Impresionante muestra prototípica de thriller sin sentido, Decepción final difícilmente podía haber recibido un título más ajustado a lo que siente cualquiera que la alquile. La trama es estúpida hasta lo indecible, el guión parece escrito sobre la marcha, casi todo lo copia de otras películas... Vamos, una película ideal para esta sección.
Todo empieza con dos amigas, Karina Lombard y una recatadísima Debi Mazar, que se conocen desde siempre y son hijas de millonarios que viven en dos mansiones en las montañas. Pero el padre de Karina se arruina y se suicida mientras su hija está por Europa dilapidando la fortuna familiar en orgías de sexo berserker que, visualmente, se limitan a una habitación de decoración versallesca amueblada con ¡una silla!, un modelo de mirada distante sentado en la silla, y una chica vestida sexy observando desde la distancia cómo Karina cabalga vestida sobre su amigo. Se supone que Karina es una especie de depredadora sexual, y para que a nadie se le escape el detalle nos dejan bien clarito que: a) lleva un año en Europa de orgía en orgía; b) a los 14 años sedujo al abogado de su padre, a quien chantajea ahora para que no diga a nadie que está arruinada; y c) que ella y Debi fueron amigas muy íntimas en algún momento de su adolescencia.
Trasladada a la mansión de su amiga con la excusa de no querer estar sola, Karina pone en marcha su maléfico plan para volver a tener dinero, consistente en robárselo a su amiga. Por eso, lo que hace es... llamar a su amante francés, otro ex-millonario arruinado pero que al parecer folla muy bien, para que seduzca a su amiga y se case con ella (!!!). El francés, encantado con la fortuna de Debi, se pone manos a la obra y se casa con Debi, sin dejar de acostarse con Karina en cuanto tiene un momento, aunque, eso sí, sin que se les vea nunca más abajo del cuello. Luego, siguiendo los planes de su amante, el francés se carga al padre de Debi (en una escena patética calcada de esta otra película basura, que a su vez a saber de dónde la cogería), y su mujer hereda todo el dinero.
A partir de aquí empieza la parte que realmente no tiene sentido. Entre el francés y Karina mantienen a Debi drogada en la cama como si estuviera enferma. Karina hasta ahora no ha hecho nada, salvo planearlo todo y tirarse al francés y, aunque ahora vive en una mansión con su amante, sigue sin tener el dinero en su mano. El francés, por su parte, podría aprovechar que es el marido de Debi para vaciarle la cuenta corriente y salir por piernas de vuelta a Europa, y sin necesitar a Karina para nada. Karina incluso podría suplantar a Debi y huir con su dinero a las Islas Caimán. Pero no. Eso sería lo fácil.
Así que Karina y el francés se van a un bar. Ella seduce a un tipo solitario. Se van al bosque a follar. El tipo solitario aún no se ha bajado los pantalones cuando el francés lo intenta matar, pero es tan patético que no lo consigue, y es ella la que se lo carga. Luego le desfiguran la cara, lo llevan a la mansión y se lo meten en la cama a Debi para hacerla creer que ha matado al francés. ¿Que tiene poco sentido? Eh... pues sí. Yo aún no lo he pillado.
Entonces Karina, como si estuviera encubriendo a su amiga, entierra el cadáver en el bosque, y después empieza a chantajear a Debi. Mientras, el francés se le aparece varias veces a Debi, todo ensangrentado y cubierto de tierra, en plan fantasma, para hacerle creer que está loca. Es surrealista, ¿no? Caray, el francés podía haber bajado a la ciudad, sacar el dinero y escaparse, ahora que ya no tenía que estar en casa con su mujer.
Claro, como todo lo que está pasando es un poco raro, Debi empieza a sospechar. Deja de tomar nada de lo que le da su amiga y, cuando ya no está drogada, descubre a Karina y al francés follando (una vez más, vestidos) en el cobertizo. Entonces Debi, con lo paradica que parecía, espera a que se vaya Karina, mata al francés (¡jodeer! ¿es que todas las millonarias son unas psicópatas o qué?) y empieza a asustar a Karina hasta que ella se da cuenta de que Debi la ha descubierto y huye. Cuando su coche se aleja, Debi, fría como el hielo, hace una llamada a la policía. Su marido ha desaparecido y cree que Karina ha tenido algo que ver. El cadáver del francés está en el maletero del coche de Karina, a la que va a detener la policía (¡por el único crimen que no ha cometido ella!). Y, gracias a Dios, todo acaba, aunque sea de una manera tan surrealista como el resto de la película.
Y LO QUE HEMOS APRENDIDO HOY ES...: que los malos que se recrean en sus maléficos planes y buscan antes disfrutar del "más difícil todavía" que del éxito de los planes sencillos están condenados al fracaso; que los maníacos sexuales follan siempre vestidos; que las jóvenes millonarias son unas arpías psicópatas; y que los guionistas de Vómitos personales no son tan malos, después de todo.
GENIÓMETRO: 0,5/5 ed woods
jueves, octubre 06, 2005
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