miércoles, abril 20, 2005

Tranqui Tronco, o Cómo conquistar los 40 Principales

¡¡Cuñaoooo!!
Se puede ir a ver Be Cool por varias razones:
1. Porque te gustó la primera parte, Cómo conquistar Hollywood (1995).
2. Porque eres fan (o, al menos, seguidor) de las novelas de Elmore Leonard.
3. Porque eres fan (o, al menos, seguidor) de Travolta, Thurman y/o Keitel, y quieres ver una nueva Pulp Fiction.
4. Porque eres fan (o, al menos, seguidor) de Aerosmith.
5. Porque el cartel mola.
Bueno, pues lo siento, pero la respuesta correcta es la cinco. Todas las demás están equivocadas. En su descargo, podemos decir que lo cierto es que es una comedia en que te ríes. Eso debería ser suficiente, segun Robert McKee, para tildar de buena esta película. La pega es que no te ríes mas que en las escenas de ese tándem impagable que forman ese actor infravalorado que es Vince Vaughn y un sorprendente The Rock. Vaughn ya ha demostrado su versatilidad, e incluso se ha convertido en compinche habitual del Ben Stiller más alocado; si os gusta la comedia descerebrada y os reísteis con Cuestión de pelotas, os encantará. En cuanto a The Rock, lo suyo ha sido un descubrimiento; contra todo pronóstico, se convierte en el rey de la fiesta, demuestra ser mucho mejor actor de lo que todos pensábamos y desde luego mucho mejor cómico que otras montañas de músculos como Schwarzenegger, Stallone o Vin Diesel. Próximamente seguirá centrado en el género de acción adaptando videojuegos (Doom, Spy Hunter), pero, ojo, también hará comedias... va a interpretar nada más y nada menos que a ¡¡Johnny Bravo!! Habrá que verlo con tupé rubio...
Por lo demás, la película es toda una decepción para los que busquen el humor ácido e inteligente de Leonard que sí impregnó la primera parte, repleta de ese poso autoparódico con el que Hollywood suele mirarse a sí mismo en las comedias sobre el mundo del cine. Diez años después, Travolta ya no es el mismo: no es tan duro, está más viejo y gastado, y sus frases suenan más a autocitas que a verdaderas chuladas de gangster. El resto del reparto tampoco brilla demasiado: Keitel está desaprovechado, Uma Thurman no hace una de sus mejores composiciones, Cedric the Entertainer sigue sin hacer gracia, los raperos y los rusos son totalmente tópicos, y los músicos... bueno, no son actores, desde luego (lo de Steven Tyler es de juzgado de guardia, aunque tiene una de las mejores líneas de diálogo: "no, yo no soy de esos, nunca salgo en películas"). El único salvable es Robert Pastorelli, un efectivo secundario que funciona e incluso resulta divertido en su papel de desaliñado asesino a sueldo, en el que fue su último papel antes de su muerte por sobredosis de heroína.
Además, el guión y la dirección resultan poco inspirados y caen con excesiva facilidad en los tópicos, haciendo que todo suene a ya visto. Algo que no sucedia al leer el libro, que de todas formas también era inferior a su primera parte. En fin, seguro que en América habrán sabido vender el nuevo bailecito post Pulp Fiction de Travolta y Thurman, pero homenajear varias veces en dos horas a esta película teniendo en el reparto a tres de sus protagonistas puede resultar un tanto excesivo.
En fin, no es que no haya algunos chistes decentes, a ratos te ríes y es una película disfrutable... pero, después de ver la primera parte, se le debía exigir algo más inteligente que una mera repetición.
GENIÓMETRO: 2/5 grouchos

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