Que nadie se llame a engaño. Puede que el árbitro estuviera fatal y puede que la FIFA se frotara las manos al pensar en tener en cuartos la revancha de la final de hace ocho años. Pero la selección española fracasó sola, que para eso no necesita ayudas.
España tradicionalmente siempre se acojona a la hora de la verdad. Siempre perdona, siempre falla los penaltis decisivos, siempre se caga cuando está a punto de marcar un gol decisivo, siempre se echa atrás cuando se enfrenta a un rival capaz, siempre se esconden las teóricas vacas sagradas cuando hay una tanda de penaltis... en suma, tiene miedo a ganar. El sobrenombre de "la furia", obtenido en los años 20 cuando la selección superaba por físico y garra a sus rivales, ha terminado definiendo a una selección que nunca sabe gestionar sus ventajas, que siempre deja todo para el final, que siempre debe apelar a la heróica y lanzarse a la desesperada cuando ya todo está perdido. Cierto es que esto ha dado origen a alguna histórica gesta, pero no olvidemos que lo que más ha producido han sido fracasos. La furia española es la desesperación de los mediocres.
¿SABÍA USTED QUE...? España, pese a sus quejas de los arbitrajes, es la selección a la que más penaltis a favor han señalado en toda la historia de los mundiales. Este mismo mundial, tres en cuatro partidos. Y no todos eran.
El fracaso de la selección en los Mundiales es ya casi un icono pop, y ayer se volvió a conseguir. Hagamos un repaso:
1930: España era una potencia mundial de primer orden, pero el Mundial se celebra en Uruguay en una época en que el viaje de Europa a América duraba un mes en barco. Pocos equipos europeos viajaron. España no estuvo entre ellos.
1934: España estaba considerada el mejor equipo del mundo y era la gran favorita. Eliminó a Brasil en octavos. En cuartos, cruce con Italia, el anfitrión. Empate a uno y, en el deempate, derrota por 1-0 y a casa, eliminados por los que luego serían campeones. SE ACHACÓ LA DERROTA A: El árbitro. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Sí, esta vez sí, al árbitro. Mussolini quería un triunfo deportivo del que jactarse, y no podía perder contra la República Española. Aquello dio origen al robo más clamoroso de la historia de los mundiales. Juego duro, un gol legal anulado a Lafuente (el primer jugador de la historia que coge el balón en el medio, avanza, se regatea a cuatro jugadores y marca y resulta que está en fuera de juego) y cuatro penaltis no pitados a favor de España, y el gol de Italia que fue en principio anulado por falta al portero (Schiavo había metido a Zamora en la portería de un puñetazo)... pero finalmente el árbitro lo concedió después de ser rodeado y zarandeado por todo el equipo italiano. Y aun así empataron. Eso sí que era una selección campeona, qué leches. En el partido de desempate, una renqueante España con seis bajas y cuatro jugadores que jugaban tocados encajó un gol de Meazza con falta clara al portero (Nogués, sustituto del mítico Zamora al que habían lesionado en el anterior encuentro) y vio como le anulaban dos goles legales. Algún jugador español acabó K.O., algunos acabaron sangrando abundantemente, y varios jugadores de ambos equipos se liaron a puñetazos. El arbitraje fue tan bochornoso que las propias federaciones de los árbitros les sancionaron a perpetuidad. Pese a caer en cuartos de final, cinco jugadores españoles fueron elegidos en el once ideal del campeonato. Probablemente fue la única vez que España demostró casta de campeón de verdad en un Mundial.
1938: España, inmersa en la Guerra Civil, no participó.
