domingo, febrero 10, 2013

Pequeñas películas secretas

Estos últimos días el ambiente internetero y cinematográfico nacional anda revolucionado con la iniciativa littlesecretfilm, una propuesta de Pablo Maqueda y Haizea G. Viana que han creado una serie de reglas para producir películas de bajo presupuesto y estrenarlas en Internet, y cuyas primeras muestras han visto recientemente la luz a partir del pasado 1 de febrero.
En principio hay 15 títulos confirmados en esta tanda inaugural (está por ver aún cuántos autores se sumarán con nuevas obras a la propuesta próximamente, una vez hecha pública), de los que tan sólo dos (Ahora ellas, de Haizea G. Viana, y Working progres, de Roland de Middel) no se han estrenado aún. Con el objetivo de ser el primer mortal en publicar una crítica completa película a película de la iniciativa, me he visto las 13 obras estrenadas hasta el momento en 6 días, una maratón de cine en la que, afortunadamente, ha predominado más lo bueno que lo malo. Desde luego, he disfrutado, de otro modo habría abandonado después de un par de filmes. Pero es que además viendo esto es inevitable sentir cierta excitación por la frescura de las obras y tener ganas de crear algo propio también. Vamos, una catarsis.
No sé si habré sido el primero en verme todas las películas, pero es probable que sea el primero en verlas sin tener nada que ver con ninguno de los participantes en ellas, y sin duda el primero sin cuenta de twitter. Me puse a verlas por el orden por el que están presentadas en su propia página, y esto ha sido lo que me han parecido:
(Ojo, que nadie busque aquí críticas sesudas. Eso ya hay mucha gente por ahí haciéndolo, y muy bien. Yo ofrezco impresiones viscerales, subjetivas y quizá irracionales. Vamos, como la recomendación que le haría a un amigo por la calle, pero tratando de no decir "es la hostia" o "vaya puta mierda".)

MANIC PIXIE DREAM GIRL, de Pablo Maqueda (70')

Empieza lento, con 20-30 minutos de videoblogs que en algunos momentos se hacen un poco monótonos, pero en los que se presenta a los personajes para que vayamos conociéndolos. A partir de ahí, la historia ya va lanzada y se sigue con interés. La idea es muy buena, digna de la serie británica Black Mirror con la que el film ya ha sido comparado, aunque quizá al final el mensaje se recalca demasiado. Y sobre todo destaca Rocío León, que está impresionante interpretando todos los papeles, aunque queda el regusto de pensar que quizá de haber tenido más ensayos y tiempo de grabación que el autoimpuesto por las reglas el resultado habría podido ser ya la hostia en vinagre.
La película se presenta a sí misma como una fábula de Internet en tres actos, pero en realidad el "primer acto" ocupa más de la mitad de la película (y cubre el planteamiento y casi todo el nudo, en realidad) y el "tercer acto" es apenas un epílogo. Yo personalmente creo que quizá hubiera estado mejor que el giro de guión con el que se inicia el "segundo acto" (brillante, uno de esos giros que te obligan a replantearte todo lo que has visto hasta entonces) hubiera llegado más tarde, para dar lugar directamente al desenlace, ya que a partir de ahí la intensidad inevitablemente baja y al prolongarse demasiado produce una sensación de anticlímax, al menos en mi caso. Pero eso son gustos personales, supongo.
Eso no quita para que me haya gustado. Probablemente la mejor película del lote.

PICCOLO GRANDE AMORE, de Jordi Costa (93')

Otra que empieza lento, de hecho los primeros minutos, con una canción italiana a capella y los berridos de Ignatius Farray, son de los que invitan a no seguir viendo más. Pero luego, poco a poco, se le va cogiendo el tranquillo a la alternancia entre dos tramas paralelas que sólo confluirán al final: una con un vagabundo loco aleccionando a un chaval sobre lo diabólico de la canción romántica, y otra con tres mujeres reunidas en un club de apreciación de la música italiana en la que empiezan a contarse sus intimidades amorosas, con el amor como arma destructiva como tema que sostiene la película.
De las dos tramas, la primera tiene a Ignatius Farray como arma de doble filo: si bien de su gran capacidad para la improvisación nacen varias frases y ocurrencias memorables, su histrionismo extremo resulta repelente y cansino. La segunda trama, por su parte, muy teatral, con canciones italianas a capella y largos monólogos, va a mejor conforme avanza, tomando un tono cada vez más oscuro y culminando en una media hora final estupenda, con un fascinante Emilio Gavira que se apodera de la película desde su entrada en escena (¿cómo no le hemos visto en esta vena oscura más a menudo?).
Lo malo es que la conclusión resulta ser la intrusión de la primera trama en la segunda arrastrando con ella su tono jocoso y creando un aguachirri final de sensaciones que no termina de funcionar.
En resumen, muy irregular. Fallida, aunque con suficientes aciertos como para que merezca la pena echarle un vistazo.

