viernes, marzo 31, 2006
Mon Amour
Finalmente, he aquí mi corto. Está bastante comprimido, así que la calidad de imagen no es muy alta... pero, bueno, tampoco era muy alta sin comprimir. Os advierto que dura 18 minutos... Si no lo apagáis a los cinco puede que os guste y todo...
Cualquier día de estos hago un remake...
ACTUALIZADO: A petición popular, aquí está el enlace directo a Fistroman, mi primer (y bastante lamentable) corto. Vosotros mismos.
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Una película de Queco Ágreda
martes, marzo 28, 2006
El último viaje de Stanislaw Lem
(aunque, en realidad, y a causa de la relatividad del tiempo, quizá no sea el último, como demostraría cualquier experto en Estudios Tichianos)
Ayer murió Stanislaw Lem, uno de los grandes de la ciencia-ficción. Autor polaco muy alejado del cánon prototípico del género tal y como éste se ha desarrollado principalmente en América (él mismo consideraba la ciencia-ficción americana como kitsch, mal escrita y sólo preocupada por el éxito de ventas, con apenas alguna excepción notable como Philip K. Dick), sus historias siempre tenían mucho más subtexto que acción en sí mismas. A medio camino entre la perplejidad existencialista de Kafka y el sentido del humor desencantado y cínico de Swift o Vonnegut, Lem desarrolló fábulas robóticas y cuentos desencantados, planteó historias en las que ni los personajes ni los lectores conseguían encontrar explicación a los acontecimientos, prologó y reseñó libros que no existían, siempre incluyendo una profunda reflexión sobre la condición humana. Nos dejó obras maestras como Solaris o los Diarios de las Estrellas, éstos en concreto (las aventuras del viajero estelar Ijon Tichy, que reaparecería posteriormente en otras obras como la también estupenda Congreso de futurología) son mi obra favorita de ciencia-ficción y os los recomiendo encarecidamente.
A ver si otro día con algo más de tiempo hablo de alguna de sus obras, que merecería la pena hacer un post más extenso. Por ahora, quede aquí reflejada mi admiración en esta entrada a modo de pequeño homenaje.
Hasta siempre, maestro.
Ayer murió Stanislaw Lem, uno de los grandes de la ciencia-ficción. Autor polaco muy alejado del cánon prototípico del género tal y como éste se ha desarrollado principalmente en América (él mismo consideraba la ciencia-ficción americana como kitsch, mal escrita y sólo preocupada por el éxito de ventas, con apenas alguna excepción notable como Philip K. Dick), sus historias siempre tenían mucho más subtexto que acción en sí mismas. A medio camino entre la perplejidad existencialista de Kafka y el sentido del humor desencantado y cínico de Swift o Vonnegut, Lem desarrolló fábulas robóticas y cuentos desencantados, planteó historias en las que ni los personajes ni los lectores conseguían encontrar explicación a los acontecimientos, prologó y reseñó libros que no existían, siempre incluyendo una profunda reflexión sobre la condición humana. Nos dejó obras maestras como Solaris o los Diarios de las Estrellas, éstos en concreto (las aventuras del viajero estelar Ijon Tichy, que reaparecería posteriormente en otras obras como la también estupenda Congreso de futurología) son mi obra favorita de ciencia-ficción y os los recomiendo encarecidamente.
A ver si otro día con algo más de tiempo hablo de alguna de sus obras, que merecería la pena hacer un post más extenso. Por ahora, quede aquí reflejada mi admiración en esta entrada a modo de pequeño homenaje.
Hasta siempre, maestro.
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Libromanía
viernes, marzo 24, 2006
Reinventando la historia de los cómics con Dylan Horrocks
Es en torno a este personaje, Emil Kopen, que Horrocks escogió desarrollar su siguiente obra ambiciosa, Atlas, cuyos volúmenes van apareciendo a un ritmo desesperante: el segundo sale ahora, ¡cinco años después del primero! Atlas parte de personajes y situaciones que conocimos en Hicksville: Dylan Horrocks (personaje homónimo del autor pero no necesariamente su alter ego) es detenido y expulsado de Cornucopia unos pocos días después de la conversación que tiene con Kopen en las páginas de Hicksville, y la historia comienza cuando Leonard Batts, tiempo después de los sucesos de Hicksville, y también a consecuencia de ellos, decide viajar a Cornucopia a buscar a Kopen para escribir su biografía.
