viernes, marzo 31, 2006

Mon Amour


Finalmente, he aquí mi corto. Está bastante comprimido, así que la calidad de imagen no es muy alta... pero, bueno, tampoco era muy alta sin comprimir. Os advierto que dura 18 minutos... Si no lo apagáis a los cinco puede que os guste y todo...
Cualquier día de estos hago un remake...

ACTUALIZADO: A petición popular, aquí está el enlace directo a Fistroman, mi primer (y bastante lamentable) corto. Vosotros mismos.

martes, marzo 28, 2006

El último viaje de Stanislaw Lem

(aunque, en realidad, y a causa de la relatividad del tiempo, quizá no sea el último, como demostraría cualquier experto en Estudios Tichianos)
Un mito de la ciencia ficción mundial
Ayer murió Stanislaw Lem, uno de los grandes de la ciencia-ficción. Autor polaco muy alejado del cánon prototípico del género tal y como éste se ha desarrollado principalmente en América (él mismo consideraba la ciencia-ficción americana como kitsch, mal escrita y sólo preocupada por el éxito de ventas, con apenas alguna excepción notable como Philip K. Dick), sus historias siempre tenían mucho más subtexto que acción en sí mismas. A medio camino entre la perplejidad existencialista de Kafka y el sentido del humor desencantado y cínico de Swift o Vonnegut, Lem desarrolló fábulas robóticas y cuentos desencantados, planteó historias en las que ni los personajes ni los lectores conseguían encontrar explicación a los acontecimientos, prologó y reseñó libros que no existían, siempre incluyendo una profunda reflexión sobre la condición humana. Nos dejó obras maestras como Solaris o los Diarios de las Estrellas, éstos en concreto (las aventuras del viajero estelar Ijon Tichy, que reaparecería posteriormente en otras obras como la también estupenda Congreso de futurología) son mi obra favorita de ciencia-ficción y os los recomiendo encarecidamente.
A ver si otro día con algo más de tiempo hablo de alguna de sus obras, que merecería la pena hacer un post más extenso. Por ahora, quede aquí reflejada mi admiración en esta entrada a modo de pequeño homenaje.
Hasta siempre, maestro.

