sábado, septiembre 29, 2012

36



El autor de La Página 36 cumple 36 años. ¡Viva! ¡Celebremos la recursividad!

miércoles, septiembre 26, 2012

Black & White

Tenía un poco abandonado esto de las listas de Spotify, primero por ciertos cambios en la plataforma que, por fortuna, finalmente no duraron mucho, y luego por problemas técnicos. Pero aquí estoy de nuevo para presentar Black & White, una lista dedicada básicamente a lo que se denomina "la segunda ola del ska". Básicamente, esos grupos británicos que recuperaron el ska a finales de los 70 y principios de los 80 y lo pusieron de nuevo en el mapa. Una ola intensa y de calidad, pero no muy numerosa en cuanto a nombres, de ahí que haya tantas canciones de unos pocos grupos en la lista (especialmente Specials y Madness... quizá me he pasado un poco). Alguno de ellos, de hecho, abandonan el ska en algún momento, por lo que estrictamente hablando no todas las canciones de la lista son ska.
A ellos he añadido a los primeros grupos británicos de la "tercera ola", que en muchas ocasiones coincidieron en los escenarios con sus antecesores e incluso colaboraron con gente como Laurel Aitken, el "padrino del ska" (venido directamente de la "primera ola"). También a Rico, otro pionero que, además de fusionar el ska y el jazz, se instaló en Inglaterra y tocó habitualmente con los Specials. Pero básicamente he tratado de no salirme del periodo 1979-89, con un par de excepciones: un tema de los Symarip, casi olvidados pioneros del ska británico de finales de los 60, que alcanzaron su mayor éxito con su reedición en 1981 en plena efervescencia de la "segunda ola"; y una canción de los Hotknives que no es de los 80 sino de 1996 pero me gusta mucho así que la meto y a la mierda la coherencia.
Reconozco que la lista me ha quedado enorme, pero bueno, así disfrutáis más rato.

lunes, septiembre 17, 2012

Cenizas

Alvaro Ortiz llevaba años siendo uno de los autores más prometedores del panorama nacional, pero le faltaba una gran obra con la que quitarse esa etiqueta de promesa y poder confirmarse por fin. Ya no. Cenizas es la obra que todos sus seguidores esperaban/deseaban que diera.
Álvaro ya había firmado como profesional dos álbumes dignos pero todavía de formación, en los que había presentado su particular universo de fantasmas y piratas al mismo tiempo que mostraba su evolución como dibujante. Pero no había terminado de sentirse cómodo, especialmente en el segundo de ellos, que le había costado horrores acabar. Terminaba la realización de estas obras agotado, vacío, sin ganas de emprender inmediatamente un nuevo proyecto. Como si estuviese tratando de marchar a un ritmo que no era el suyo.
Por suerte su adopción de una mayor simplicidad gráfica, con influencias obvias de Lewis Trondheim, le ha permitido superar sus obstáculos. Ha pasado de hacer páginas con grandes viñetas llenas de rayitas a hacer páginas con muchísimas viñetas y muy pocas líneas. Ahora sus páginas se ven más limpias, ha ganado fluidez narrativa y, lo que es mejor, se divierte más y lo transmite. Su muy trondheimiano tebeo autoeditado, Fjorden (descargable en pdf en su página), fue, ahora lo vemos claramente, algo más que un divertimento para desengrasar la máquina antes de empezar con una historia más profunda; fue también una prueba, un experimento que funcionó y que puso los cimientos gráficos del nuevo Álvaro que vemos en Cenizas. (En su blog aún pueden encontrarse bocetos primitivos de cuando hizo el proyecto en los que todavía utiliza su anterior y muy característico estilo de rayitas.) También hay un algo de Ware en la composición (superando a veces las veinte viñetas por página, aunque sabiendo romper ese ritmo con viñetas mayores segun lo pide la historia, hasta llegar incluso al tamaño de la doble página en algún momento) y, no sé, igual soy yo pero también le veo algunas similitudes con Craig Thompson, Brian Lee O'Malley o Manu Larceret (aunque ya no sabe uno si hay influencia directa o simplemente beben de fuentes comunes). Los colores pastel que utiliza, una paleta bastante personal, contribuyen igualmente a que el resultado final sea una obra bonita de ojear y agradable de leer.
Pero es en la historia donde Álvaro, sin renunciar a ciertas constantes de su obra y a su particular sentido del humor, muestra un mayor crecimiento como autor, abandonando la fantasía desbordada de sus obras anteriores para establecerse en un entorno más realista (aunque sólo hasta cierto punto; a fin de cuentas uno de sus personajes principales es un mono), afrontando con éxito una estructura narrativa más compleja y creando los personajes más redondos de su aún incipiente carrera. Depurando influencias de todo tipo que van más allá de los cómics, de Wes Anderson a los hermanos Coen, desde las road movies de autodescubrimiento del cine indie americano hasta las novelas de Paul Auster (referencia ineludible en este caso que llega hasta la cita directa), el autor embarca a sus personajes en un viaje de destino desconocido incluso para ellos mismos, y, a través de un camino plagado de desvíos y digresiones, consigue que los conozcamos y que, pese a sus defectos, miserias y patetismo, lleguemos a quererlos. Y es entonces, y sólo entonces, cuando llega la revelación final y se nos descubre el verdadero sentido de todo el viaje, y no podemos evitar emocionarnos.
En suma, un gran cómic que merece (mucho) la pena leer, y la confirmación de un gran autor que seguro que va a seguir entregándonos muy buenos trabajos en los próximos años.
GENIÓMETRO: 4/5 eisners