16TH FOLK ROOM, de Víctor Alonso (60')

De ésta es difícil decir mucho porque es como ponerte un disco. Es una sucesión de conciertos de músicos de folk londinenses a lo largo de un día en una habitación. No hay más. Si te gusta lo que tocan los grupos que salen, disfrutarás, y si no, no. Por mi parte, como sí que me gusta este estilo de música, pues he disfrutado. Pero como película... A mí la verdad es que estos films-concierto nunca me han llamado mucho. Eso sí, la música me ha parecido cojonuda.

LOS DESÓRDENES SENTIMENTALES, de Ramón Alfonso (90')

Ésta tenía la sinopsis que menos me llamaba y, efectivamente, después de verla puedo confirmar que no soy parte de su público. Otra vez dos historias paralelas, algo que parece ser bastante habitual en estas películas, supongo que para facilitar el rodaje en 24 horas sin cansar demasiado a los actores.
La primera historia es sobre un veterano director que una vez fue de éxito y hoy sobrevive con trabajos alimenticios, y que se echa una amante joven que se va a enganchar de él mucho más de lo que a él le gustaría (genial Belén Riquelme, lo mejor de la película). La segunda, bastante más floja, es sobre un artistilla gilipollas que dice que es un genio pero lo único que hace es criticar a los demás; al principio hace gracia por lo patético pero luego se hace muy repetitivo.
Además es difícil conectar con los protagonistas de ninguna de las dos tramas: son demasiado egoístas para caer simpáticos.
En fín, que a mí me ha aburrido.

CINEMA VERITÉ VERITÉ, de Elena Manrique (59')

Otra obra fallida, pero ésta al menos es autoconsciente: las dos historias que la componen se ven interrumpidas por escenas en que las dos guionistas que escriben la historia discuten y comentan lo que ocurre, y, de hecho, el mayor acierto de la obra es que a medida que las dos guionistas van tomando consciencia de que la historia no va a ninguna parte, empiezan a permitirse incluír en la trama cada vez mayores idas de olla con el único propósito de reírse mientras escriben. Pero esto ya indica el gran problema de una historia que avanza sin saber hacia dónde como pollo sin cabeza (aunque las guionistas que aparecen traten de justificarlo con pretextos artísticos que ni ellas mismas parecen creerse). Un par de chistes graciosos y frases divertidas no hacen que una comedia funcione, y ésta no lo hace. Y tampoco la parte dramática de la historia funciona demasiado bien. Es cierto que las imágenes de Sasa con su maleta caminando por las calles semivacías de Madrid son probablemente las más hermosas del lote, pero no compensa.
La última frase de la película es el perfecto resumen: "oye, tía... y con esto, ¿qué hemos querido contar?".

NOVA, de Bruno Teixidor y Ezequiel Romero (60')

Ciencia ficción low cost del subgénero fin del mundo, y, al mismo tiempo, experimento en el que cada uno de los dos directores llevaba una de las tramas sin saber nada de la que dirigía el otro. Curiosamente, pese a ello resulta ser, de las películas con tramas paralelas, la que más cohesión tiene entre ellas. Planteamiento interesante y con varios giros inesperados, como defecto se podría señalar que algunos momentos quizá se hacen un poco confusos y que la motivación de algunos personajes a veces no queda demasiado clara. De todas formas, hay suficientes buenas ideas como para que el resultado final sea digno, y más si se tienen en cuenta las limitaciones impuestas por las normas.
Un buen trabajo. Quizá la obra más recomendable del lote para un público casual y no habituado al cine alternativo.

UNDO INFINITO, de Álex Mendíbil (69')

Bordeando el cine experimental, ésta es sin duda la película más difícil del conjunto. No quita eso que pueda ser también una de las más fascinantes, pero me resultaría difícil recomendarle a mi madre una película cuyos seis primeros minutos son tal cual los seis primeros minutos de OTRA película (en concreto, de Escuela satánica para señoritas, una serie B de los 70), o una película que a mitad de metraje se interrumpe para dar paso a un coloquio en el que varios críticos discuten sobre el formato físico de las películas.
Para colmo, la primera media hora es bastante plomo (oh, cómo odié esa interminable escena de la cena en pareja), pero, por suerte, a partir de ahí la película va cada vez a mejor, especialmente porque Marta Suárez borda su papel de mujer traumatizada, pero también porque comienzan a sucederse los aciertos (ese fascinante viaje a Pripiat, maravilloso recurso con múltiples niveles de lectura) y las imágenes impactantes (nunca podré volver a mirar del mismo modo los restos de comida china en la nevera), y la tensión va creciendo hasta alcanzar el que probablemente sea el mejor final de todo el lote.
No es para todos los paladares, pero va a ser una de las que más se recuerden de esta iniciativa. Al tiempo.