viernes, marzo 24, 2006

Reinventando la historia de los cómics con Dylan Horrocks

Comienza el viaje...
Aunque su obra más personal aparezca por desgracia con cuentagotas (la mayor parte de su tiempo lo dedica a ilustraciones, tiras de prensa y otros trabajos económicamente más rentables), el neozelandés Dylan Horrocks es sin duda uno de los autores más interesantes del cómic mundial actual. A lo largo de las diversas historias que ha realizado en su carrera como dibujante ha desarrolado un interesantísimo mundo personal que germinó en esa obra maestra que es Hicksville, en que se reunían un cierto realismo mágico que sustituía las tradiciones latinas por las maoríes y las del este de Europa, y una pasión por el cómic que llevaba a una reflexión implícita sobre el medio hasta convertirlo en el centro, base y punto de encuentro de toda su obra. Porque, al igual que en la obra de Beto Hernández todo está conectado con Palomar, en la obra de Horrocks todo está conectado con y por el cómic.
El primer número: ¿quién demonios es Emil Kopen?El segundo. Aún no me ha llegado, pero debería hacerlo en breve.
Para poder reflexionar libremente sobre el cómic en su obra, Horrocks recurre a la reinvención de la historia del medio. En Hicksville se nos presenta una imagen oscura del mainstream (para el que Horrocks también ha trabajado, con varias obras realizadas para DC) a través de la figura de Dick Burger, villano o héroe trágico, el autor que vendió su alma a cambio del éxito y que lo ha conseguido todo, excepto lo que realmente importa; se nos presenta la imagen del fan, personificado por el voluntarioso biógrafo de dibujantes Leonard Batts, representante de un público receptivo pero a cuyo alcance se pone únicamente una obra limitada, y, por tanto, desconocedor de todas las posibilidades que ofrece el medio; se nos presenta también un lugar mítico de peregrinación para los dibujantes del mundo, esa biblioteca secreta donde se almacenan todas las obras que pudieron ser en la historia del cómic, generando la historia de las posibilidades ilimitadas del medio; y, también, marginalmente, en un capítulo se nos presenta la figura de Emil Kopen, un conocido dibujante del pequeño país de Cornucopia, la única monarquía comunista de la Europa del Este, que se dedica a reflexionar sobre la naturaleza del cómic, pero que también se nos define como cartógrafo (clave que será fundamental para el desarrollo de la posterior Atlas) y se nos revela como mago.
Es en torno a este personaje, Emil Kopen, que Horrocks escogió desarrollar su siguiente obra ambiciosa, Atlas, cuyos volúmenes van apareciendo a un ritmo desesperante: el segundo sale ahora, ¡cinco años después del primero! Atlas parte de personajes y situaciones que conocimos en Hicksville: Dylan Horrocks (personaje homónimo del autor pero no necesariamente su alter ego) es detenido y expulsado de Cornucopia unos pocos días después de la conversación que tiene con Kopen en las páginas de Hicksville, y la historia comienza cuando Leonard Batts, tiempo después de los sucesos de Hicksville, y también a consecuencia de ellos, decide viajar a Cornucopia a buscar a Kopen para escribir su biografía.
Una de las obras maestras de Emil Kopen
Esta reinvención de la historia del cómic pudo tener su punto culminante en una conferencia (¿o debería decir un happening?) que Horrocks ofreció en Toronto sobre la Historia de los Cómics en Cornucopia, y en la que destapó algunas de las cosas que piensa contar en Atlas. Allí un travieso Horrocks, armado con un montón de dibujos de diversos autores cornucopianos (en realidad realizadas por dibujantes neozelandeses amigos de Horrocks), desarrolló una concienzuda falsificación histórica, rica en detalles, que le servirá como base para desarrollar Atlas, y que supone una nueva reflexión sobre los límites del medio. En su historia, tras la implantación del comunismo en Cornucopia, éste controla todas las formas de creación artística, pudiendo destruir la obra y arrestar al autor en caso de encontrar algo contrario a la política nacional… excepto en el caso del cómic. Porque Emil Kopen, ya para entonces un dibujante conocido en Cornucopia, se convierte en héroe de guerra y amigo personal del Rey, consiguiendo que el cómic quede libre para desarrollarse fuera del control gubernamental. En consecuencia, toda la intelectualidad cornucopiana acaba orientandose hacia el cómic, dado que es el único medio en el que tienen libertad para desarrollar su obra (en especial la crítica sociopolítica) sin temor a ser acusados de disidentes. En consecuencia, los cómics en Cornucopia se desarrollan como forma máxima de creación artística, refugio y medio de las mejores mentes creativas del país al tiempo que centro principal de atención de toda actividad intelectual.
Pero Horrocks va incluso más lejos. La propia realización de Atlas ya es una reflexión sobre el cómic, con su constante utilización (salvo en el claustrofóbico prólogo) de viñetas-página, que le dan a la obra un aspecto, un ritmo, una sensación al leerlo, muy diferentes a los habituales.
En fin, no puedo por menos que esperar impaciente la nueva entrega de Atlas, que ya anunció el Previews hace un par de meses. A ver con qué nos sorprende Horrocks esta vez.
La playa de Hicksville

miércoles, marzo 22, 2006

Eclipse total

Vale, a este paso esto se va a convertir en un videoblog... pero es que esto no tiene desperdicio. "Total eclipse of my heart", versión destroyer. Literalmente.

lunes, marzo 20, 2006

Intermedio

Mientras me dedico a un dossier de proporciones irracionales que igual puedo colgar un día de estos, aquí os dejo con un video que he encontrado por la red. Los Eels desfasando en directo en el show de Letterman. Mr. E es un crack.
(Sí, soy fan de los Eels, ¿qué pasa?)

