La culpa la tiene la gente de Frunobuland y Pegamín, que con sus dossiers sobre wrestling me han provocado la necesidad de hacer un post sobre la lucha libre en los cómics de Jaime Hernández. No es que le vaya a descubrir nada al seguidor habitual de su obra, y quizá no le interese demasiado al que no sepa de quién demonios estoy hablando, pero, ¡qué caray! ¡Me apetece hacerlo! Además, La Cúpula va a editar este año la recopilación de Locas, nombre con el que se engloba generalmente la obra de Jaime Hernández, al igual que han editado recientemente la de Palomar de su hermano Beto (ambas lecturas imprescindibles).
Para profanos, decir que Jaime Hernández es uno de los grandes del cómic indie americano. Creador junto con su hermano Beto (un tercer hermano, Mario, fue el impulsor, pero luego se desvinculó del proyecto, aunque más recientemente ha vuelto a participar en la segunda época de la revista), de la mítica revista Love & Rockets. Allí ha desarrollado un particular universo alrededor de Maggie y Hopey, sus dos personajes principales, en el que el wrestling ha tenido un papel muy importante, especialmente en la saga de Chester Square y en la miniserie Whoa, Nellie!.
Ya en sus primeras historias Jaime Hernández nos presentaba un trasfondo en el que la tía de Maggie, Vicki Glori, con quien vivía y que la había criado, había conseguido recientemente coronarse como campeona del mundo de wrestling al derrotar a la gran Rena Titañon, que había ostentado el título durante 14 años, eso sí, mediante juego sucio (usó las cuerdas, todo el mundo lo vio por la tele). Lo que en principio podía ser un chiste marginal cobra importancia cuando en la saga de Mechanics Maggie tiene la oportunidad de conocer a Rena, todo un personaje que entre combate y combate aún tenía tiempo de ejercer como superheroína y recorrer el mundo luchando contra monstruos, combatiendo la injusticia y organizando revoluciones en países oprimidos.
Rena cuenta su historia en esta saga. Aficionada a los combates, conigue convencer a su ídolo, la campeona Tiger Rosa, de que la entrene, y pasa a profesional a los catorce años ganando además todos sus combates. Tiger Rosa la convence para que formen pareja, pero pronto Rena descubre que lo hace sólo para impedirle por contrato luchar en solitario y amenazar su título. Rena espera pacientemente el fin del contrato y vuelve a empezar desde abajo hasta conseguir por fin un combate por el título, que conquista con facilidad. Rivales de esta época serían Bad Montana Jane (campeona antes que Tiger Rosa), Ann Austin (campeona estatal), la Gorda María Bravo (campeona nacional), Mad Mala, Sultry Sirena, la Viuda Negra (a quien desenmascaró), Kitty Katz o Bull Marie.
Desde entonces Rena no vuelve a combatir. Aunque, como le dice a Maggie al final de esta saga, todavía quiere la revancha, lo cierto es que sus actividades políticas la mantienen muy ocupada y, de hecho, como se verá en la saga de Chester Square, ni siquiera puede mostrarse abiertamente en los Estados Unidos por temor a los poderosísimos enemigos que se ha hecho.
En realidad no eran tan encarnizadas enemigas. Rena y Maggie se harán grandes amigas. Vicki llorará tanto por Rena como por su sobrina cuando éstas han sido dadas por muertas en la saga de Las mujeres perdidas, hasta el punto de jurar que nunca más volverá a utilizar en el ring los trucos sucios que le dieron el título. Irónicamente, al comienzo de la siguiente saga, La muerte de Speedy (en la que Jaime abandona definitivamente el cómic de aventuras para hacer historias de personajes, más de sentimientos, más "cotidianas"), Vicki pierde el título ante una luchadora rusa (Seska el Viento Ruso, creo, aunque ahora cito de memoria) que, como ella en su momento, utiliza las cuerdas. Esto la sume en una depresión que la lleva a pedirle a Maggie que vuelva a vivir con ella, adquiriendo un protagonismo del que hasta entonces carecía en la serie.
Bueno, por hoy basta. Pulsa aquí para seguir con la historia de cómo Vicki Glori recupera y vuelve a perder el título y de lo que pasa después.
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