Para finalizar con mi tradicional resumen anual aquí os presento mi lista de los mejores comics del año. Como es habitual es una lista bastante subjetiva en la que mezclo obras que he podido leer que han sido publicadas este año en su país de origen con obras publicadas este año en España (aunque si ya las he incluido anteriormente en la lista al leerlas en su momento, no vuelvo a tenerlas en cuenta cuando llegan aquí). Sin más dilación os dejo con ella, aunque por supuesto, después de la lista encontraréis otras muchas recomendaciones, en la ya habitual sección de menciones especiales que a veces se alarga más aún que la propia lista.
15. THE BLACK MONDAY MURDERS, de Jonathan Hickman y Tomm Coker
La nueva colección del creador de
Proyectos Manhattan y
Este del Oeste y guionista de numerosas series de Marvel es un cruce equilibrado entre género negro y terror sobrenatural. Las familias más ricas y poderosas del mundo son adoradores del diablo que han obtenido y conservado su poder con sangrientos rituales. El asesinato de uno de los cabezas de familia supone el inicio de una investigación por parte de un detective de métodos excéntricos pero excepcionalmente sagaz, y el regreso a los círculos de poder de la hermana de la víctima, a la que las mismas familias desterraron tiempo atrás, y que regresa con ansias de venganza. Una serie de tempo lento pero que engancha.
14. CLASE LETAL, de Rick Remender y Wes Craig
Durante bastante tiempo he tenido la impresión de que, a pesar de un planteamiento inicial interesante, los autores no estaban aprovechando totalmente las posibilidades que ofrecía la serie. Pero en su tercer año de publicación por fin se han desatado y finalmente la historia ha tomado ese camino sangriento de puñaladas en la espalda e hijoputismo que se echaba a faltar en los primeros tres tomos y que cabía esperar de un cómic ambientado en una escuela de asesinos. El esperado baño de sangre cambia todo lo que se ha visto hasta ese momento y marca un nuevo comienzo de la serie, una especie de segunda temporada en la que ahora ya sabemos que nos podemos esperar cualquier cosa.
13. LAKE OF FIRE, de Nathan Fairbairn y Matt Smith
Con un argumento que básicamente podría resumirse en "cruzados contra aliens" uno se sentiría tentado a considerar esta miniserie de cinco números como una obra menor. Pero si bien su estructura es muy clásica y no arriesga demasiado en sus decisiones de guión, la verdad es que no lo necesita porque el cómic funciona como un tiro, sin perder ritmo en ningún momento, y resulta entretenidísimo. Yo desde luego me lo he pasado en grande con él.
12. BASURA, de Derf Backderf
La nueva novela gráfica del autor de
Mi amigo Dahmer es la tercera encarnación del proyecto del autor de hacer un cómic basado en sus experiencias trabajando como basurero durante un verano en su época de estudiante: anteriormente ya había publicado con el mismo título un cómic de 50 páginas en 2002 que le había valido su primera nominación al Eisner, y un webcómic serializado entre 2010 y 2012. Aunque echo de menos el final bastante hijoputa de su primera versión, esta actualización resulta más completa por cuanto además de desarrollar más los personajes también cumple con una función didáctica y nos da detalles sobre los métodos habituales de recogida de basuras, sin dejar de entretener. Muy recomendable.
11. WEAVERS, de Simon Spurrier y Dylan Burnett
Miniserie de seis números que mezcla género negro y fantástico. Un atentado mata a una de las componentes de una familia del crimen organizado con poderes sobrenaturales que les proporcionan unas arañas parasitarias del espacio. La araña de la muerta acaba ocupando el cuerpo de un enigmático joven que en consecuencia se verá obligado a incorporarse a dicha familia, envuelta ahora en una guerra contra una mafia rival. Pero él tiene su propia agenda. Una historia bien escrita y que mantiene el suspense hasta las últimas páginas. De las series que más enganchado me han tenido este año.
10. ¡UNIVERSO!, de Albert Monteys
Con todo el respeto al enorme talento de Brian K. Vaughan y Marcos Martín, que es muchísimo (
Barrier también es más que interesante), creo que el mayor tesoro que está publicando
Panel Syndicate es esta serie de aparición cada vez más guadianesca pero resultados cada vez más brillantes, y de la que pienso que no se está hablando lo suficiente. En ella Albert Monteys se sacude su etiqueta de humorista para demostrar su enorme talento a la hora de crear comics de ciencia ficción. Es verdad que su sentido del humor sigue presente y que hay un permanente poso de ironía en sus historias, pero las dos entregas (¡sólo dos, ay!) que han aparecido este año dejan claro que tiene talento de sobra para desarrollar mundos fantásticos y situaciones dramáticas. Especialmente su quinto número, "Cristina del futuro", es antológico.
