El lunes se concedió el primer Premio Nacional de Cómic. Se concedió, creo que merecidamente, a Max, todo un mito en activo de la historieta española, por su obra Bardín el Superrealista. No discuto que la obra sea efectivamente lo mejor del año en España, y nadie va a discutir el nivel artístico del autor. Mi único pero se lo pondría a la condición de recopilación de la mayor parte de la obra premiada, pero es una objeción menor y discutible que no debe empañar su mérito. (Que conste que mi obra favorita de Max es El prolongado sueño del Sr. T., pero cuando se publicó este premio no existía)
La existencia del premio es en sí misma toda una noticia que demuestra el reconocimiento creciente que la historieta está recibiendo en los últimos años. Quién iba a soñar hace apenas una década con algo así. Pues aquí está. Y ahora que por fín el cómic es, oficialmente, cultura, estaría bien que no volvieran a multar estúpidamente a los autores de chistes y caricaturas cuyo único delito es satirizar una realidad social que parece evidente que necesita que la azoten un poquito.
Y todo esto coincidiendo con la celebración por el 50 aniversario de Mortadelo y Filemón, los personajes más populares del tebeo español. Aunque lejos quedan sus momentos de mayor gloria, sus hitos insuperables (El sulfato atómico, Valor y al toro, Safari callejero...) son ya clásicos imborrables de la cultura hispana.
Y, por seguir el hilo, y como homenaje al fallecido Fernando Fernán Gómez... ahí va un enlace al post que Mortadelón se marcó este verano sobre Crimen imperfecto, la primera adaptación (apócrifa, por supuesto) de Mortadelo y Filemón al cine, en la que sus trasuntos cinematográficos, Salomón y Torcuato, fueron interpretados por Fernán Gómez y José Luis López Vázquez.
(Por cierto, tendré que pedirle que me la pase...)
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