martes, octubre 28, 2008

Semana Halloween: La obsesión

Aunque ayer dimos comienzo a nuestra semana de Halloween hablando de un musical, ya tuvimos que mencionar a Roger Corman. El mítico director americano, maestro de la serie B y genio del rodaje rápido y barato (segun la iMDB, dirigió nada menos que 43 películas entre 1955 y 1964), es uno de esos nombres que hay que sacar a colación de forma casi obligatoria cuando se habla de cine fantástico y de terror. De modo que, ¿por qué no dedicar esta segunda entrega a uno de sus clásicos? Y he escogido uno que, aunque tal vez no sea el más recordado, resulta que es mi favorito: La obsesión, que es como se tituló aquí a la adaptación que hizo de El enterramiento prematuro de Edgar Allan Poe, otra referencia ineludible del género.
El celebrado ciclo de películas que Corman realizó para la AIP basándose en los relatos de Poe, que tan buenos resultados ofreció tanto en lo artístico como en lo económico (adaptaciones baratas de obras de prestigio por las que, además, no había que pagar derechos, dado que éstos habían caducado), tuvo en 1962 su momento de crisis, cuando Corman, enfrentado con sus productores, decidió marcharse y realizar su siguiente película del ciclo para otros. Esta es la razón por la que, de todo el ciclo Poe, La obsesión sea la única película no protagonizada por Vincent Price, que tenía contrato exclusivo con AIP, y en su lugar Corman tuvo que recurrir al también excelente Ray Milland, con el que repetiría un año después en la mítica El hombre con rayos X en los ojos. La AIP, sin embargo, no estaba dispuesta a dejar escapar a Corman, y compró el film apenas iniciado el rodaje.

Las libertades que Corman se tomaba con los textos originales, ya de por sí notables en toda la serie, se hacen manifiestas a la hora de adaptar las obras menos narrativas de Poe, como es el caso de El enterramiento prematuro que, más que un relato, es un ensayo sobre la terrorífica idea de ser enterrado vivo. Sin embargo, Corman coge la idea de partida y la transforma en un terrorífico relato sobre un hombre obsesionado con la posibilidad de que le ocurriera, sazonando además la historia con una trama inquietante, una atmósfera siniestra, escenas antológicas (como aquella en la que el personaje despierta en el mausoleo que se ha hecho construir con todas las medidas imaginables para el caso de ser enterrado vivo, sólo para comprobar, con progresivo horror, cómo una a una todas sus medidas van fallando), personajes icónicos (los enterradores que silban una melodía irlandesa mientras trabajan... esa tonadilla todavía me eriza los pelos cuando la escucho) y un magnífico giro final. En fin, no es una película que haya visto muchas veces, pero desde luego cada vez que la he visto la he disfrutado como un enano.

Y PARA COMPLETAR UNA SESIÓN DOBLE LE PODÉIS AÑADIR: otra de mis favoritas del ciclo Poe, El cuervo, teórica adaptación del famoso poema en la que Corman y el novelista Richard Matheson, conscientes de la imposibilidad de levantar toda una película sobre un poema lúgubre, construyen un guión que se olvida del original antes de los diez minutos para levantar un autoparódico, divertido y muy disfrutable cuento sobre brujos enfrentados protagonizado nada menos que por Vincent Price, Peter Lorre y Boris Karloff, con un joven Jack Nicholson como escudero. El enfrentamiento final entre Price y Karloff es impresionante. No exactamente en el tono de Poe, pero te lo pasas en grande, y eso es mucho.

Mañana, más...

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