Por cierto, podéis escuchar la canción original en versión de estudio y ver el video pinchando aquí.

miércoles, marzo 15, 2006

Cualquier cosa que la gente diga de los Arctic Monkeys...

Curiosidad cinéfila: el título del álbum se basa en la película SÁBADO NOCHE, DOMINGO MAÑANA (1960) dirigida por Karel Reisz y protagonizada por Albert Finney
Quizá los críticos de NME sean exagerados. Ya se sabe cómo es la prensa musical británica, siempre intentan vendernos cada nuevo grupo que sale como EL grupo. Pero esta vez puede que sus esperanzas tengan algo de fundamento. Los Arctic Monkeys no son guapos, no son elegantes, no son virtuosos y desde luego no son la mejor banda del mundo; sólo hacen buenas canciones, que no es poco. Y, en la comparación con otros grupos recientes que parecían destinados a ser el gran grupo de la década, el cuarteto de Sheffield sale ganando. Hay en sus canciones un algo, una especie de furia juvenil espontánea, ésa que puede imitarse pero nunca impostarse, y que les faltaba a las anteriores supposed big things de la década, Franz Ferdinand y The Strokes.
Es posible que el fenómeno que ha supuesto la aparición de Whatever People Say I Am, That's What I'm Not no tenga continuidad, por supuesto, y que se queden en el camino como grupo que pudo ser grande y no explotó; pero esa historia está por escribir. Lo que importa ahora es que ya sólo por el disco que han hecho valía la pena la aparición de los Arctic Monkeys. Su debut ha sido el más impactante de la música británica desde 1994, el año del Definitely maybe de Oasis y del Dummy de Portishead. Y eso a base de un garaje-pop acelerado y repleto de riffs inspirados, melodías pegadizas y canciones de tres minutos que siempre te dejan con ganas de más. Y, por supuesto, de canciones tan incontestables como la estupenda "I bet you look good on the dancefloor", "Fake tales of San Francisco" (con su riff funkoide hijo del "Start" de los Jam y nieto del "Taxman" de los Beatles) o, mi favorita, la que a mí me conquistó, "When the sun goes down", sórdida postal de prostitutas y matones en los barrios bajos de Sheffield, cuyo video está compuesto en realidad del montaje de escenas de un corto, Scummy man, basado en dicha canción, escrito y dirigido por Paul Fraser y protagonizado por Lauren Socha y Stephen Graham (a quien pudimos ver en Snatch).
Lo peor del disco es que lo hayan ensalzado tanto, quizá demasiado, por lo que cualquiera que lo escuche y no quede inmediatamente deslumbrado va a pensar que es un nuevo timo del NME. Y no, realmente es un muy buen disco. Hasta me lo he comprado. ¡Sí, me lo he comprado! Yo, que no me compraba un disco recién salido desde el (por cierto, glorioso) Daisies of the galaxy de los Eels... ¡hace seis años!
Esperemos que los Arctic Monkeys tengan tiempo y capacidad de superarse. De momento, prometen. Mejor aún: dan.
GENIÓMETRO: 4/5 ringos


(Sí, estoy posteando a las nueve menos diez de la noche, ¿qué pasa? Hoy tenía que trabajar hasta tarde. A veces tengo trabajo y todo.)

lunes, marzo 13, 2006

Una sull´altra: Fulci goes Hitchcock!!!