1950: Tras superar en la primera fase a Inglaterra con el famoso gol de Zarra (aunque el verdadero héroe fue el portero Ramallets, que se lo paró todo), se plantaron en la liguilla final, y, pese a arrancar un empate ante Uruguay, a la postre campeona, acabaron cuartos. SE ACHACÓ LA DERROTA A: El agotamiento físico con que se llegó a la liguilla. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Probablemente fuera por eso. El esfuerzo físico para superar a Inglaterra y empatar con Uruguay fue tal que el equipo quedó en cuadro, físicamente mermado y con varios lesionados (entre ellos Zarra) para jugar contra Brasil, anfitriona y gran favorita. La goleada recibida fue un palo moral que aún les hundió más y les impidió levantar cabeza ante Suecia, que consiguió el tercer puesto. De todas formas, nadie lo consideró un fracaso.
1954: Primer gran fracaso. La selección, por entonces liderada por Kubala, caía en Turquía y empataba con los turcos en el desempate jugado en Italia. El sorteo daba a los turcos su única clasificación para una fase final en todo el siglo XX. SE ACHACÓ LA DERROTA A: Una extraña historia sobre un telegrama recibido por los españoles y que supuestamente venía de la FIFA y que prohibía la alineación de Kubala por irregularidades (la FIFA estaba algo mosqueada con Kubala después de que éste hubiera defendido los colores de Hungría, Checoslovaquia, de nuevo Hungría y finalmente España) hizo que no jugara el partido decisivo. Posteriormente la FIFA negó haberlo enviado. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Los españoles habían mostrado tal superioridad en el primer partido en España que se pensaron que iban a ganar sin bajar del autobús... y la cagaron. En un campo de tierra, los turcos se hicieron fuertes y batieron a los españoles. Luego, en el desempate, con los turcos crecidos ante la gran oportunidad de su historia, fueron incapaces de arreglarlo.
1958: Segundo gran fracaso. La selección liderada por Di Stefano y con la base de aquel Real Madrid que arrasaba en Europa es eliminada en la previa. Un empate en casa ante una débil Suiza regalaba a Escocia la clasificación. SE ACHACÓ LA DERROTA A: La mala suerte, especialmente en el primer partido en que se empató en casa ante Suiza, cuyo portero estuvo inspiradísimo. También se dijo que la FIFA puso pegas a la alineación de un Di Stefano que ya había defendido los colores de Argentina y Colombia. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: España la pifió en sus primeros partidos, empate en casa ante Suiza y derrota en Escocia, y ya no pudo arreglarlo. Suizos y escoceses eran a priori inferiores, pero no se les supo jugar.
1962: Al menos esta vez sí llegaron a Chile, tras eliminar a Gales. Pero la derrota inicial contra Checoslovaquia en un duelo dominado por España hizo que se lo tuvieran que jugar todo a una carta contra Brasil. Y claro, perdieron. Aun con Pelé lesionado, los Garrincha, Didí, Vavá, etc, fueron demasiado para ellos. España jugó mejor pero, como siempre, le faltó efectividad. Curiosamente brasileños y checos acabarían disputando la final... SE ACHACÓ LA DERROTA A: La mala suerte en el sorteo (emparejados con Brasil, el gran favorito, lo que prefiguraba un gran duelo Di Stefano-Pelé que al final, con ambos lesionados, no pudo ser), la lesión de Di Stefano y el juego durísimo de los checos que los árbitros permitieron (y del que Pelé fue también víctima). PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Checos y brasileños fueron mejores. Punto. De hecho acabarían jugando la final...