LA PÁJARA, de Jimina Sabadú (40')

Película a medio camino entre Jardiel Poncela, la comedia indie americana y el realismo mágico, que presenta una galería de personajes absurdos a los que una extraña enfermedad va a cambiar la vida. No es una comedia de echarte carcajadas, pero está llena de ideas más que interesantes y consigue crear un universo personalísimo en muy pocos trazos. Tiene un ritmo un poco irregular, y quizá con menos restricciones podría habersele sacado un mayor partido a la idea, pero es agradable de ver y es de esas películas que dejan poso. Me gustó.

NUESTRO PORNO FAVORITO, de Carlo Padial (11')

En serio, ¿QUÉ COJONES ACABO DE VER? No le he pillado el punto en absoluto.

KILN. PROYECTO Z24 14B1, de Héctor G. Barnés (69')

Interesante propuesta, un falso documental sobre la reunión en el siglo XXIV de un mítico grupo de rock. No aprovecha todo lo que siembra, me habría gustado que desarrollase más la ambientación de ciencia-ficción que propone, y la tensión que va creciendo entre los miembros del grupo no alcanza una explosión satisfactoria. Además hacia el final hay un buen rato en que ponen de fondo un zumbido constante muy molesto que sí, que pega con la situación incómoda y tensa que se produce, pero se hace inaguantable porque se prolonga demasiado y está tan alto que hasta molesta a la hora de escuchar los diálogos.
De todas formas, puede que sea porque yo soy muy fan del género de los falsos documentales, pero el caso es que personalmente lo he disfrutado mucho. Una pena que no lo hayan terminado de rematar porque la primera mitad de la película creo que ha sido lo que más me ha gustado de todo el lote.

DESMADRE EN LA NOCHE DE LA QUIETUD, de Pablo Vázquez (104')

La más larga del lote resulta ser también la más plomo. Madre mía. La primera hora es épica. Minutos y minutos de nada, incluyendo hallazgos como un emocionante plano de dos minutos de los actores quietos mirando fijamente a cámara. En un intento de ruptura formal, a veces los actores interactúan con el director, a veces la pértiga del micro entra en plano, y a veces la ¿narración? se interrumpe para dar paso a una entrevista a los personajes. Podría argumentarse que se aprovechan estas escenas para que conozcamos a los personajes, pero, la verdad, un primer acto que ocupa más de la mitad de la película es a todas luces excesivo.
A la hora de película, por fín, empieza a pasar algo, cuando la (desequilibrada) protagonista se empeña en organizar una fiesta de famosos que debe terminar en un suicidio en masa, pero que en lo que acaba es en un enfrentamiento definitivo entre los personajes. La película, a partir de ahí, se beneficia de tener un conflicto que impulse la trama y tiene sus mejores momentos, pero sin especial brillantez.
Vamos, que no me ha gustado.

IRON COCK UNCHAINED, de Laredo Pictures (60')

Probablemente la película más gamberra y menos ambiciosa del lote, una comedia que en ningún momento se toma demasiado en serio a sí misma. Recuerda al típico corto que hacen un grupo de amigos sin mayor objetivo que pasárselo bien, y en muchos momentos logra transmitir esa diversión. Homenajes explícitos a Tarantino, a los hermanos Coen (ese protagonista en bata que remite directamente al Nota) o a Desafío Total (con cita directa, toalla en la cabeza incluída) para una delirante comedia sobre viajes en el tiempo que tiene muy buenas ideas pero que, por desgracia, va perdiendo fuelle a medida que avanza y la gracia se pierde enmarañada en un caos de paradojas y viajes en el tiempo sin reglas.
Podría haber dado de sí bastante más pero no aprovecha todo su potencial. Aun así, es divertida de ver.

ANFIBIA, de Hugo Álvarez Gómez (39')

No sé qué intentaba contar ésta, pero no lo consigue.