9. THE FIX, de Nick Spencer y Steve Lieber
Los autores de aquella pequeña joya que era
Superior Foes of Spiderman vuelven a recrear las desventuras de unos perdedores amorales, aunque en esta ocasión fuera de los límites del universo superheróico, lo que les permite mucha mayor sordidez. Dos policías corruptos metidos en líos y en busca de una aventura jugosa que vender a Hollywood por una fortuna se ven envueltos en atracos, asesinatos, problemas con un gangster psicópata y un intento de pasar mercancía ilegal por un aeropuerto vigilado por un perro policía excepcionalmente capaz. Pura diversión.
8. DEPT. H, de Matt Kindt
Interesantísimo y claustrofóbico thriller en el que una investigadora se enfrenta a los peligros de una base submarina a miles de metros de profundidad en la que el científico al frente ha muerto en lo que probablemente haya sido un acto de sabotaje perpetrado por alguno de los otros siete habitantes de la base. Matt Kindt demostrando que se encuentra en un gran momento creativo y con su esposa Sharlene encargándose de un color a acuarela que le da a la obra una estética muy personal. Más que recomendable.
7. PAPER GIRLS, de Brian K. Vaughan y Cliff Chiang
Confesaré que tardé cuatro o cinco números en conectar con esta serie, pero una vez que te metes, vaya si merece la pena. Vaughan está en el mejor momento de su carrera (también tiene en marcha la estupenda
Saga y la sorprendente
Barrier) y con esta serie está desarrollando una joya de ciencia-ficción que tengo muchas ganas de ver hacia dónde va, porque de momento solo se nos han mostrado fragmentos muy pequeños de una imagen completa que apunta a ser enorme.
6. PROVIDENCE, de Alan Moore y Jacen Burrows
La despedida de Alan Moore de los comics muestra que el barbudo de Northampton todavía podía aportar mucho al noveno arte si hubiera querido. Una inteligente revisión de los mitos lovecraftianos y del género del terror que se va cociendo a fuego lento, creciendo número a número, culminando el camino iniciado con
The Courtyard y
Neonomicón. Brillante.
5.PACIENCIA, de Daniel Clowes
A estas alturas nadie le puede discutir a Daniel Clowes que es uno de los autores más importantes e influyentes del cómic americano de los últimos 30 años. En su último trabajo se aleja de la experimentación formal de
Wilson, su trabajo más reciente (aunque no el más recientemente publicado) y regresa a la reinterpretación melancólica e introspectiva de la ciencia ficción que ya vimos en
El rayo mortal (publicada originalmente en 2004, pero que aquí llegó en 2013). Aquí Clowes nos ofrece una historia de viajes en el tiempo con un hombre totalmente obsesionado con la posibilidad de evitar el asesinato nunca resuelto de su mujer. Una historia muy bien llevada que mantiene en vilo hasta el final.
4. LAMIA, de Rayco Pulido
Un thriller estupendo ambientado en la Barcelona de la posguerra, con la sombra de un sanguinario asesino acechando sobre la ciudad. Rayco Pulido realiza su mejor trabajo hasta ahora, una obra redonda que atrapa al lector con un guión hitchcockiano y no lo suelta hasta la última página.
3. EL SHERIFF DE BABILONIA, de Tom King y Mitch Gerads
Éste ha sido el año de Tom King, que también ha firmado
The Vision para Marvel, con la que ha entrado en casi todas las listas de mejores tebeos del año en América. Para mí no está mal, pero quizá porque yo no soy muy de superhéroes me quedo con esta serie que creó para Vertigo, un thriller ambientado en el Bagdad posterior a la invasión americana. King trabajó para la CIA en Irak antes de volver a América para escribir comics, sabe de lo que habla y pinta una situación realista con personajes nada maniqueos y muchos tonos de gris.
2. EL ALA ROTA, de Antonio Altarriba y Kim
Más que secuela, complemento a la misma altura de la ya mítica
El arte de volar de los mismos autores, con la que forma un díptico difícil de superar. Tras contar la vida de su padre en aquella, Altarriba se dio cuenta de que en la obra había dejado de lado de manera injusta a su madre y le dedica a ella también un libro, y después de leerlo no cabe más que decir que sí, que ella también se lo merecía. Imprescindible.