1966: España era campeona de Europa y sus clubes dominaban las competiciones europeas, por lo que, pese a clasificarse con apuros y en el desempate ante Irlanda, eran una de las favoritas... pero en el Mundial no rindieron a su nivel. Argentina y Alemania las eliminaron. SE ACHACÓ LA DERROTA A: Una vez más, la mala suerte. Un grupo muy fuerte, la derrota inicial ante Argentina y la incapacidad de mantener la ventaja en el marcador ante los alemanes en el último partido. El seleccionador fue muy criticado por algunas decisiones extrañas. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Algo no fue bien desde el principio en la concentración de la selección. Varios jugadores debieron ver algo extraño y alguno, como Juan Manuel Villa, uno de los delanteros más en forma del momento y clave en el título de Copa que acababa de llevarse el Zaragoza, incluso abandonó la concentración autodescartándose antes de tiempo de la lista definitiva. Luego el seleccionador alineó a las vacas sagradas, estrellas ya veteranas y en decadencia (Del Sol, Peiró, Suárez, Gento), en vez de a los jóvenes que estaban más en forma, aun cuando alguno de ellos (Marcelino, Lapetra) ya habían sido clave en la conquista de la Eurocopa dos años antes. Tiempo después se supo que el seleccionador tuvo que ceder a las presiones de sus superiores a la hora de confeccionar el equipo. Resultado: derrota ante una Argentina que entonces no era la potencia que es hoy y una victoria in extremis ante Suiza. Sí jugaron los jóvenes en el definitivo, cuando había que jugárselo todo a un partido ante la potentísima Alemania, pero aunque llegaron a adelantarse en el marcador fue imposible: Alemania, ya liderada por el joven Beckenbauer, empezaba a tener el equipazo que dominaría los 70, y de hecho no ganó aquel Mundial por los pelos (y por un gol fantasma que no fue y que el árbitro concedió a los ingleses en la final).
1970: La época dorada del fútbol español había ya pasado... España no se clasificó. Un empate en casa ante Bélgica y una sorprendente derrota en Finlandia le dio a los belgas la clasificación. SE ACHACÓ LA DERROTA A: La selección estaba en plena renovación y el fútbol español buscaba nuevo esquema y nuevas figuras. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Además del mal juego y del comienzo de la mítica época (¡once años de fracasos!) con Kubala como seleccionador (con quien España era "campeona del mundo de amistosos", porque los amistosos los ganaba siempre, pero fracasaba estrepitosamente en los partidos oficiales), los avances tácticos y de entrenamientos del fútbol europeo no se implantaron en España, que quedó muy retrasada del nivel de juego de las grandes potencias: incluso a nivel de clubes los 70 son una década negra en la que desaparecen los éxitos internacionales.
1974: Nuevo fracaso. En la clasificación empataron a todo con Yugoslavia, pero cayeron en el desempate en Frankfurt. SE ACHACÓ LA DERROTA A: El nivel del fútbol español había bajado mucho estos años. Kubala decía aquello de "no hay más cera que la que arde". PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Básicamente valen las mismas razones dadas para el anterior mundial, aunque también es verdad que las filias y fobias de Kubala respecto a jugadores y esquema afectaron para mal a la selección. Por ejemplo, esa mítica defensa de cuatro hombres en la que siempre jugaban tres centrales...
1978: Tras clasificarse para el Mundial con el famoso gol de Rubén Cano en Belgrado (ese remate de espinilla en semifallo, probablemente el peor remate a puerta de la historia de la selección, tan malo tan malo que despistó al portero y entró), horrible estreno cayendo ante Austria que obligaba a España a ganar a Brasil para pasar a segunda ronda. Contra pronóstico, España aguantó bien y casi gana, pero Cardeñosa, con el portero batido y toda la portería para él, acertó con el único defensa que había bajo palos. Empate a cero y a casa, de nada sirvió el triunfo final ante Suecia... SE ACHACÓ LA DERROTA A: El fallo de Cardeñosa, que ya nunca volvió a la selección. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: España, una vez más, se confió. Creyó que vencería fácil a Austria en el primer partido y luego resultó que los austriacos fueron una de las revelaciones del mundial, liderados por el goleador Hansi Krankl, a quien inmediatamente fichó el Barça. Luego los resultados no fueron malos, pero sí insuficientes.