EN RESUMEN: Una digna cosecha, buena muestra de las posibilidades del cine de guerrilla, amén de descubrimiento (o confirmación) de interesantes artistas (actores, directores) con mucho potencial. No le auguro excesiva continuidad una vez pasado el hype, por cuanto algunas de las reglas que impone pueden ser demasiado restrictivas para el gusto de muchos realizadores, y el escaparate que ofrece a las obras es de esperar que sea cada vez menos importante (las cosas pasan de moda muy deprisa en Internet), pero es de agradecer el soplo de aire fresco que ha supuesto. Hacía falta algo así.

viernes, febrero 08, 2013

Maravillosa Nimona


¡Vale, parad máquinas! Como suele suceder con las listas de lo mejor del año, siempre descubres a posteriori algo tan bueno que te das cuenta de que, de haberlo descubierto a tiempo, habría entrado en la lista. Y éste es el caso del cómic del que os voy a hablar hoy. Y eso que sigue creciendo a pasos agigantados y no da la sensación de que haya alcanzado aún su mejor momento.
El otro día, echándole un vistazo a los nominados a los Cartoonist Studio Prize como mejores webcómics del año (entre los que estaba mi adorado Subnormality y el popular e imitadísimo xkcd), descubrí una pequeña maravilla que me tiene total y absolutamente encantado. Se llama Nimona, se actualiza un par de veces por semana y en unos pocos capítulos ya me tiene a mí y a un buen número de lectores totalmente enganchados.

La obra, ambientada en un mundo medieval repleto de anacronismos, nos cuenta la historia de Nimona, una jovencita llena de entusiasmo por convertirse en villana y que consigue colocarse como ayudante del (no muy) malvado Lord Ballister Blackheart, un antiguo aspirante a paladín que tras quedarse manco en un (no muy limpio) combate contra el heróico Sir Ambrosius Goldenloin, hasta entonces su mejor amigo, decide enfrentarse a unas leyes que cree corruptas, aunque eso sí, con el menor derramamiento de sangre posible, dado que tiene su propio y personal código ético, y lo hace utilizando nada menos que la CIENCIA (digamos que es un prototipo de científico loco). Su mundo (todo el mundo, en general) se pondrá patas arriba con la aparición de Nimona, poco dada a la contención, violenta y peligrosa, sobre todo por su capacidad para cambiar de forma y transformarse en casi cualquier cosa, por medio de la magia (en la que, por cierto, Blackheart no cree). Pero a pesar de su tendencia natural a la destrucción, Nimona es tan encantadora como sólo puede serlo una niña y su relación con Blackheart, a veces casi paternofilial, es uno de los puntos fuertes de la narración.

La obra, además, es divertidísima y está tan llena de aciertos que no extraña que su autora, Noelle Stevenson, ya haya firmado un contrato para publicar la obra completa en dos libros una vez acabada en el 2015. A pesar de que todavía es estudiante. De hecho, este cómic es su trabajo final para graduarse en el Maryland Institute College of Arts. Todo parece indicar que lo hará con muy buena nota.
Una lectura que no hay que perderse y uno de mis webcómics favoritos desde ya.
GENIÓMETRO: 4/5 eisners

sábado, febrero 02, 2013

Presidente


La vergonzosa comparecencia de Mariano Rajoy, que no sólo no ha aceptado preguntas de la prensa sino que ni siquiera ha estado físicamente ante los periodistas, que han tenido que observarle a través de un monitor mientras él comparecía ante sus compañeros de partido a puerta cerrada, me ha recordado a Max Headroom. Un conocido personaje de la televisión británica de los 80 que se erigió en icono, "el primer presentador de TV generado por ordenador" (en realidad interpretado por el actor Matt Frewer bajo una gruesa capa de maquillaje) en un futuro distópico dominado por una oligarquía opresiva de grandes corporaciones televisivas. Tras una película y una serie que duró dos temporadas, segun la Wikipedia, en 1988 estuvo a punto de realizarse una película en la que se iba a postular como presidente. ¿Un presidente virtual en un futuro opresivo? Parece que el siglo XXI está encarnando las distopías que se temían en el XX. El futuro ha llegado y es tan malo como nos temíamos.
Ojalá realmente la comparecencia hubiera sido de Max Headroom y no de un burócrata gris. El personaje era, a fin de cuentas, subversivo: en la película (y serie subsiguiente) se enfrentaba a los poderes que controlaban la sociedad. Y no puede olvidarse que el caso más sonado de pirateo de señal televisiva en la vida real lo protagonizó un tipo disfrazado con una máscara de este personaje, que interrumpió la emisión de un episodio del Doctor Who en un canal de Chicago para emitir uno de los momentos más delirantes de la historia de la televisión.
En cualquier caso, esta vez el escándalo es tan grande que no parece que pueda cerrarse con "dos palabras". Y menos aún si se dan cobardemente, a través de una pantalla, y no cara a cara.