Marisa Mell, en su mejor momento
Hoy se cumplen diez años de la muerte de Lucio Fulci. Para conmemorar esta fecha, la gente de Bizácoras ha acordado organizar hoy el día de Lucio Fulci y realizar toda una serie de posts en torno al realizador italiano. Debo confesar, sin embargo, mi desconocimiento de la mayor parte de la obra de Fulci. Reconozco que, aunque disfruto viéndolas, las películas de zombis, sangre y casquería nunca han sido mis preferidas, sino que las que a mí me entusiasman son las pelis de timos, asesinatos, con planes cuanto más retorcidos, intrincados y enfermizos mejor. Pero Fulci, antes de dedicarse al género que lo encumbró, también hizo algo de eso. Y ahí es donde podemos situar Una sull´altra (1969), también conocida como "Una sobre otra" o "Una historia perversa". Coproducción hispano-franco-italiana ambientada en San Francisco, es una de los mejores películas de la primera parte de la filmografía de Fulci, en la que el italiano realizó numerosos trabajos de encargo poco personales encuadrados mayoritariamente en los géneros del relato negro, el spaghetti western y la comedia intrascendente, antes de realizar los trabajos por los que se convertiría en director de culto.
La película nos presenta como protagonista nada menos que a Jean Sorel (sí, el protagonista de No desearás al vecino del quinto) en la piel de un ambicioso médico dueño de una clínica, con una esposa enferma que le odia y que pasa la vida encerrada en su habitación (la guapa Marisa Mell, también vista en Diabolik) y una amante fotógrafa que se mueve en los desinhibidos círculos artísticos de San Francisco (Elsa Martinelli). Apenas presentados los personajes, la mujer del médico muere inesperadamente y el médico descubre que su mujer, pese a que le odiaba, había contratado una póliza de vida de un millón de dólares con él como beneficiario, sin que el protagonista ni su hermano, también médico, se expliquen por qué o cómo logró una mujer tan enferma superar el examen médico. La cosa se complica cuando el médico conoce a una stripper rubia de asombroso parecido con su difunta esposa (la propia Mell, claro). Mientras el médico se siente fascinado por ella, el detective del seguro convence a la policía de investigar a la chica, sospechando un posible fraude. A partir de aquí la trama se acelera, las subtramas se multiplican y todos los personajes parecen tener algo que ocultar.
Slurp!
La película debe ser comparada casi obligatoriamente con Vértigo, por su situación en San Francisco, por el doble papel de la protagonista femenina y por esa especie de perversión necrófila que afecta al protagonista. Si Hitchcock hacía que James Stewart tratara de transformar a Kim Novak/Judy en Kim Novak/Madeleine, aquí Fulci hace que Jean Sorel se acueste con Marisa Mell/Monica sin poder dejar de ver cada vez que la mira el rostro del cadáver de Marisa Mell/Susan. También Fulci desvela el enigma antes del final, para crear un último cuarto de película en el que la intriga deja paso al suspense. Y no digo más o acabaré destripando la conclusión de la película a cualquiera que quiera verla.
Fulci, que se reserva también un pequeño papel de experto en caligrafía de la policía, demuestra a lo largo de esta película ser un director con personalidad, con mucho más talento y capacidad que el que los detractores de sus giallos y películas de zombis están dispuestos a reconocerle. Por ejemplo, las escenas eróticas resultan de lo más psicodélicas y extrañas, con planos imposibles como esa escena de sexo de Jean Sorel y su amante vista a través de la tela roja que cubre el colchón sobre el que están magreándose, o esa seducción de Marisa Mell/Monica a cargo de Elsa Marinelli en un contrapicado tan acusado que la cámara debería estar debajo del suelo en el que la Mell está tumbada. También tremendo es el inquietante plano subjetivo con el que un Jean Sorel más catatónico que excitado avanza hacia una desnuda Marisa Mell/Monica mientras se inserta imágenes del cadáver de Marisa Mell/Susan. A esto debe sumarse una peculiar composición de plano con un abundante uso de la colocación de personajes y objetos a diferentes distancias de la cámara, y planos realizados a través de objetos, como las instrucciones de Jean Sorel a la nueva enfermera de su mujer rodadas a través del armario con las medicinas o el policía interrogando a Marisa Mell/Monica visto a través de un botellón de agua. Por no hablar del continuado uso simbólico de los espejos para reflejar a los personajes en los momentos clave, hasta el punto de que la escena final en que se decide la resolución de la historia se ve prácticamente entre espejos, con la aparición de ese cabo suelto con el que nadie contaba, de ese factor que, gracias a un guión bien trazado, ha estado ahí todo el tiempo sin que veamos su importancia y que en el último momento resulta inesperadamente crucial. Quizá la última escena, con el reportero que da la noticia de lo ocurrido alejándose en silencio, sea una conclusión un tanto fría y anticlimática, pero eso no quita para que la película sea un thriller bastante interesante y digno de verse.
GENIÓMETRO: 3,5/5 fulcis