1982: Nunca ha habido en la historia de los Mundiales un fracaso mayor que el de España en 1982. Con una de las peores selecciones de su historia, sólo un penalti evitó que el estreno fuera una catástrofe: empate a uno ante Honduras, y gracias. Una victoria con ayuda arbitral ante Yugoslavia (con aquel mítico penalti inexistente que se falló y que el árbitro mandó repetir) no impidió que la debacle se consumara con una histórica derrota ante Irlanda del Norte que envió a España a una segunda fase imposible ante Alemania e Inglaterra, a los que tampoco pudo superar. España obtuvo el peor resultado histórico de un equipo anfitrión en los Mundiales. Apoteósico. SE ACHACÓ EL FRACASO A: Lo único bueno de hacer el ridículo más espantoso es que no hay lugar para las excusas. El seleccionador, José Emilio Santamaría, desapareció del mapa para siempre, y muchos de los jugadores ya nunca más volvieron a la selección. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: País de gran tradición futbolística, España pensó que iba a ganar en casa como Alemania y Argentina en los mundiales precedentes, aunque las figuras de España en aquel momento no eran del nivel de las de los países citados, algunos jugadores que rendían a un altísimo nivel en sus clubes no funcionaban en la selección y dos titulares fijos como Camacho y Víctor Muñoz se íban a perder el Mundial por lesión. Mitad porque les pudo la presión, mitad porque celebraron el triunfo sin bajar del autobús y luego hondureños y norirlandeses les sacaron los colores a base de lucha y entrega, el caso es que fracasaron estrepitosamente.
1986: España, de la mano de Miguel Muñoz, recuperada anímicamente de su fracaso gracias a su buena Eurocopa (previa gesta de Malta), era ya otra. Tras una buena primera fase en que sólo se cayó con Brasil (con el famoso gol de Míchel que el árbitro no dio), superó claramente a Dinamarca (revelación de la primera fase) con cuatro goles de Butragueño, y llegó a cuartos. El público estaba con España. Parecía que por fin iba a ser "nuestro" Mundial... Pero se cruzó Bélgica. Teóricamente inferior, el equipo belga marcó la primera (y única) vez que llegó al área española. Y su portero, el mítico Pfaff, considerado entonces (y, por lo visto en este partido, con razón) el mejor portero del mundo, se lo paraba todo. Aunque Señor logró empatar, se fue a los penaltis... y Pfaff paró el de Eloy. Eliminados. Quedaba establecida la mítica barrera psicológica de los cuartos de final... SE ACHACÓ LA DERROTA A: La mala suerte, la gran actuación de Pfaff... y, sobre todo, al fallo de Eloy, que ya no pudo quitarse de encima aquella sombra. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Miguel Muñoz llevó un equipo descompensado, con muy pocos defensas, y además incluyó a Antonio Maceda, que estaba lesionado, confiando en que se recuperaría. Y no sólo no lo hizo sino que al forzar para recuperarse a tiempo su lesión se agravó y tuvo que dejar el fútbol. Así que jugó con un solo central nato, Goicoechea, que por sanción se perdió el partido de cuartos, en el que España, sin centrales (Chendo, el lateral del Real Madrid, jugó de central), encajó un gol, cómo no, de cabeza. A esto debe sumarse que muchos pesos pesados del equipo se acojonaron y no quisieron tirar los penaltis, obligando a lanzar a jugadores quizá más valientes pero ni mucho menos especialistas, mientras que los belgas, un equipo veterano y curtido en mil batallas, todavía con la base de la selección que había sido subcampeona de Europa en 1980, afrontaron sin temor la tanda de penaltis. Así nos fue.
1990: Tras una clasificación excelente, España llegó al Mundial en bajísima forma. Pese a ello, aún acabaron campeones de grupo, aunque con un juego ramplón, para luego caer en octavos ante una Yugoslavia más fresca y con más fútbol. SE ACHACÓ LA DERROTA A: La mala suerte, y haberse tropezado con una buena selección yugoslava. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: España llegó floja y jugó con un total desbarajuste táctico, sin organizador en el centro y con camarillas en el vestuario. Los de la Quinta del Buitre jugaban entre ellos y para ellos, se creían intocables y, gracias a la prensa de Madrid, lo eran. Suárez no supo llevarlos en cuanto empezaron los partidos de verdad, y la debacle se completaría en el año y medio siguiente, con una desastrosa fase de clasificación para la Eurocopa.