1. LAST MAN, de Balak, Sanlaville y Vivés
Esta serie ya había entrado en mis dos últimas listas de los mejores comics del año, y con todo merecimiento. Pero una y otra vez, cuando piensas que no puede darte más sorpresas y que ya sabes por dónde van a salir los autores, éstos introducen nuevos giros que llevan la historia a otro nivel. No ha dejado de crecer hasta cotas que la aparente simplicidad de sus primeros volúmenes no permitía imaginar que alcanzaría. Ninguna lectura me ha dejado tan sin aliento este año como esta serie. Por favor, no os la perdáis.
MENCIONES ESPECIALES:
Como todos los años, me dejo fuera de la lista un montón de obras que me parece que merecen al menos una mención. Así que, como ya es habitual, voy a recogerlas aquí al pie de la lista y así aprovecho para hacer un comentario general sobre lo que se ha podido leer este año, sobre todo también como una especie de recordatorio para mí mismo.
En América las dos grandes se encuentran en un gran momento. De Marvel el título más alabado este año ha sido
The Vision (tanto que éste sí que he tenido que leerlo), pero también se han llevado muchas alabanzas títulos como
Viuda Negra,
Spider-Woman,
Caballero Luna o
Ms. Marvel, e incluso los títulos de
Star Wars han tenido muy buena respuesta. El gran evento del año ha sido la
Civil War II, pero la verdad es que no ha alcanzado el buen resultado de la primera. Y es que Bendis es buen guionista pero no tiene el punto transgresor de Millar para agitar los cimientos de todo un universo. En su subsello Icon ha seguido apareciendo espaciadamente
Powers y también la última serie de ciencia-ficción de Millar,
Empress.
DC por su parte parece que está ahora mismo realizando algunos de los mejores tebeos en bastante tiempo de sus tres héroes más populares,
Batman,
Superman y
Wonder Woman. También han lanzado unas extrañas revisitaciones de personajes de Hanna Barbera que, sin estar mal, han pillado a muchos lectores con el paso cambiado. Pero, bueno, a mí de DC lo que me ha interesado siempre ha sido la línea Vertigo, donde este año hemos visto títulos como
Clean Room,
Frostbite,
Unfollow, la longeva
Astro City o el divertimento punk de
Last gang in town, además de la abortada
Slash & burn, que a mí me gustaba pero la cerraron a los seis números, o el
Sheriff de Babilonia que ya está en la lista. No es mala cosecha.
Image sigue afianzada como la tercera grande, con superventas como
Los muertos vivientes e
Invencible, de la que se anuncia un inminente final, y algunas de mis series favoritas como
Lazarus,
Saga,
Paletos cabrones,
Balas perdidas o
The Wicked + The Divine. Pero los buenos títulos que ha estado publicando Image este año han sido muchos: además de los cinco que han entrado en la lista, ha tenido series como
Las tierras otoñales,
Birthright,
Bitch Planet,
Cry havoc,
Descender,
Este del Oeste,
Eclipse,
Faster than light,
The Fuse,
Glitterbomb,
Green Valley, la muy gamberra
I hate Fairyland,
Inyección,
Invisible republic,
Jupiter's Legacy,
Kill or be killed,
Low,
Monstress,
Moonshine,
Muerdeuñas,
No mercy,
Nowhere men,
Paria,
Postal,
Bella Muerte,
Prophet,
Reborn,
Red One,
Revival,
Rumble,
Seven to eternity,
Sex,
Snotgirl,
Southern Cross,
Surgeon X,
No son como nosotros,
Ladrón de ladrones,
Velvet,
The violent,
Violent love... Y no quiero olvidar
Morning Glories, que este año sólo ha publicado su número 50, quedando en pausa a media serie, y manteniendo a sus seguidores en ascuas sobre todos los enigmas que van a quedar abiertos como no regresen.
Dark Horse ha perdido volumen de mercado en los últimos años, pero no será por calidad, porque estan acertando mucho con los proyectos que publican. A títulos consolidados como los del universo
Hellboy,
Usagi Yojimbo o
Groo han sumado colecciones como
Black Hammer,
Briggs land,
Ether,
Harrow County,
House of penance, o
Mae, y novelas gráficas como
Aleister & Adolf o
The New Deal (que es del 2015 pero la he descubierto este año al aparecer en español), además de
Dept. H que ha entrado en la lista.