´No se vayan todavía, aún hay más

EDITADO: ¡Viva la compenetración! Mira que tiene películas Fulci para homenajearle y nos repetimos. Hace un rato que esta misma película ha sido reseñada por Pussy Galore. Otra visión diferente de la misma película. Echadle un ojo.

viernes, marzo 10, 2006

Ración doble de Clooney

Yo digo... ¡¡¡NO!!!
Hace un par de semanas pude ver Buenas noches y buena suerte, película por la que George Clooney fue nominado al Óscar este año como director y productor. Es ésta una película oportuna que recuerda la caza de brujas de los años 50 en un momento en el que la sombra de una nueva caza de brujas se proyecta sobre el horizonte americano, sustituyendo a los comunistas por musulmanes. Clooney huye de los alardes y excesos melodramáticos del "cine comprometido de buen rollo" de, por ejemplo, Spielberg (sí, ya sé que a muchos os encanta, pero lo siento, a mí el Spielberg más reciente me repatea, me da igual que técnicamente sea un maestro, es que el mensaje de sus películas no me lo trago) y empequeñece todo lo que puede la historia, concentrándola en pocas localizaciones, en pocos personajes (apenas se nos esbozan un poco los personajes secundarios) y, algo digno de aplauso en estos tiempos de excesos cinematográficos, en pocos minutos. Da la impresión de que a Clooney le interesa menos la película que el mensaje que desea transmitir, y, paradójicamente, eso hace que la película gane fuerza.
Por medio de un David Strathairn estupendo, en una sobria pero firme interpretación del periodista Edward R. Murrow, Clooney denuncia la irracionalidad de la política nacional y deja claro que ésta prosigue sólo por cuanto la gente prefiere no comprometerse en tratar de detener estos atropellos en tanto no se vean afectados. No por casualidad la película se abre y se cierra con un crítico discurso sobre el compromiso sociopolítico de los medios de masas, con Murrow hablando de la televisión de los 50 y Clooney haciéndolo hablar del cine actual. Toda una declaración de principios para un personaje comprometido que, con sólo dos películas en su haber (la otra es la también reivindicable Confesiones de una mente peligrosa), ya se ha ganado la consideración de Autor.
GENIÓMETRO: 4,5/5 grouchos


Una película bienintencionada, pero fallida
En cambio, por la que sí se llevó el Óscar este año George Clooney fue por Syriana. Otra película comprometida que produjo el propio Clooney, a cargo de Stephen Gaghan, el guionista de Traffic. Por desgracia para la película, Gaghan no dirige como Soderberg, por más que se empeñe en dárselas de autor con imágenes como la de Clooney en un desierto cruce de carreteras en medio de la nada (fantasmagórico o surrealista, pero metafórico) o símbolos como la continua sucesión de piscinas, lagos o fuentes en oposición al polvo del desierto. Pese a estos intentos, da la impresión de que a Gaghan se le va la película de las manos.
Syriana es un cruce de historias interconectadas con el que se denuncia la responsabilidad de los Estados Unidos en los acontecimientos políticos de Oriente Medio, pero más allá de las buenas intenciones a la película le falta algo. Sólo la historia del agente de la CIA interpretado por Clooney mantiene el interés; las otras tres líneas argumentales, aunque contribuyen a completar el dibujo de cómo los intereses petrolíferos son la causa de los males de la zona, se pierden en digresiones y personajes secundarios que aportan poco, y al final la película se hace excesivamente apresurada y liosa, con un final bastante flojo. Un ineficaz Matt Damon y un soso Jeffrey Wright tampoco ayudan, aunque la interpretación de George Clooney, Christopher Plummer, Chris Cooper y casi cualquier secundario son más que notables.
En suma, una pena, porque una película con un punto de partida interesante no consigue dar de sí todo lo que podría. Aun así, se puede ver.
GENIÓMETRO: 2,5/5 grouchos

jueves, marzo 09, 2006

lunes, marzo 06, 2006

Disculpen esta interrupción, seguiremos posteando en cuanto se nos haya pasado la fiebre

