lunes, marzo 19, 2012

Glorias matutinas

Creo que ya había dicho por aquí en alguna ocasión, aunque sea de refilón, lo entusiasmado que estoy con algunas series de cómics que ando siguiendo, algunas de las cuales ni siquiera han aparecido en el mercado español. RASL, Life with Archie o Rachel Rising son algunos de los títulos que me tienen enganchado ahora mismo, que ya tuve a bien recomendar en la lista de lo mejor del 2011 (espectacular por cierto ésta última, que desde entonces ha publicado tres números más superando todas mis espectativas). A ellas habría que sumar esta otra serie a la que me he enganchado desde entonces, y que Panini va a publicar en España en abril: Morning Glories.

Tratar de contar todo lo que es genial de esta serie sería condenarse a un irremediable spoiler, pero igualmente voy a intentarlo. Morning Glories se centra en las aventuras de seis adolescentes que se incorporan a un reputadísimo y misterioso internado del que no pueden salir y cuyos métodos bordean lo letal. Los personajes son, al menos en principio, aparentemente muy arquetípicos: Casey, la alumna brillante y líder capaz; Zoe, la chica guapa acostumbrada a aprovecharse de su popularidad; Hunter, el chaval friki e impopular; Ike, el niño rico y rebelde, un manipulador encantado de enfrentarse a la autoridad; Jun, el estudiante serio y fuerte; y Jade, la chica emo con ciertas tendencias depresivas. Por supuesto, no sólo el instituto tiene sus secretos, todos ellos tienen mucha más historia de la que en principio aparentan, y especialmente a partir del segundo tomo (una vez que los autores comprobaron el éxito de la serie) los enigmas se multiplican hasta un punto en el que la comparación con Perdidos es inevitable, porque probablemente ninguna obra se había acercado tanto a su espíritu desde la original. Y la verdad es que me muero por contar algo más y por poder comentar con alguien esta estupenda serie, así que voy a detenerme antes de que se me escape algún spoiler.
Los autores de esta joya son el guionista Nick Spencer y el dibujante Joe Eisma. Spencer ha sido saludado como uno de los nuevos valores emergentes del cómic americano después de darse a conocer en 2009 por la miniserie Existence 2.0 (cuyos derechos para el cine ya ha vendido) y ha trabajado para Image (Forgetless, Shuddertown, además de Morning Glories), DC (THUNDER Agents y el divertidísimo Jimmy Olsen's Big Week) y Marvel (Iron Man 2.0, Ultimate Comics: X-Men). Eisma, por su parte, tiene un currículum bastante más corto, habiendo realizado trabajos modestos hasta encontrarse con Spencer en Existence 3.0, la secuela de su primer trabajo, después de lo cual se ha dedicado totalmente a Morning Glories.
En fín, una lectura interesantísima y muy adictiva.
GENIÓMETRO: 4/5 eisners

jueves, marzo 15, 2012

Mafalda y yo


Yo aprendí a leer con Mortadelo, después me leí el resto de personajes Bruguera y acabé devorando cualquier tebeo que cayera a mi alcance: Don Mikis, Copitos, Astérix y Mafalda. La tira de Quino fue una de mis primera ventanas a las realidades del mundo y una valiosa iniciación a la respuesta mordaz como mecanismo de defensa.
Yo entonces no lo sabía, pero aquella tira había dejado de dibujarse varios años antes de que yo naciera. ¿Cómo iba a saberlo? Yo la conocí cuando aún se publicaba a diario en el Heraldo de Aragón. Mi madre recortaba y guardaba las tiras con la intención de luego pegarlas en un cuaderno para poder leerlas, cosa que finalmente no hizo porque al final acabamos comprando todos aquellos libros recopilatorios apaisados de Editorial Lumen (costó años completar la colección, pero aún la conservo, aunque un poco desencuadernada) y también porque el Heraldo sustituyó la genialidad de Quino por las insulsas aventuras de Fred Basset, que treinta años después todavía tienen su sitio en las páginas del diario sin haber hecho jamás reír a nadie pero, eso sí, manteniendo una estricta neutralidad política.
Hoy Mafalda cumple 50 años. Hoy hace 50 años que el humorista gráfico argentino Joaquín Lavado, conocido como Quino, la creó para una campaña de publicidad de una marca de electrodomésticos. La campaña no llegó a realizarse finalmente, pero Quino se guardó el personaje y dos años después la haría protagonista de una tira cómica que comenzaría a publicarse en la revista Primera plana, y que tendría gran éxito, siendo publicada posteriormente en el diario El Mundo (a partir de marzo de 1965) y, tras el cierre de éste, en el semanario Siete Días Ilustrados (a partir de junio de 1968). En junio de 1973 Quino decidió terminar la serie, para desesperación de sus muchos fans (y del mundo del cómic, en general), por considerar que ya se le habían terminado las ideas para desarrollarla, y se trasladó a Milán, donde ha continuado desarrollando su talento para el humor gráfico (lo que probablemente fue muy acertado, si uno considera que unos años después se impondría en Argentina una dictadura no demasiado condescendiente con la crítica social).
Cincuenta años después de su nacimiento y casi cuarenta de su desaparición, Mafalda sigue siendo una referencia cultural importantísima. Una lectura divertida y, al tiempo, una ventana al pensamiento sin fecha de caducidad. Porque los temas de los que habla son universales y atemporales. Porque Mafalda habla de nosotros, incluso aunque no hubiéramos nacido cuando se dibujó. Y ésa es su grandeza.

Y YA QUE ESTAMOS... Pues que se ha muerto Jean Giraud, Moebius, y no había dicho nada por aquí. Un genio. Un grande entre los grandes. Se largó hacia el cielo montado en una gaviota gigante. Atrás dejó su obra como regalo para nosotros, que nos quedamos un poco más huérfanos. Bon voyage.