1998: El gran fracaso de la era Clemente. Después de seis años en el cargo por fín quedó en evidencia la utilización de un sistema con cinco centrales. La pifia de Zubizarreta ante Nigeria y la falta de ideas ante Paraguay hicieron que la victoria final ante Bulgaria no sirviera para nada. A la calle en la primera fase. SE ACHACÓ LA DERROTA A: El fallo del discutido Zubizarreta ante Nigeria, la mala suerte ante Paraguay, y el "arreglo" de nigerianos y paraguayos en el último encuentro, con los africanos ya clasificados. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: La falta de creatividad en el inexistente centro del campo español, sin Guardiola y con Hierro de organizador, que hizo imposible controlar el balón ante Nigeria y superar la sólida defensa paraguaya.
2002: Tras una impecable primera fase se logró superar, de milagro y por penaltis, a una sólida selección de Irlanda en octavos. Corea parecía fácil, pero se acabó empate a cero... y a casita en los penaltis. SE ACHACÓ LA DERROTA A: El árbitro, que anuló dos goles legales a España en el mayor robo de los mundiales desde 1934. También se achacó a la mala suerte (un remate al poste de Morientes, éste inanulable, que podría haber sido el gol de la victoria), a la lesión de Raúl en octavos que restó capacidad ofensiva al ataque español, y al fallo de Joaquín en la tanda decisiva. PERO EN REALIDAD SE DEBIÓ A: Vale, el árbitro fue clave, esta vez sí. Pero España salió acojonada por la responsabilidad de superar la barrera de los cuartos de final y jugó fatal contra un rival que, aun ayudado por el arbitraje, era asequible. El acojone fue ya total en la tanda de penaltis, no había más que ver la expresión de pánico de Casillas y compararla con la de seguridad que ofrecía en la tanda de octavos. Y encima Camacho puso a tirar a Joaquín, un chaval de 20 años que había terminado el partido lesionado y que no suele tirar penaltis. Una vez más España tuvo miedo a ganar. Y claro, no ganó.
2006: Tras clasificarse en la repesca, poco se esperaba de España en el Mundial, pero una buena primera fase hizo concebir esperanzas. Pero esta vez tampoco. SE ACHACA LA DERROTA A: El árbitro, que permitió el juego bronco de los franceses. PERO EN REALIDAD SE DEBE A: Tras el buen arranque, el seleccionador se acojonó ante la revuelta de la "vieja guardia" que se veía abocada a la suplencia. Luis Aragonés dejó que la prensa le hiciera la selección y planteó mal el partido. El intocable Raúl volvió a ser titular justo cuando menos necesitaba España jugar con uno menos. Luis prescindió del medio defensivo y Zidane hizo lo que quiso, y menos mal que ya no está para hacer mucho porque cada vez que entraba en juego a la zaga española se le caía la gota de sudor. Xavi fue despreciado poniéndole al lado a otro organizador para obligarle a trabajar recién salido de una lesión. David Villa nunca jugará un partido completo y mientras esté en el campo deberá irse a las bandas para no eclipsar al protegido Torres, un delantero sobreprotegido, sobrepromocionado y sobrevalorado (sí es bueno, pero no es un crack). En suma, en el peor momento posible España mostró su verdadero nivel, el mostrado en la fase de clasificación: el de un equipo hecho por la prensa, dividido en el vestuario, inofensivo en ataque, flojo en defensa, sin ideas en los momentos clave y con un seleccionador influenciable que toma decisiones incomprensibles.
CONCLUSIÓN: Vale ya de victimismo. España tiene lo que se merece. Además, en este país el fracaso gusta. La Federación Española, a diferencia de otras federaciones que (ellas de verdad) aspiran a algo, no destituye a los que fracasan, véase el caso de Kubala o el de Clemente como indicadores claros. Camacho y Sáez tuvieron que irse ellos. Ahora mismo Villar ya quiere renovar a Luis... y luego nos quejamos de que la selección siempre hace lo mismo.