Mi enfermedad...
Este año he aguantado unos meses, pero al final he vuelto a caer. En fín. Volveré en unos días. En cuanto gane un par de Ligas.

viernes, marzo 03, 2006

Febrero greatest hits

¿Probásteis a meter al hamster en el microondas?
Y yo que creía que éste iba a ser un mes tranquilo, con eso de que es más corto... pero no... Este mes de febrero hemos podido leer todo esto:
1. Viruete hizo un informe sobre hypes decepcionantes de la historia de los videojuegos.
2. Noel hizo su lista de los mejores videoclips con estrella invitada.
3. Jake hizo un dossier sobre las mentiras de la NASA.
4. En Kirai encontramos un imprescindible informe sobre el kancho.
5. Jordojopo encontró ¡¡el videojuego de Humor Amarillo!!
6. Pussy Galore recordó a los músicos que se alejaron de la vida pública.
7. Putokrio nos habla del amor...
8. Vigalondo recuerda los misterios del Spectrum.
9. Raúl Sensato nos descubre una impresionante colección de merchandising rancio. Tampoco tiene desperdicio esta muestra de interiorismo.
10. El Pianista en un Burdel nos cuenta una anécdota que deja bien claro por qué no quiere que su madre sepa que es guionista.

Pero tremendo ha sido el mes si nos centramos sólo en el apartado audiovisual. A fin de cuentas ha sido el mes en el que se ha expandido por la blogosfera el ya mítico vídeo de las Chicas Tintín, yo lo he descubierto este mes y aún no me he recuperado. Pero además:
1. Stevie nos habló de una versión muy particular de "Wild Thing". Por cierto, también impagable su post de San Valentín.
2. Aunque para particular, la versión de "Smells like teen spirit" que nos mostró Raúl Sensato.
3. Noel, por su parte, nos enlazó a esta tremenda versión del Rock Lobster de los B-52´s... a cargo de Peter Griffin. Aunque también enlazó a una versión en directo de sus originales creadores. Ambas absolutamente geniales.
4. Iván Sarnago testificó el regreso de Mac Gyver, aunque sea sólo en un spot. Pero fue Txolo el que nos puso el video del momento más alucinante de la serie de Mac Gyver. ¡¡¡Imprescindible!!!
5. Cyber difundió un increíble video sobre las policías iraníes.
6. Y el colofón lo pone el hallazgo de Porlacara: el trailer de Catholic High School Girls in Trouble. Los Zucker, John Landis y... bueno, vedlo vosotros mismos, pero creo que todos vais a desear ver la película.
Y si os parece poco, en Milinkito han recopilado todas las parodias de Brokeback Mountain que han encontrado. Con eso ya tenéis para un buen rato.
¡Hale! ¡A pasarlo bien!

BONUS TRACK: Vale, un amigo mío ha colgado en la red mi primer corto, que preferiría ver enterrado bajo un árbol. Lo voy a matar. Os recomiendo encarecidamente que no lo veáis. Es una mierda. Es uno de los peores cortos de la historia. Está hecho literalmente sin un duro, en menos de una hora y salvajemente mutilado en la sala de edición. Es un chiste alargado hasta el infinito y además no tiene gracia. Además es muy friki. Y para colmo me equivoqué y el título tiene una falta de ortografía que se carga su sentido. Por favor, no pinchéis el enlace. No veáis esto. Tened piedad, tengo mi dignidad. He hecho cosas mucho mejores. Sólo lo pongo para que luego no lo encontréis por vuestra cuenta y vengáis a sacarme los colores. En serio. No me tengáis en cuenta "esos oscuros años en los que TODOS, absolutamente todos, nos ponemos a hacer el tonto con la cámara y los amigos", por citar a Beat Henrique, otro esforzado cortometrajista...
Bueno, vale, vosotros mismos. Pero luego no digáis que no os lo advertí.