Por su parte, Archie Comics ha seguido consolidando su reiniciado universo, aunque de las nuevas series solo
Josie and the Pussycats parece alcanzar el estupendo nivel de
Archie y
Jughead. Su linea de terror ha vuelto a quedar este año un poco desatendida, pero es lógico si tenemos en cuenta que el guionista de esos títulos ha estado un poco ocupado escribiendo el inminente desembarco de Archie en la televisión.
Otra editorial que prepara desembarco televisivo es Valiant, con el tercer universo superheróico cohesionado más importante del cómic americano. Por el momento han seguido ganándose el favor del público con la buena acogida de series como
Archer & Armstrong,
Faith o
Generation Zero, además de otros títulos al margen como
Britannia, terror en época romana.
Pero quizá la editorial que más está creciendo sea Boom! Studios, que a títulos juveniles como la exitosa
Leñadoras,
Goldie Vance o
The Backstagers ha unido series como la ya mencionada
Weavers,
Joyride,
Namesake,
Slam!,
Strange attractors,
The Woods o la divertida
Giant days, una de las mejores comedias que se están publicando ahora mismo y que se ha ganado la consolidación como serie regular.
En cuanto al resto del panorama americano, igualmente ha habido cosas muy buenas entre las editoriales más pequeñas. Oni Press ha publicado series como
Jeff Steinberg,
Letter 44,
Stumptown o
The bunker, que parece haberse tomado actualmente una pausa. Fantagraphics ha lanzado el nuevo volumen de
Love & rockets de los hermanos Hernández y las nuevas entregas de
Hip hop family tree, después de que Ed Piskor abandonase el formato webcómic para pasarse al comic-book. Drawn & Quarterly ha publicado
María lloró sobre los pies de Jesús, lo nuevo de Chester Brown, y también suyo fue lo último de Adrian Tomine,
Intrusos, que salió a finales del 2015 pero que yo descubrí este año ya en español. IDW publicó
Satellite falling,
Archangel (con guión de William Gibson, padre del cyberpunk) o las nuevas aventuras de
Dirk Gently's Holistic Detective Agency. Dynamite publicó
Control o
The great divide. Titan publicó
Mycroft Holmes and the Apocalypsis Handbook (con guión de Kareem Abdul-Jabbar, leyenda de la NBA),
Peepland y nuevas aventuras de
Tank Girl. Terry Moore cerró
Rachel rising e inició una nueva serie,
Motor Girl. Jeff Smith dibujó por vez primera en mucho tiempo nuevas páginas de
Bone, para el libro que conmemoraba el 25 aniversario de la serie. Y, para acabar, dos títulos que han estado muy cerca de acabar en la lista: la relectura siniestra del subgénero de las
magical girls de
Tomboy, publicado por Action Lab, y la comedia nostálgica
4 kids walk into a bank, publicada por Black Mask.
En cuanto a cómic europeo, este año la cosecha ha sido bastante buena. Memorables álbums hemos tenido con
Gringos Locos de Schwartz y Yann,
Escapar de Guy Delisle o
La luna al revés de Blutch, por no hablar de maravillosas revisitaciones de clásicos como
El hombre que mató a Lucky Luke de Bonhomme o el divertidísimo Spirou de
Pánico en el Atlántico de Trondheim y Parme, para mí mejor que las nuevas aventuras oficiales del personaje (aunque éstas también merecen la lectura). Además se está reeditando un material añejo estupendo.
De manga en cambio poco puedo decir, porque la verdad es que reconozco que no le presto excesiva atención habitualmente, y cuando me pongo suelo leer alguna de las muchas obras que se me escaparon anteriormente, así que me mantengo desactualizado. De acuerdo a las recomendaciones de los que saben, el manga del año ha sido
Chiisakobee, de Minetarô Mochizuki, además de cualquiera de las muchas obras que se han publicado este año de Junji Ito. Tomo nota para echarles un vistazo en cuanto pueda. Por lo demás, y de los pocos autores que sigo, Urasawa sigue con un
Billy Bat que sigue teniendo momentos fascinantes pero que ya no estoy seguro de si sabe a dónde va, y los creadores de
Death Note y
Bakuman han iniciado una nueva serie llamada
Platinum End que de momento se deja leer.
