miércoles, marzo 09, 2005

Grandes momentos de mi vida como espectador: una historia sentimental de la televisión (parte III)

EL TEAM-UP MÁS BIZARRO
No sé si el mundo en los ochenta era menos violento, pero la televisión desde luego sí. Aquellas míticas series que nos tragábamos estaban llenas de peleas, disparos y explosiones, pero apenas había sangre y nunca había muertos. ¡¡¡Pero si MacGyver ni siquiera usaba armas!!! Todo era como en las películas de Bud Spencer y Terence Hill, violencia de broma, mucha fanfarria, puñetazos y patadas, era como ver el Pressing Catch pero con argumento. Así eran series como El trueno azul, El halcón callejero... por supuesto, también El coche fantástico.
Un inciso. Todo el mundo tiene como momento más memorable el enfrentamiento entre K.I.T.T. y K.A.R.R., que era igual pero en malo. Pero yo me quedo con el enfrentamiento entre K.I.T.T. y Goliath, que estaba igual de blindado pero en camión, sobre todo por ese "momento Star Trek" de hacer que Goliath fuese conducido por un malvado David Hasselhoff con perilla. No sé si fue en ese capítulo o en otro en que a K.I.T.T. le quitan el blindaje regándolo (!!!), pero también fue genial.
Pero, bueno, los reyes indiscutibles eran éstos:

Sí, el mítico Equipo A. Cuántos grandes momentos nos dio esa serie. Frases como "acaba de contratar al equipo A" o "me encanta que los planes salgan bien". Fénix sacando a Murdock del psiquiátrico. M.A. negándose a subir al avión. La furgoneta negra con raya roja. El chino que salía en todos los capítulos. Y, por supuesto, esos prodigiosos graneros donde los encerraban cada capítulo y en los que construían un tanque con un tractor y un soldador. Jo, todos queríamos ser como el equipo A.
Los personajes estaban diseñados para repartirse todas las tipologías del héroe. Murdock era el loco, el personaje cómico; Fénix, el guaperas, el seductor; Hannibal era el líder, el cerebro, la cabeza fría en las situaciones difíciles. Pero, sobre todo, estaba M.A. Barracus, mitad músculo, mitad quincalla: el Bud Spencer negro.
Además eran una incitación al frikismo. ¿Cómo si no interpretar la carrera como actor de Hannibal, condenado a interpretar siempre a monstruos del pantano?
Bueno, una pega sí tenían. Todos los capítulos eran demasiado iguales. En la última temporada trataron de evolucionar haciéndolos trabajar para un agente secreto y añadiéndoles a un hispano que aportaba tanto como Zeppo a Groucho, Chico y Harpo. El resultado fue que se cargaron la serie.
Antes de eso, los guionistas, pese a la monotonía, se las apañaron para desarrollar nuevas ideas que se alejaran un poco del esquema "Los siete magníficos" que seguían desde el principio. Capítulos como aquel en que a Murdock le toca un viaje al Caribe para dos y Fénix va a sacarlo del manicomio para compartir el viaje... para descubrir que ha sido secuestrado por error junto con otra paciente, a la que salvará y con la que se irá al Caribe (capítulo en el que prácticamente no salían ni Hannibal ni M.A.); o aquel en el que Fénix intenta abandonar repetidamente los Cuatro Fantásticos el Equipo A, y siempre hay algo que se lo impide. Pero el que realmente pasó a la historia de la televisión, el que se me quedó para siempre grabado en la memoria, fue el que tuvo al invitado menos previsible de cualquier serie de acción de tíos duros:

Alucinante. El capítulo más freak y divertido de la serie, y quizá el más recordado. Yo ni siquiera estaba seguro de quién era ese tío con pintas tan raras, lo había visto alguna vez en la parte musical de "La bola de Cristal", y puede que en el "Tocata", pero, ¿qué pintaba ahí? Recapitulemos: Fénix quiere montar un concierto en un club de camioneros y trata de contratar a la gran estrella del country Cowboy George... pero por un error le envían a Boy George y sus Culture Club. Si habéis visto "Granujas a todo ritmo" no hará falta decir que a los promotores no les hace ni la más mínima gracia... pero como hay algo sospechoso, Fénix avisa al Equipo A (con Hannibal haciéndose pasar por el Cowboy) y descubren que los promotores querían llenar el concierto para estar tranquilos y atracar el banco, o algo así. Al final el Equipo A vence a los malos y los Culture Club se ganan a un público hostil.
Un momento mítico que no se les ocurriría a los guionistas de Globomedia en tres siglos. O sí, pero el productor lo rechazaría.

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