miércoles, marzo 01, 2006

La vida según Tomine

Hum, casi prefería la portada de la vieja edición de La Factoría
La Cúpula ha reeditado recientemente Sonámbulo, de Adrian Tomine. Yo ya la tenía por casa en la vieja edición de La Factoría, así que no me la he comprado, pero es una lectura que os recomiendo. Aunque, ¡ojo!, que en la edición han cometido un error y están imprimiendo de nuevo. Si vais a comprarlo, podéis esperar un mes más...
Adrian Tomine comenzó a autoeditarse su minicomic Optic Nerve en 1991, a los 17 años. Su contenido sorprendía por una madurez gráfica y narrativa impropia de su edad, aunque todavía alejado de su pulcritud y rirmo reposado que con el tiempo se han convertido en su marca de fábrica. Hasta 1994 publicaría siete números, el último de ellos con una beca de la Fundación Xeric, en los que experimentaría con diversos tipos de historias y estilos, encontrando finalmente esa voz propia que andaba buscando. Sus historietas de esta época pueden encontrarse en el recopilatorio 32 stories, publicado por Drawn & Quaterly e inédito en España. Un tomo irregular, quizá con un exceso de temas autobiográficos y transcripciones de sueños, pero con momentos muy interesantes cuando se pone a contar historias. En suma, una obra interesante pero de un artista aún en evolución.
DYLAN & DONOVAN, las protagonistas de uno de los relatos
Sonámbulo es otra cosa. Después de firmar por Drawn & Quaterly y que éstos pasaran a editar, desde un nuevo número uno, su Optic Nerve, Tomine demuestra haber encontrado ya su camino. Siguiendo por la vía abierta en los últimos números de su etapa autoeditada, sus historias se convierten en un catálogo de personajes desubicados y/o emocionalmente mutilados. Novios abandonados, parejas que espían a sus vecinos o estudiantes en trabajos de medio pelo llenan las páginas de una serie de anécdotas entre tristes y enfermizas que hicieron que Tomine fuera comparado con Raymond Carver, no sin motivo. También en esta época se va haciendo progresivamente más importante en su obra la influencia de Daniel Clowes, por encima de la de Mazzucchelli que le había marcado más en sus comienzos. El resultado es una excelente colección de historias con un predominante tono melancólico.
ESCAPADA HAWAIANA, historia de un colapso emocional
Pero Tomine seguía evolucionando. En sus siguientes entregas de Optic Nerve abandona el formato corto para dedicarse a relatos más largos que se prolongan toda la extensión del número de la revista. Una vez dominado el formato corto, se lanza a escribir historias más complejas, con más protagonistas, con más situaciones. Aunque, en el fondo, no deja de ser él mismo: de nuevo el mismo estilo, el mismo tono triste, casi de resignación, de sus mejores historias cortas. Recopiladas en el volumen Rubia de verano, también editado por La Cúpula (aunque la mitad de su material ya aparecía en el Sonámbulo de La Factoría), ponen de manifiesto la madurez de Tomine como autor. "Alter ego" quizá sea lo mejor que ha escrito nunca, aunque mi favorita es "Escapada hawaiana". Completan el volumen "Rubia de verano" y "Amenaza de bomba", en las que Tomine, siempre en constante búsqueda, abandona la subjetividad de la primera persona para enfrentarse desde fuera a un reparto más amplio y coral.
Y la evolución de Tomine continúa. Ahora mismo está trabajando en su primera historia larga, de unas cien páginas, que ocupará tres números completos de Optic Nerve. Vamos, una verdadera novela gráfica. Promete...
En fin, un autor al que vale la pena leer.
TEBEÓMETRO: 4/5 eisners