena duchándose", porque llevamos un cuarto de hora y no ha aparecido aún un pezón, y eso no puede ser. De todas formas, no es que alegre mucho la vista. La rubia teñida que la lleva a cabo difícilmente puede ser más sosa. Por suerte inventó Dios el Fast Forward.
Luego en la siguiente escena la única amiga que va con novio se lo monta con él en el jacuzzi. La escena tiene algo más de miga, pero está tan mal hecha que lo único que consigue es aburrir. La tía en bolas poniéndole el culo en pompa y él ni siquiera se quita el bañador, sólo se le refrota, ¡pero có! Fast Forward.
Mientras tanto, en la playa, la fotógrafa contratada por la revista (Debbie Rochon) hace una sesión de fotos con las otras tres amigas. De repente, para mosquear, Debbie hace en primerísimo plano algo tan trascendental como quitarse las gafas de sol (a cámara lenta, ¡otra vez!) con las que está tomando fotos (todo el mundo sabe que todo fotógrafo profesional que se precie lleva gafas de sol cuando hace fotos), y mira a cámara… Vamos, un plano crucial. No sé qué habría sido de la película sin él.
Vuelta al jacuzi. La tía manda a su novio a por bebidas y en cuanto se queda sola aparece un tío de negro y la estrangula con una cuerda. Bueno, o eso dicen. Porque para estar siendo estrangulada, hay que ver lo que grita la tía.
Así que por fín hay un muerto, y aparece el protagonista, en su primer día de trabajo en las islas, con su nueva compañera, nada menos que Kari Wuhrer (ya todo un icono de los adictos a los videoclubs) para investigar. Les ayuda un forense increíble. "Parece un estrangulamiento", les dice todo serio delante de un cadáver con el cuello morado y al que han encontrado con una cuerda rodeándole el cuello. Grissom habría sido sarcástico, pero los protagonistas lo toman como una revelación. Luego hablan con el novio, y el interrogatorio es tan estúpido que pondría histérico a cualquier lector de novelas policiacas. Por suerte el novio, como los ve tan chorlitos, les indica el camino: "prométanme que irán a hablar con Derek Simmons, él es la clave, sé que lo es". Al final, cuando se van de la escena del crimen, parece que cogen un poco el mensaje: "-Quizá debamos hablar con Derek Simmons. –Tienes razón". Aunque para la mierda de preguntas que le hacen cuando lo encuentran, casi podían haber pasado de ir a verle. Por cierto, los diálogos de los dos policías son para enmarcarlos. Unos ejemplos: "-¿Te ha llamado la atención algo de la víctima? -¿Aparte de que estaba muerta?", "-Hay una manera de atrapar al asesino. Dejamos que acabe el trabajo y luego detenemos al que quede", y uno que me dejó patidifuso, "-Esas chicas no han trabajado en su vida. ¿Crees que algunas de esas tetas son reales? –Sí, reales maravillas. ¿Estás celosa? –¡No! Me gustan mis tetas y me gusta trabajar." Os lo juro, no me lo he inventado.
Claro, con tan concienzuda investigación pasa lo que pasa. Se cargan a otra. El mismo asesino y el mismo modus operandi que hará decir al forense lumbrera: "creo que nos enfrentamos a un asesino en serie". Mientras tanto, el prota sueña con Kari Wuhrer nadando en una piscina. En concreto en la de otra película, porque esta escena está cogida tal cual de Poison (hacedme caso, soy un devorador de cine basura con buena memoria). De repente, el poli parece que despierta y la primera muerta, desnuda, se le mete en la cama e intenta seducirle. La escena es un poco extraña, porque por un lado tienes a la tía en plan zorrón y por otro a un tío con cara de pánico. Cosa normal, porque eso de que se te meta en la cama una muerta debe acojonar. Pero luego era todo un sueño, y se despierta oyendo la voz del novio de la muerta diciéndole: "¡Derek Simmons es la clave de todo!". Qué pena, porque la película habría sido más interesante con zombis sexys.
Total, que después de este impresionante momento Twin Peaks, sigue la investigación. Las dos amigas que aún quedan vivas, en lugar de salir por piernas de vuelta a casa antes de que las maten, se quedan a disfrutar de las vacaciones. Claaaro, normal. Impresionante conversación mientras se bañan: "-¿No te da reparo estar aquí? Terry murió en un jacuzzi. –Tranquila, éste no es el mismo jacuzzi." La amiga con reparos está tan triste que decide consolar al novio de la primera muerta, en otra escena merecedora del Fast Forward, y los polis les sorprenden. Más sorprendido queda el espectador, porque ellos le buscaban a él y van a buscarlo a la habitación de ella. ¡Eso es intuición! Por una vez hacen un interrogatorio decente y consiguen averiguar el móvil, que es (como si no nos lo imagináramos) lo de la chica del principio, una tal Rachel que se suicidó por culpa de que estas chicas hicieron correr el falso rumor de que se acostaba con los profesores. Total, que cuando por fin tienen una pista aparece Debbie, que casi nos habíamos olvidado ya de ella, y se lanza a seducir al prota de manera poco sutil.
Para complicarlo todo, el novio de la muerta recuerda un dato importante, pero lo apuñalan antes de que hable con la policía. Cuando el prota lo encuentra, ya agoniza, pero aún llega a decirle "Rachel tenía un… agh…" antes de morir. ¿Tópico? ¿Patético? No tengo palabras...
