jueves, marzo 17, 2005

El factor compañía


Tengo amigos con los que me pensaría muy seriamente volver a ir a ver una película. Auténticos profesionales del arte de estropearte una sesión de cine. Gente capaz de dormirse o de gritar chistes de humoristas televisivos en plena proyección de Drácula. Gente capaz de gritarle improperios al inútil de Mark Wahlberg en El planeta de los simios. Gente que habla por el móvil en plena proyección de The Ladykillers. Gente capaz de convertir la ya de por sí nefasta visión de Congo en un infierno. Gente capaz de pisarte el final de la película porque ya se la ha visto gracias al Emule.
No me entendáis mal, no siempre es tan nefasto ir con gente así en el cine: corear el diálogo final de Vampiros unos segundos antes de que se produzca (de tópico que era), o conseguir con un comentario en voz alta hacer reir a toda la sala mucho más que la película entera en Menos es más, son momentos de mi vida como espectador de cine que nunca podré olvidar. Pero es que a veces consiguen que tu percepción de una película cambie para siempre, y no puedas volver a verla (ni siquiera pensar en ella) sin sonreirte. Por ejemplo, ¿habéis contado las veces que dicen "¡cállate!" en Akira? Sólo cuando hayáis estado con un grupo de amigos que aplaude y se revuelca de risa por el suelo cada vez que oye esa frase en esa película, después de haber perdido ya la cuenta, entenderéis cómo me siento cada vez que la recuerdo.
Seguro que os ha pasado lo mismo alguna vez.

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