1999. Tim Burton disfruta del éxito de crítica y público de su última película cuando recibe una llamada de un gran productor que quiere conocerle. Acude y se encuentra con un tipo gordo y con gafas sentado tras una mesa.
-Hola, ¿qué tal, señor? Soy Tim Burton.
-¿Burton? Ah, sí, chico, he oído hablar de tí... ¿Tienes experiencia en cine?
-He hecho un par de obras maestras, señor.
-¡Excelente! Bueno, pues quiero que trabajes para mí.
Burton no está muy convencido, pero acaba firmando un contrato por tres películas cuando se da cuenta de la astronómica cifra que le van a pagar. Tras despedirse con un apretón de manos, vuelve a su casa y comienza a pensar en su nueva película...
A los pocos días, le llama el productor.
-Tengo algo para tí, chico. ¡Vas a hacer el remake de El planeta de los simios!
-¿Perdón?
-¡Sí, hombre, un clásico de la ciencia ficción! ¡Con Charlton Heston en un planeta lleno de monos! ¡"Malditos locos, lo habéis conseguido"! ¿No te acuerdas?
-No, si... conozco la película, pero... Es que no creo que yo...
-¡Incluso hemos firmado a Mark Wahlberg como protagonista!
-¿A q-quién? Oh, bueno, sí, incluso parece un mono...
-¡No, hombre, no! ¡Él será el humano!
-¿Q-qué? ¿N-no podríamos poner a Johnny Depp?
-¿A quién? ¿Ése no salía en una serie de TV, algo así como Jóvenes policías? ¡Esto es un gran estudio, chaval, aquí usamos estrellas!
-Oiga, es que no va con mi estilo...
-¿Tu estilo? ¿¿¿TU ESTILO??? ¡Tenemos un contrato, chico! ¡Yo te diré cuál es tu estilo! ¡Y si no quieres hacerlo, piensa que tengo un montón de directores recién salidos de la Escuela de Cine que podrían darme ese "toque Burton" tuyo por diez dólares la hora!
Año 2002.
-¿Pez grande? ¿Qué es eso? ¿Un remake acuático de El Planeta de los Simios?
-Eeh... No, señor... Es la vida de un hombre que tiene grandes aventuras y realiza grandes proezas...
-¿Como cuáles?
-Eeeh... Bueno, no sé... Caza fieras, conoce a una bruja...
-Hmmm... No creo que...
-¡También es agente secreto! ¡Se infiltra en China él sólo! ¡Y se escapa con dos chinas! Gemelas.
-Oye, ¡pues puede funcionar!
-Me gustaría usar a Johnny Depp...
-¡Y dale! ¿Quién es ese tipo? ¿Por qué no usas a ese jovencito que hace de Obi-Wan? Creo que daría muy bien el tipo de agente secreto...
Año 2004.
-¿"Charlie y la fábrica de chocolate"? Espera, creo que la he visto. ¿Salía Gene Wilder, verdad?
-Sí, señor.
-Bueno, puede funcionar, siempre y cuando pongas alguna estrella al frente. ¿Has pensado ya en alguna?
-Eeeh... No, señor.
-¿Seguro?
-Sí, señor.
-¿No ibas a proponerme a un gran, grandísimo actor, taquillero y nominado al Óscar, cuyo nombre empieza por J?
-Está muy ocupado haciendo las secuelas de Piratas del Caribe.
-Pero es amigo tuyo, ¿no?
-Bueno... sí.
-Convéncele y tendrás película.
Año 2005.
-¿Qué mierda es esto que has hecho?
-Una película de animación, señor. A mi estilo.
-¿Qué estilo? ¡Trabajas para mí! ¡Tu estilo es el que yo diga!
-Mire, señor. La verdad es que ya me he cansado de poner mi talento a su servicio. Desde que trabajo para usted mi prestigio ha bajado. Me siento tan oprimido bajo su yugo que apenas soy capaz de plasmar en mis películas aquella poética de la diferencia que me caracterizaba. La mierda aquella de los monos fue un infierno. Y mis últimas películas, sin ser malas del todo, parecen hechas por un imitador sin carisma. Pero eso se acabó. Mi contrato ha terminado, y en cuanto fui libre me volvió la inspiración. Una noche me despertó un mosquito y lo maté sobre el cuerpo desnudo de mi novia, a mi lado en la cama. Al verla allí tirada, inmóvil, blanca como un cadáver y con la sangre del mosquito sobre ella, se me ocurió: la novia cadáver. Me levanté y empecé a escribir lo que he escrito siempre: historias para la gente siniestra de la calle. "Amanece en la ciudad, se oye la voz de los pescateros..." En fín, que es lo más genial que he hecho en años, con una música estupenda, ¡y qué colorido! Bueno, el final quizá sea un poco apresurado, lo reconozco, pero el conjunto es tan bueno que no importa demasiado. Vuelvo a sentirme bien. Y ahora hago lo que quiero.
-Eh, eh, eh, tranquilo, chico. Tienes razón. Quizá no te he dado demasiada libertad. Pero entiéndeme, son los negocios. ¿Por qué no te relajas un poco? Mira, hagamos una cosa. Te ofrezco este nuevo contrato por el doble de lo que te pagaba antes, y te aseguro que te daré mucha más libertad a la hora de hacer tus proyectos. Por ejemplo, había pensado en un remake de Juegos de guerra. ¿Qué tal con Matt Damon como protagonista?
1 comentario:
jajajaj.. muy bueno
y qué buena peli
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