Así que, como en Hawaii no debe haber bases de datos policiales ni conexión por red a la base de datos informatizada de otros lugares, el prota llama a una amiga que trabaja en los archivos de la policía de Los Ángeles para investigar sobre la tal Rachel y sobre Derek Simmons, al que después de dos días han decidido investigar por fín, supongo que gracias al sueño. Aquí la película se pierde en una serie de estúpidas digresiones sobre el encargado de archivos de la policía y el ex-jefe del prota, que no vale la pena ni mencionar, pero finalmente la pelícual vuelve a encauzarse cuando la pista de la chica lleva la investigación hacia su viejo tutor universitario, ahora casualmente viviendo en Los Ángeles. El pobre hombre se asusta cuando le preguntan sobre Rachel, pero, bueno, viendo como llevan el interrogatorio, es normal. Primero le llama la Kari y le pregunta si sabe algo, él dice que nada; después le pregunta el prota, dice que nada; después un excompañero del prota le lleva a la comisaría a interrogarle, insiste en que no sabe nada; y luego cuando va a montar en su coche por la noche le aparecen dos policías y le empiezan a perseguir. ¡Vaya un acoso! ¡Yo también saldría huyendo y, si me pillaran, firmaría lo que fuera! Aunque en el caso del profesor influye el hecho de que REALMENTE era culpable. En un flashback entrecortado se nos deja ver que él le había cortado los frenos a Rachel y por eso se estrelló, no fue un suicidio. Después de una nueva persecución de coches, que pasé en Fast Forward porque era intragable, lo detienen, aunque los propios policías no tienen aún muy claro qué ha hecho aparte de saltarse unos cuantos Stops.
Mientras acosan al profesor, descubren indicios de que Debbie no es quien dice ser, así que el prota decide sucumbir a sus encantos e ir a su casa a tomar una copa. Allí el prota, en un momento dramático de digresión, le cuenta que se hizo policía porque nunca pillaron al asesino de su hermana (nada extraño, si te guías por el nivel de la policía según esta película). Debbie, conmovida, le planta las tetas en la cara, aunque en principio el prota sólo tiene ojos para un colgante que lleva la maciza entre ellas. En el momento en que por fin parece que el prota, que lleva toda la película salidísimo e intentando ligar con cada tía que sale, por fín va a mojar… suena el móvil. Es Kari que ha averiguado que ¡Derek Simmons era hermano de Rachel!. Así que, antes de que el prota o Debbie puedan siquiera quitarse los pantalones, acaba la escena (y pese a todo es la más caliente de la película, así de malas son las otras). Por cierto, impagable también la entrada de Kari pistola en mano en la habitación de Derek, gritando tres kilómetros antes de la puerta, apuntando al techo y dando saltitos (da la impresión de que al rodar esta escena se dio un golpe en el pie con algo y luego no se molestaron en repetirla). Si realmente el asesino hubiera estado allí, se la carga seguro.
Mientras tanto, las dos amigas que quedan están paranóicas. La rubia sospecha de la morena y le saca una pistola. Se apagan las luces y se ponen histéricas. Otro diálogo sin desperdicio: "-Sal fuera y averigua qué ocurre. –No, sal tú, que tienes la pistola. –Sí, soy yo la que tiene la pistola, ¡por eso vas a salir tú!" Ah, qué bonita es la amistad… Total, que llega el asesino y la rubia dispara… a la pobre Kari que venía a ayudarlas. Por suerte también venía el prota que se carga al asesino que, efectivamente, y como les habían dicho diez minutos después del primer asesinato, ¡era Derek! Nada sorprendente, porque era el único sospechoso sin coartada. Quizá si se hubieran preocupado en comprobarlo hubiera habido un par de muertos menos. Vaya mierda de policías.
Y cuando se acaba todo, el prota descubre en una vieja foto de Rachel el colgante de Debbie. O sea que ella estaba también en el ajo. Era otra hermana de Rachel y Derek. El prota llega justo a tiempo de evitar que se cargue a la rubia, aunque luego Debbie casi se lo carga a él con una navaja. Lo que no entiendo muy bien es por qué, teniendo esa navaja que saca al final, se empeña en matar a la rubia con la cuerda, con lo lenta y poco efectiva que es. Tampoco entiendo cómo las víctimas se las apañan para gritar tanto pese a estar sin respiración. Debbie huye perseguida por el prota y acaba autoapuñalándose en una cueva, en una escena patética con susto final incluído.
En fin, al final se descubre que el profesor había matado a Rachel porque la había dejado embarazada, para evitar el escándalo, y asustado cuando empezaron a correr esos rumores, que casualmente resulta que eran verdaderos. El impagable guión (me pregunto si realmente pagaron al guionista o es que rodaron sin guión) culmina en una pirueta final cuando el profesor muere: su ayudante le pega un tiro en plena comisaría (ante la pasividad policial), porque al parecer era ¡otro hermano de Rachel! Cágate lorito.
Total que acaba la película y por un lado piensas, gracias a Dios se ha acabado, qué mala era; pero luego pensando en los detalles me he estado partiendo el culo un buen rato. Si es que no hay que ser muy rebuscado para encontrar auténtica caspa.
Y LO QUE HEMOS APRENDIDO HOY ES...: que la policía en EE.UU. es TONTA. Con mayúsculas.
GENIÓMETRO: 0,5/5 ed woods
lunes, septiembre 12, 2005
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