Pero Horrocks va incluso más lejos. La propia realización de Atlas ya es una reflexión sobre el cómic, con su constante utilización (salvo en el claustrofóbico prólogo) de viñetas-página, que le dan a la obra un aspecto, un ritmo, una sensación al leerlo, muy diferentes a los habituales.
En fin, no puedo por menos que esperar impaciente la nueva entrega de Atlas, que ya anunció el Previews hace un par de meses. A ver con qué nos sorprende Horrocks esta vez.
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Tebeomanía
miércoles, marzo 22, 2006
Eclipse total
Vale, a este paso esto se va a convertir en un videoblog... pero es que esto no tiene desperdicio. "Total eclipse of my heart", versión destroyer. Literalmente.
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Musicomanía,
Yutubemanía
lunes, marzo 20, 2006
Intermedio
Mientras me dedico a un dossier de proporciones irracionales que igual puedo colgar un día de estos, aquí os dejo con un video que he encontrado por la red. Los Eels desfasando en directo en el show de Letterman. Mr. E es un crack.
(Sí, soy fan de los Eels, ¿qué pasa?)
Por cierto, podéis escuchar la canción original en versión de estudio y ver el video pinchando aquí.
(Sí, soy fan de los Eels, ¿qué pasa?)
Por cierto, podéis escuchar la canción original en versión de estudio y ver el video pinchando aquí.
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Musicomanía
miércoles, marzo 15, 2006
Cualquier cosa que la gente diga de los Arctic Monkeys...
Quizá los críticos de NME sean exagerados. Ya se sabe cómo es la prensa musical británica, siempre intentan vendernos cada nuevo grupo que sale como EL grupo. Pero esta vez puede que sus esperanzas tengan algo de fundamento. Los Arctic Monkeys no son guapos, no son elegantes, no son virtuosos y desde luego no son la mejor banda del mundo; sólo hacen buenas canciones, que no es poco. Y, en la comparación con otros grupos recientes que parecían destinados a ser el gran grupo de la década, el cuarteto de Sheffield sale ganando. Hay en sus canciones un algo, una especie de furia juvenil espontánea, ésa que puede imitarse pero nunca impostarse, y que les faltaba a las anteriores supposed big things de la década, Franz Ferdinand y The Strokes.
Es posible que el fenómeno que ha supuesto la aparición de Whatever People Say I Am, That's What I'm Not no tenga continuidad, por supuesto, y que se queden en el camino como grupo que pudo ser grande y no explotó; pero esa historia está por escribir. Lo que importa ahora es que ya sólo por el disco que han hecho valía la pena la aparición de los Arctic Monkeys. Su debut ha sido el más impactante de la música británica desde 1994, el año del Definitely maybe de Oasis y del Dummy de Portishead. Y eso a base de un garaje-pop acelerado y repleto de riffs inspirados, melodías pegadizas y canciones de tres minutos que siempre te dejan con ganas de más. Y, por supuesto, de canciones tan incontestables como la estupenda "I bet you look good on the dancefloor", "Fake tales of San Francisco" (con su riff funkoide hijo del "Start" de los Jam y nieto del "Taxman" de los Beatles) o, mi favorita, la que a mí me conquistó, "When the sun goes down", sórdida postal de prostitutas y matones en los barrios bajos de Sheffield, cuyo video está compuesto en realidad del montaje de escenas de un corto, Scummy man, basado en dicha canción, escrito y dirigido por Paul Fraser y protagonizado por Lauren Socha y Stephen Graham (a quien pudimos ver en Snatch).
Lo peor del disco es que lo hayan ensalzado tanto, quizá demasiado, por lo que cualquiera que lo escuche y no quede inmediatamente deslumbrado va a pensar que es un nuevo timo del NME. Y no, realmente es un muy buen disco. Hasta me lo he comprado. ¡Sí, me lo he comprado! Yo, que no me compraba un disco recién salido desde el (por cierto, glorioso) Daisies of the galaxy de los Eels... ¡hace seis años!
Esperemos que los Arctic Monkeys tengan tiempo y capacidad de superarse. De momento, prometen. Mejor aún: dan.
GENIÓMETRO: 4/5 ringos
(Sí, estoy posteando a las nueve menos diez de la noche, ¿qué pasa? Hoy tenía que trabajar hasta tarde. A veces tengo trabajo y todo.)
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Discomanía,
Musicomanía
lunes, marzo 13, 2006
Una sull´altra: Fulci goes Hitchcock!!!
