¡Os pillé! Seguro que ya os habíais olvidado de esta sección, ¿verdad? No me extraña porque hace tres meses que no la hago... Pero, bueno, volvemos con ella para recordar uno de esos discos que marcaron época: el inolvidable 30 años de éxitos, extraordinario disco de debut de Los Toreros Muertos.
Con el imprevisible Pablo Carbonell como líder y alma mater, bien arropado por dos músicos argentinos más experimentados, el bajista Mani Moure y el teclista Guillermo Piccolini, Los Toreros Muertos fueron una banda a medio camino entre el humor y el patetismo, entre el punk y la chirigota, siempre con mucho descaro y alegría y, sobre todo, buen humor.
Tras el maxi Yo no me llamo Javier, que tuvo buena acogida (Pablo Carbonell era ya popular por aquel entonces por sus delirantes apariciones en La Bola de Cristal), lanzaron al mercado su primer LP, 30 años de éxitos (1986), que fue uno de los discos más vendidos del año gracias a canciones que han quedado en el imaginario colectivo como Mi agüita amarilla. Su secuela, Por Biafra (1987), un poco más flojo pero con himnos míticos como On the desk o Mi amigo Manolito, tuvo también un considerable éxito. Todavía grabarían dos discos más, Mundo caracol (1989) y Cantan en español (1992), pero ya sin la repercusión de sus primeros trabajos, separándose definitivamente en 1992 para dedicarse a nuevos proyectos.
Los toreros muertos: "¡Ya están aquí, los toreros muertos, ya están aquí, muertos, muertos!" Presentación del grupo y declaración de intenciones. Festiva y cargada del humor mitad vitriólico mitad etílico que les caracterizaba: "acaba de entrar Manolete, con una mano en el boquete, le sigue Antonio Bienvenida, con una tirita en la herida". Garantizada para animar a cualquier oyente depresivo.
Bum bum 1789: "¡Bum, bum! ¡Hay que tirar la puerta!" La revolución francesa vista desde la perspectiva del lumpen, puro canto al saqueo popular: "Las cosas vuelven a su destino, se las llevan los vecinos". Más punk que muchos que iban de punks.
Hoy es domingo: Bucólica balada que busca el humor en la sobrecursilería. A mí la verdad es que es la que menos me gusta del disco, pero tiene sus fans: un amigo mío me contó que cuando era crío se la ponía a tope cada mañana de domingo. Vaya manera de despertarse. Sobre todo los vecinos.
D.N.I.: "Es un horror, siento pavor, me busco en los bolsillos, y no lo tengo, no lo encuentro, creo que lo he perdido". Pablo Carbonell acentúa y saca partido a su habitual histrionismo y sobreactuación para el tema más frenético del disco, dando lugar a una de las mejores canciones del grupo. "La pasma me parará, me pedirá la documentación, yo no tendré carné, me pondrán de cara a la pared, gritaré, lloraré, llamaré a mi madre, nadie me oirá..." Imposible no reírse. Un clásico instantáneo.
Yo no me llamo Javier: "No, nena, tú te equivocas, yo no te conocí en la playa, no nos fuimos juntos a comer paella y nunca he pasado una noche en tu hotel". Uno de los temas míticos del grupo, el primero que editaron. Un clásico en torno a una confusión de identidad. "Hola, ¿cómo estás?, ¡qué niño más bonito!, ¿¿cómo??, ¿¿qué es mío??, ¿¿que yo soy el padre??, ¡¡pero eso cómo va a ser!!, si yo soy impotente, yo no me llamo Javier, no te quiero volver a ver, deja ya de joder, yo no me llamo Javier, ¡suéltame, mujer!, yo no me llamo Javier". Genial.
Twist´as loca: "Twist, twist, twist´as loca, ¡ah!". Un divertimento menor entre los temas que la rodean, pequeña pieza vocal sin pretensiones a ritmo (evidentemente) de twist. Y a mí que aquí me recuerdan a Siniestro Total...
Mi agüita amarilla: El clásico. ¿Quién no la ha cantado alguna vez? "Y creo que he bebido más, ¡¡¡DE CUARENTA CERVEZAS HOY!!!, y creo que tendré que expulsarlas, fuera de mí". Apoteósico canto a la orina que fue el que encumbró al grupo y lo llevó a los primeros puestos de las listas de ventas. Veinte años después aún conserva toda su gracia.
Soy un animal: "Voy a hacer unas oposiciones a gorrino, voy a dejarme crecer el rabo, pondré unos cuernos de cabra en mi cabeza, y me iré al Retiro, asustaré a las parejas". Otro clásico sin desperdicio, festivo y enfermizo, quizá en el que Carbonell puede desatar más a gusto todo su histrionismo. "Estoy aquí para robaros el puesto de trabajo, voy a quitarte el pan de la boca, voy a acostarme, ¡¡¡CON TU NO-VIA!!!" Pura diversión.
Necesito un avalista: Uno de los temas más acelerados del álbum, pura histeria. "No puedo comer muchos huevos fritos, me sientan mal para el colesterol, yo me quiero ir a un chiringuito, a tomar el sol, necesito un avalista para irme de turista" Una nueva muestra del humor personalísimo del grupo.
Dejadme llorar: El disco se cerraba con un tema "de bajón", aunque de nuevo, como en Hoy es domingo, con un evidente y muy marcado componente paródico. Con decir que el estribillo, "dejadme llorar a orillas del mar, dejadme llorar", parodia a Góngora... Un digno final.
FRIKÓMETRO: 5/5 averías
1 comentario:
la que me gusto mas fue la de soi un animal se le dedico a esos que se creen la gran mierda att:[Tz]¨Jauz* Breynner
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