martes, octubre 10, 2006

Ahora feliz, feliz

Horrenda portada que no puede impedir que el contenido sea genial
Tenía una asignatura pendiente con Chester Brown. Había leído mucho sobre él, pero prácticamente no había leído nada suyo. Diferentes circunstancias desafortunadas (incluyendo cancelaciones de pedidos del Previews) lo habían hecho era algo así como un autor maldito para mí. Así que la aparición de Ed, el payaso feliz suponía una oportunidad de oro para entrar en el universo de uno de los autores más influyentes del cómic reciente, aun a sabiendas de que se trataba de una de sus primeras obras y de que estaba bastante alejada del posterior desarrollo temático de su obra.
Pero qué más da. Aún no es el Brown experimental, ni el autobiográfico, ni el histórico, pero ya es un excelente narrador. Resulta imposible no ser arrastrado por el torrente desbordante de imaginación que supone esta sucesión de imágenes surrealistas mezcla de humor nonsense y aventuras de serie B.
Ed, el teórico protagonista, es lo de menos. Nunca ejerce como tal, ni siquiera como motor de la historia. Simplemente es la víctima de un mundo enloquecido, violento y sin sentido que le hace ser continuamente llevado de lado a lado sin llegar a entender muy bien la razón. A su alrededor, un maravilloso caos ordenado por su propia lógica en el que tienen espacio pigmeos comedores de ratas que viven en las alcantarillas, científicos locos, experimentos absurdos, montañas de mierda, médicos siniestros, manos cortadas, crímenes pasionales, violencia exagerada, santos, fantasmas, muertos vivientes, dimensiones paralelas, vampiros y la cabeza de Ronald Reagan atrapada en el pene de Ed. Todo esto trenzado de tal manera que no sólo resulta muy divertido, sino que, encima, tiene sentido.
Ojalá todos los autores hicieran obras primerizas tan buenas como ésta.
GENIÓMETRO: 4/5 eisners

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