Hoy se cumplen diez años de la muerte de Lucio Fulci. Para conmemorar esta fecha, la gente de Bizácoras ha acordado organizar hoy el día de Lucio Fulci y realizar toda una serie de posts en torno al realizador italiano. Debo confesar, sin embargo, mi desconocimiento de la mayor parte de la obra de Fulci. Reconozco que, aunque disfruto viéndolas, las películas de zombis, sangre y casquería nunca han sido mis preferidas, sino que las que a mí me entusiasman son las pelis de timos, asesinatos, con planes cuanto más retorcidos, intrincados y enfermizos mejor. Pero Fulci, antes de dedicarse al género que lo encumbró, también hizo algo de eso. Y ahí es donde podemos situar Una sull´altra (1969), también conocida como "Una sobre otra" o "Una historia perversa". Coproducción hispano-franco-italiana ambientada en San Francisco, es una de los mejores películas de la primera parte de la filmografía de Fulci, en la que el italiano realizó numerosos trabajos de encargo poco personales encuadrados mayoritariamente en los géneros del relato negro, el spaghetti western y la comedia intrascendente, antes de realizar los trabajos por los que se convertiría en director de culto.
La película nos presenta como protagonista nada menos que a Jean Sorel (sí, el protagonista de No desearás al vecino del quinto) en la piel de un ambicioso médico dueño de una clínica, con una esposa enferma que le odia y que pasa la vida encerrada en su habitación (la guapa Marisa Mell, también vista en Diabolik) y una amante fotógrafa que se mueve en los desinhibidos círculos artísticos de San Francisco (Elsa Martinelli). Apenas presentados los personajes, la mujer del médico muere inesperadamente y el médico descubre que su mujer, pese a que le odiaba, había contratado una póliza de vida de un millón de dólares con él como beneficiario, sin que el protagonista ni su hermano, también médico, se expliquen por qué o cómo logró una mujer tan enferma superar el examen médico. La cosa se complica cuando el médico conoce a una stripper rubia de asombroso parecido con su difunta esposa (la propia Mell, claro). Mientras el médico se siente fascinado por ella, el detective del seguro convence a la policía de investigar a la chica, sospechando un posible fraude. A partir de aquí la trama se acelera, las subtramas se multiplican y todos los personajes parecen tener algo que ocultar.
Fulci, que se reserva también un pequeño papel de experto en caligrafía de la policía, demuestra a lo largo de esta película ser un director con personalidad, con mucho más talento y capacidad que el que los detractores de sus giallos y películas de zombis están dispuestos a reconocerle. Por ejemplo, las escenas eróticas resultan de lo más psicodélicas y extrañas, con planos imposibles como esa escena de sexo de Jean Sorel y su amante vista a través de la tela roja que cubre el colchón sobre el que están magreándose, o esa seducción de Marisa Mell/Monica a cargo de Elsa Marinelli en un contrapicado tan acusado que la cámara debería estar debajo del suelo en el que la Mell está tumbada. También tremendo es el inquietante plano subjetivo con el que un Jean Sorel más catatónico que excitado avanza hacia una desnuda Marisa Mell/Monica mientras se inserta imágenes del cadáver de Marisa Mell/Susan. A esto debe sumarse una peculiar composición de plano con un abundante uso de la colocación de personajes y objetos a diferentes distancias de la cámara, y planos realizados a través de objetos, como las instrucciones de Jean Sorel a la nueva enfermera de su mujer rodadas a través del armario con las medicinas o el policía interrogando a Marisa Mell/Monica visto a través de un botellón de agua. Por no hablar del continuado uso simbólico de los espejos para reflejar a los personajes en los momentos clave, hasta el punto de que la escena final en que se decide la resolución de la historia se ve prácticamente entre espejos, con la aparición de ese cabo suelto con el que nadie contaba, de ese factor que, gracias a un guión bien trazado, ha estado ahí todo el tiempo sin que veamos su importancia y que en el último momento resulta inesperadamente crucial. Quizá la última escena, con el reportero que da la noticia de lo ocurrido alejándose en silencio, sea una conclusión un tanto fría y anticlimática, pero eso no quita para que la película sea un thriller bastante interesante y digno de verse.
GENIÓMETRO: 3,5/5 fulcis
EDITADO: ¡Viva la compenetración! Mira que tiene películas Fulci para homenajearle y nos repetimos. Hace un rato que esta misma película ha sido reseñada por Pussy Galore. Otra visión diferente de la misma película. Echadle un ojo.