En cuanto a los webcómics, este ha sido el año del final de
Homestuck, más de ocho mil páginas después, incluyendo animaciones y minijuegos. Sus literalmente millones de seguidores contemplaron un final bastante abierto y, aunque su creador Andrew Hussie ha reconocido que le gustaría añadir algún epílogo para cerrar cabos sueltos, lo cierto es que su futuro parece más cerca del mundo del videojuego que del cómic y que, además, cuando varios meses después añadió una coda, más que cerrar lo que hizo fue abrir muchos más interrogantes.
Por lo demás, sigo esperando a que Winston Rowntree regrese de vez en cuando a
Subnormality, dado que otros compromisos han hecho que tenga prácticamente abandonado mi webcómic favorito. Este año sólo una actualización, aunque, eso sí,
de las que valen la pena. A cambio, me he podido refugiar en
Eh, tío y
Strong female protagonist, dos webcomics estupendos que merece la pena seguir.
Y por último, queda hablar del cómic español. Ha sido un año en el que muchos autores han decidido centrarse en el mismo período histórico, la posguerra española, dando lugar a obras de mucha calidad pero con diversidad de géneros. Además de
El ala rota o
Lamia, de las que ya he hablado, ahí han estado también
Jamás tendré veinte años, de Jaime Martín; la divertida
El solar, homenaje de Alfonso López a Carpanta y otros personajes de Escobar; y la nueva entrega de
Paracuellos de Carlos Giménez. A éstas podría sumarse también
Interperie, adaptación de Javi Rey de la exitosa novela de Jesús Carrasco, que no deja clara su ubicación temporal pero que no estará muy lejos, como
Vencedor y vencido, cierre de la trilogía de Sento dedicada al Doctor Uriel y que trata, precisamente, del final de la guerra.
También han destacado las historias de género negro como
Cuentas pendientes de Sergi Álvarez y Sagar Forniés o
Palos de ciego, de El Irra. Santiago García y Luis Bustos entregaron el segundo volumen de
¡García!, que aun siendo muy bueno no me convenció tanto como el primero, aunque desde luego me deja con ganas de que se venda mucho para que los autores tengan que continuar con el personaje. Victor Puchalski se marcó un tour de force estilístico con
Enter the Kann. Marcos Prior y David Rubín realizaron un manifiesto político con
Gran Hotel Abismo. Alberto González satirizó la política española con
Todos los hijos de puta del mundo. Carlos Giménez habló de la vejez en
Crisálida. María Llovet progresa como autora con la sorprendente
Insecto. Javi de Castro adaptó los escritos de María Hernández para crear una estupenda obra acerca de sobrevivir al cáncer en
Que no, que no me muero. Y aunque no son realmente españoles sino argentinos incluyo en este apartado también a Diego Agrimbau y Lucas Varela, cuyo
Diagnósticos me ha gustado mucho.
Y dejo lo mejor para el final: el cómic aragonés ha vivido un año estupendo. La razón es obvia: ¡este año he publicado un cómic!
Los Amanticos: el huevo de dragón, dibujado por Daniel Foronda, que no es porque yo lo diga pero está bastante bien, y que ha hecho dignamente de telonero para
Amantes: la leyenda de Teruel, adaptación de la historia de los Amantes de Teruel dibujada por Juanfer Briones. Al año que viene, si todo va bien, sacaremos otro de los Amanticos.
Además el cómic aragonés ha dado títulos de tanto nivel como
La bondad y la ira, de Juan Pérez y Daniel Viñuales;
Descubriendo a Mosén Bruno, de Maxi Campo, Azagra y Revuelta;
Todos somos cocinicas, tercera entrega de los libros de cocina en cómic de Xcar, Azagra y Revuelta;
Memorias de un pene selecto de Carlos Melgares, que, ojo, no os engañe su estética feísta, es un tebeo muy disfrutable; una nueva entrega de
La guerra que dan las galaxias de Kalitos;
Los guionistas, el acercamiento de Roberto Malo y Moratha a las interioridades de la industria del porno; un nuevo
Little Renna de José Antonio Rubio y Daniel Zarzuelo... y además Álvaro Ortiz este año en vez de sacar un tebeo sacó dos: su acercamiento a Caravaggio
Dos Holandeses en Nápoles y un amplio cuaderno de viaje imaginativamente titulado
Viajes.
Como remate, el fanzine
Los Diletantes logró llevarse el premio al Mejor Fanzine en el Expocómic de Madrid... ¡un fanzine en el que yo colaboraba! ¡Albricias!
Y con esto cierro el resumen del 2016. ¡Espero que hayáis apuntado muchos títulos y los busquéis! ¡Y que tengamos todos feliz año!