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Cinemanía
viernes, marzo 10, 2006
Ración doble de Clooney
Hace un par de semanas pude ver Buenas noches y buena suerte, película por la que George Clooney fue nominado al Óscar este año como director y productor. Es ésta una película oportuna que recuerda la caza de brujas de los años 50 en un momento en el que la sombra de una nueva caza de brujas se proyecta sobre el horizonte americano, sustituyendo a los comunistas por musulmanes. Clooney huye de los alardes y excesos melodramáticos del "cine comprometido de buen rollo" de, por ejemplo, Spielberg (sí, ya sé que a muchos os encanta, pero lo siento, a mí el Spielberg más reciente me repatea, me da igual que técnicamente sea un maestro, es que el mensaje de sus películas no me lo trago) y empequeñece todo lo que puede la historia, concentrándola en pocas localizaciones, en pocos personajes (apenas se nos esbozan un poco los personajes secundarios) y, algo digno de aplauso en estos tiempos de excesos cinematográficos, en pocos minutos. Da la impresión de que a Clooney le interesa menos la película que el mensaje que desea transmitir, y, paradójicamente, eso hace que la película gane fuerza.
Por medio de un David Strathairn estupendo, en una sobria pero firme interpretación del periodista Edward R. Murrow, Clooney denuncia la irracionalidad de la política nacional y deja claro que ésta prosigue sólo por cuanto la gente prefiere no comprometerse en tratar de detener estos atropellos en tanto no se vean afectados. No por casualidad la película se abre y se cierra con un crítico discurso sobre el compromiso sociopolítico de los medios de masas, con Murrow hablando de la televisión de los 50 y Clooney haciéndolo hablar del cine actual. Toda una declaración de principios para un personaje comprometido que, con sólo dos películas en su haber (la otra es la también reivindicable Confesiones de una mente peligrosa), ya se ha ganado la consideración de Autor.
GENIÓMETRO: 4,5/5 grouchos
En cambio, por la que sí se llevó el Óscar este año George Clooney fue por Syriana. Otra película comprometida que produjo el propio Clooney, a cargo de Stephen Gaghan, el guionista de Traffic. Por desgracia para la película, Gaghan no dirige como Soderberg, por más que se empeñe en dárselas de autor con imágenes como la de Clooney en un desierto cruce de carreteras en medio de la nada (fantasmagórico o surrealista, pero metafórico) o símbolos como la continua sucesión de piscinas, lagos o fuentes en oposición al polvo del desierto. Pese a estos intentos, da la impresión de que a Gaghan se le va la película de las manos.
Syriana es un cruce de historias interconectadas con el que se denuncia la responsabilidad de los Estados Unidos en los acontecimientos políticos de Oriente Medio, pero más allá de las buenas intenciones a la película le falta algo. Sólo la historia del agente de la CIA interpretado por Clooney mantiene el interés; las otras tres líneas argumentales, aunque contribuyen a completar el dibujo de cómo los intereses petrolíferos son la causa de los males de la zona, se pierden en digresiones y personajes secundarios que aportan poco, y al final la película se hace excesivamente apresurada y liosa, con un final bastante flojo. Un ineficaz Matt Damon y un soso Jeffrey Wright tampoco ayudan, aunque la interpretación de George Clooney, Christopher Plummer, Chris Cooper y casi cualquier secundario son más que notables.
En suma, una pena, porque una película con un punto de partida interesante no consigue dar de sí todo lo que podría. Aun así, se puede ver.
GENIÓMETRO: 2,5/5 grouchos
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Cinemanía
jueves, marzo 09, 2006
lunes, marzo 06, 2006
Disculpen esta interrupción, seguiremos posteando en cuanto se nos haya pasado la fiebre
Este año he aguantado unos meses, pero al final he vuelto a caer. En fín. Volveré en unos días. En cuanto gane un par de Ligas.
viernes, marzo 03, 2006
Febrero greatest hits
Y yo que creía que éste iba a ser un mes tranquilo, con eso de que es más corto... pero no... Este mes de febrero hemos podido leer todo esto:
1. Viruete hizo un informe sobre hypes decepcionantes de la historia de los videojuegos.
2. Noel hizo su lista de los mejores videoclips con estrella invitada.
3. Jake hizo un dossier sobre las mentiras de la NASA.
4. En Kirai encontramos un imprescindible informe sobre el kancho.
5. Jordojopo encontró ¡¡el videojuego de Humor Amarillo!!
6. Pussy Galore recordó a los músicos que se alejaron de la vida pública.
7. Putokrio nos habla del amor...
8. Vigalondo recuerda los misterios del Spectrum.
9. Raúl Sensato nos descubre una impresionante colección de merchandising rancio. Tampoco tiene desperdicio esta muestra de interiorismo.
10. El Pianista en un Burdel nos cuenta una anécdota que deja bien claro por qué no quiere que su madre sepa que es guionista.
Pero tremendo ha sido el mes si nos centramos sólo en el apartado audiovisual. A fin de cuentas ha sido el mes en el que se ha expandido por la blogosfera el ya mítico vídeo de las Chicas Tintín, yo lo he descubierto este mes y aún no me he recuperado. Pero además:
1. Stevie nos habló de una versión muy particular de "Wild Thing". Por cierto, también impagable su post de San Valentín.
2. Aunque para particular, la versión de "Smells like teen spirit" que nos mostró Raúl Sensato.
3. Noel, por su parte, nos enlazó a esta tremenda versión del Rock Lobster de los B-52´s... a cargo de Peter Griffin. Aunque también enlazó a una versión en directo de sus originales creadores. Ambas absolutamente geniales.
4. Iván Sarnago testificó el regreso de Mac Gyver, aunque sea sólo en un spot. Pero fue Txolo el que nos puso el video del momento más alucinante de la serie de Mac Gyver. ¡¡¡Imprescindible!!!
5. Cyber difundió un increíble video sobre las policías iraníes.
6. Y el colofón lo pone el hallazgo de Porlacara: el trailer de Catholic High School Girls in Trouble. Los Zucker, John Landis y... bueno, vedlo vosotros mismos, pero creo que todos vais a desear ver la película.
Y si os parece poco, en Milinkito han recopilado todas las parodias de Brokeback Mountain que han encontrado. Con eso ya tenéis para un buen rato.
¡Hale! ¡A pasarlo bien!
BONUS TRACK: Vale, un amigo mío ha colgado en la red mi primer corto, que preferiría ver enterrado bajo un árbol. Lo voy a matar. Os recomiendo encarecidamente que no lo veáis. Es una mierda. Es uno de los peores cortos de la historia. Está hecho literalmente sin un duro, en menos de una hora y salvajemente mutilado en la sala de edición. Es un chiste alargado hasta el infinito y además no tiene gracia. Además es muy friki. Y para colmo me equivoqué y el título tiene una falta de ortografía que se carga su sentido. Por favor, no pinchéis el enlace. No veáis esto. Tened piedad, tengo mi dignidad. He hecho cosas mucho mejores. Sólo lo pongo para que luego no lo encontréis por vuestra cuenta y vengáis a sacarme los colores. En serio. No me tengáis en cuenta "esos oscuros años en los que TODOS, absolutamente todos, nos ponemos a hacer el tonto con la cámara y los amigos", por citar a Beat Henrique, otro esforzado cortometrajista...
Bueno, vale, vosotros mismos. Pero luego no digáis que no os lo advertí.
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Greatest Hits
miércoles, marzo 01, 2006
La vida según Tomine
La Cúpula ha reeditado recientemente Sonámbulo, de Adrian Tomine. Yo ya la tenía por casa en la vieja edición de La Factoría, así que no me la he comprado, pero es una lectura que os recomiendo. Aunque, ¡ojo!, que en la edición han cometido un error y están imprimiendo de nuevo. Si vais a comprarlo, podéis esperar un mes más...
Adrian Tomine comenzó a autoeditarse su minicomic Optic Nerve en 1991, a los 17 años. Su contenido sorprendía por una madurez gráfica y narrativa impropia de su edad, aunque todavía alejado de su pulcritud y rirmo reposado que con el tiempo se han convertido en su marca de fábrica. Hasta 1994 publicaría siete números, el último de ellos con una beca de la Fundación Xeric, en los que experimentaría con diversos tipos de historias y estilos, encontrando finalmente esa voz propia que andaba buscando. Sus historietas de esta época pueden encontrarse en el recopilatorio 32 stories, publicado por Drawn & Quaterly e inédito en España. Un tomo irregular, quizá con un exceso de temas autobiográficos y transcripciones de sueños, pero con momentos muy interesantes cuando se pone a contar historias. En suma, una obra interesante pero de un artista aún en evolución.
Y la evolución de Tomine continúa. Ahora mismo está trabajando en su primera historia larga, de unas cien páginas, que ocupará tres números completos de Optic Nerve. Vamos, una verdadera novela gráfica. Promete...
En fin, un autor al que vale la pena leer.
TEBEÓMETRO: 4/5 eisners
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